Cádiz, tierra de historia y naturaleza, alberga en su interior pequeños paraísos escondidos que cuentan relatos de otra época. Uno de estos rincones es el azud de El Portal, ubicado en el río Guadalete, cerca de la pequeña población del mismo nombre. Para los amantes del senderismo y la historia, proponemos una ruta que no solo recorre paisajes encantadores, sino que también nos permite entender el impacto que ciertas infraestructuras tienen en la vida local y el medio ambiente.
Nuestra travesía inicia en El Portal, una pequeña localidad situada en el corazón de Cádiz. El punto de partida es El Portalillo y, desde allí, nos dirigimos hacia el parque infantil, donde comenzamos a caminar por el camino situado en la margen derecha del río Guadalete. Este paseo de aproximadamente 700 metros nos lleva a una pequeña explanada desde la cual podemos observar dos estructuras significativas: el nuevo azud móvil a la derecha y el antiguo azud a la izquierda.
El nuevo azud de El Portal es una construcción imponente que duplica en longitud al original y se divide en dos partes bien diferenciadas. En la margen izquierda, encontramos una estructura formada por seis compuertas tipo Taintor, cada una de 10 metros de largo y 3 metros de altura, separadas por pilas de hormigón de 1,5 metros de ancho. Este sector del azud tiene una longitud total de 67,5 metros.
En la margen derecha, se ha conservado el aliviadero de labio fijo del antiguo azud, una estructura de 60 metros recubierta por una gran losa de hormigón que permite el rebose de la corriente del río. Esta obra fue concebida con el propósito de proporcionar agua a los regadíos de la Costa Noroeste. El agua es elevada mediante una estación de bombeo asegurando el suministro hídrico necesario para la agricultura de la región.
A pesar de su utilidad para los regadíos, la construcción del azud de El Portal ha tenido un impacto negativo en la fauna piscícola y en la vida de los habitantes locales. La fauna del río Guadalete, especialmente la piscícola, se ha visto gravemente afectada, perjudicando la pesca y, por ende, la economía de las poblaciones de El Portal y La Corta. Tradicionalmente, estos habitantes vivían de lo que el río les proporcionaba, pero con la creación del azud, estas actividades se vieron drásticamente reducidas.
El recorrido por El Portal nos recuerda tiempos en los que más de 150 personas dependían directamente de la pesca en el Guadalete. A mediados de los años sesenta, treinta y seis familias vivían de la pesca mediante zarampañas, un arte que consistía en tender redes entre ambas orillas del río. Sin embargo, esta práctica terminó desapareciendo debido a la contaminación del Guadalete en los años 60. El embarcadero de la Marina, cercano al Rancho de la Bola, era un lugar clave donde se desembarcaban torpedos y minas transportados en barcazas por el río. Estas instalaciones militares, construidas en los años 50, albergaban polvorines y hasta cien soldados y marineros entre 1954 y 1987, año de su cierre.
Tras su desafectación para usos de la defensa nacional en 2002, las instalaciones del Rancho de la Bola han quedado en estado de ruina, sirviendo como un triste recordatorio del pasado militar de la región. No obstante, estas ruinas añaden un aire de misterio y nostalgia al paisaje, invitando a los visitantes a reflexionar sobre la transformación de la zona a lo largo de los años.
La ruta por el azud de El Portal no es solo un paseo por la naturaleza, sino un viaje a través del tiempo que nos muestra cómo las infraestructuras pueden alterar la vida de las comunidades y el medio ambiente. Este recorrido nos permite apreciar la belleza natural de Cádiz y, al mismo tiempo, entender los desafíos y cambios que han moldeado la región. Para los amantes de la historia y la naturaleza, esta ruta ofrece una experiencia rica en conocimientos y emociones, conectándonos con el pasado y presente de este rincón andaluz.
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