El yacimiento arqueológico de Itálica, ubicado en el término municipal de Santiponce, a escasos kilómetros de Sevilla, es uno de los enclaves más fascinantes y emblemáticos de la historia romana en España. Fundada en el año 206 a.C. por Publio Cornelio Escipión durante la Segunda Guerra Púnica, Itálica se erige como la primera ciudad romana establecida en la península ibérica, marcando el inicio de un proceso de romanización que transformaría la historia de Hispania.
Orígenes turdetanos y fundación romana
Antes de la llegada de los romanos, Itálica fue hogar de una comunidad turdetana, cuyos orígenes se remontan al siglo IV a.C. Incluso, se sospecha que la ocupación humana en esta zona podría ser mucho más antigua. La elección de este asentamiento no fue casual: su proximidad al río Guadalquivir y la riqueza del entorno lo convertían en un lugar estratégico para los romanos.
Tras la victoria sobre los cartagineses, Escipión el Africano ordenó que los soldados heridos se asentaran en esta ciudad, integrándola dentro del orden político y social romano. La importancia de Itálica creció rápidamente, y en el año 45 a.C. recibió el título de municipium civium romanorum, consolidándose como un núcleo urbano destacado gracias a su apoyo a Pompeyo en las guerras civiles.
La época de oro de Itálica
El esplendor de Itálica se alcanzó durante los siglos I y II d.C., bajo los emperadores Trajano y Adriano, ambos nacidos en la región. Durante el mandato de Adriano, la ciudad experimentó una gran transformación, con la ampliación del núcleo urbano conocido como Nova Urbs, que incluía edificaciones emblemáticas como el impresionante anfiteatro, con capacidad para 25.000 espectadores, y el Traianeum, un templo dedicado al culto imperial. Esta época estuvo marcada por una intensa actividad cultural y arquitectónica, reflejo de la prosperidad de la ciudad.
Decadencia y abandono
A pesar de su magnificencia, Itálica comenzó a declinar en el siglo IV d.C. Estudios recientes indican que el abandono afectó principalmente a la Nova Urbs, mientras que el núcleo histórico de Santiponce continuó habitado. Durante la etapa visigoda, Itálica mantuvo cierta relevancia, como lo demuestran los concilios celebrados bajo los obispos italicenses. Incluso bajo dominio musulmán, la ciudad fue mencionada en textos árabes, lo que evidencia que su recuerdo perduró.
Sin embargo, hacia el siglo XII, Itálica fue abandonada definitivamente. El paraje quedó reducido a lo que se conoció como «Campos de Talica» o «Sevilla la Vieja», convirtiéndose en un recuerdo arqueológico.
Patrimonio arqueológico y visitas actuales
Hoy en día, Itálica es un tesoro arqueológico que ofrece una visión inigualable de la vida en una ciudad romana. Entre sus ruinas se encuentran las antiguas murallas, termas, acueductos, casas con magníficos mosaicos, y el icónico anfiteatro. Estos restos evidencian la vitalidad y el dinamismo de una urbe que fue pionera en la romanización de Hispania.
El conjunto arqueológico, declarado Bien de Interés Cultural, es un destino turístico clave en Andalucía, atrayendo a visitantes interesados en la historia y el patrimonio.
Itálica en el imaginario histórico
La importancia de Itálica trasciende lo meramente arqueológico. Es un símbolo de la integración cultural que Roma promovió en sus provincias y un recordatorio del esplendor que alcanzaron las ciudades de Hispania. En este rincón de Santiponce, los ecos del pasado resuenan con fuerza, invitando a descubrir la grandeza de una de las ciudades más importantes del Imperio Romano.
Si deseas explorar un pedazo de la historia antigua, no puedes dejar de visitar este yacimiento romano en Santiponce, un viaje al corazón de Hispania romana.
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