pilares del puente de san alejandro
pilares del puente de san alejandro

Si paseas por el Parque Calderón o entras a El Puerto por Pozos Dulces, verás tres cilindros verdes, oxidados y testarudos plantados en medio del río. Son los pilares del último Puente de San Alejandro, el puente metálico de 1883 que sustituyó al colgante de 1846 y que fue desmontado en 1977. No son restos cualquiera: son piezas de ingeniería que se han convertido, casi sin querer, en parte del paisaje portuense y en recordatorio físico de cómo el Guadalete ha marcado la vida de la ciudad.

De barcas, cadenas y vigas de hierro: una saga de puentes

El “San Alejandro” no fue un puente, sino varios a lo largo de dos siglos:

  • 1779: se inaugura el puente de barcas y levadizo promovido por el capitán general Alejandro O’Reilly. La inauguración terminó en tragedia cuando cedió la parte móvil por el exceso de público —las fuentes coetáneas hablan de más de un centenar de víctimas—. Aun así, reparado, fue el paso habitual hasta mediados del XIX.
  • 1846: llega el puente colgante diseñado por Marc (Jules) Séguin: tablero de madera y cables de hierro. Sufrió un incendio en 1859 y se desplomó en 1877.
  • 1883: se levanta el puente metálico “carreteril”, de tres tramos rectos sobre pilas de hierro, que prestó servicio hasta 1977, cuando se desmontó… pero sus pilas quedaron en el cauce. Ahí siguen.

La mejor síntesis académica de esta secuencia la ofrece el historiador del arte José Manuel Baena Gallé (Univ. de Sevilla), que además documenta gráficamente la persistencia de estos apoyos en el lecho del río.

¿Por qué quedaron los pilares en el río?

Cuando en 1977 se retiró la estructura metálica, no se demolieron todas las pilas. La explicación es prosaica: desmontar apoyos en el cauce es caro, complejo y técnicamente delicado (fondos fangosos, marea, seguridad, afección a corrientes). Lo habitual en obras de esa época era retirar el tablero y dejar los apoyos si no estorbaban a la navegación. La propia bibliografía especializada sobre el puente señala que, tras su desmantelamiento, “se conservan los accesos en las márgenes y los pilares de sujeción en su lecho”. Es decir, fue una decisión práctica de obra que terminó regalándonos tres hitos paisajísticos.

A día de hoy, la prensa local resume así lo que vemos: de las cuatro pilastras originales del puente metálico, solo permanecen en pie tres; además, se han oxidado por falta de mantenimiento desde hace décadas.

¿Y el cuarto pilar?

No encontré un documento público único y claro (al menos accesible) que explique cuándo y por qué desapareció ese cuarto apoyo. Las crónicas locales únicamente constatan que hoy quedan tres. Cabe la posibilidad —y así lo sugieren testimonios hemerográficos— de que se retirara durante el propio desmontaje de 1977 o en actuaciones posteriores en la ribera para mejorar alineaciones o por seguridad, pero no he encontrado una resolución oficial que lo detalle. Si sales al río con marea muy baja, la topografía del cauce ayuda a imaginar dónde pudo estar.

Paisaje con memoria: por qué forman parte del “Puerto” y del Guadalete

  • Marca visual. Desde la orilla del Parque Calderón dialogan con fachadas, palmeras y trenes que cruzan aguas arriba. Muchos portuenses los identifican ya como un rasgo de la postal urbana.
  • Capas de historia. En el mismo tramo de río convivieron restos de un puente romano (visible en el famoso dibujo de Wyngaerde de 1567), el puente de barcas de O’Reilly y los puentes del XIX. Los pilares metálicos actúan como puntos de lectura de esas capas.
  • Memoria industrial. Son testigos de la ingeniería del hierro en la Bahía y de una ciudad que se modernizaba a golpe de puente, muelle y ferrocarril.

Hitos (curiosos) tras la demolición

  • 1998–2000: la “fuente luminosa”. Se instalaron luminarias sobre las pilas, pintadas de verde y rotuladas “El Puerto”. La idea se retiró por molestias y daños a la vegetación… y ahí quedaron, otra vez, a su aire.
  • 2006: rescate in extremis del puente ferroviario. Mientras los pilares del carreteril languidecían, el viejo puente de trenes de 1860–62 —primera línea ferroviaria de Andalucía— se salvó del soplete gracias a la presión de Patrimonio municipal y Ecologistas en Acción, quedándose 80 de sus 160 metros para darle una segunda vida.
  • 2023–2024: nueva ubicación y uso. Esos tramos ferroviarios restaurados han sido colocados sobre el río San Pedro como pasarela verde para peatones y bicis, cosiendo el territorio entre Puerto Real, El Puerto y el campus. Patrimonio industrial que vuelve a ser útil.
  • Y el presente: el Ayuntamiento sigue impulsando nuevas pasarelas para pacificar el tráfico y reconciliar la ciudad con su río. El debate sobre qué hacer con las pilas (adecentarlas, señalizarlas, integrarlas mejor) reaparece cada cierto tiempo.

Consejos para el viajero curioso

Acércate a pie por el Parque Calderón, juega con las mareas (con bajamar se aprecia mejor su basamento) y mira río arriba: entenderás cómo el Guadalete estructura El Puerto. Si te interesa la historia, lleva en el móvil la vista de Wyngaerde (1567): verás que el río ya era un “archivo” mucho antes de O’Reilly.

Fuentes y lecturas recomendadas

  • Baena Gallé, J. M.El puente de San Alejandro de El Puerto de Santa María en 1779. Nuevas aportaciones para su historia.” Laboratorio de Arte 24 (2012). Síntesis académica con documentos e iconografía; menciona la conservación de pilares en el lecho tras 1977.
  • Pomar Rodil, P. J.Los puentes del río Guadalete.” Univ. de Cádiz, 2015. Panorama histórico; recuerda que del puente de 1883 “dan aún testimonio en el lecho, los pilares”.
  • Diario de Cádiz (Teresa Almendros). “Una pésima tarjeta de visita” (2015). Crónica local que precisa que solo quedan tres de las cuatro pilastras y repasa intervenciones (pintura, fuente).
  • Gente del Puerto (Enrique Pérez Fernández y otros). Varios artículos divulgativos sobre el puente colgante y la secuencia de puentes de San Alejandro.
  • Diario de Cádiz / La Voz Digital. Rescate y segunda vida del puente ferroviario de San Alejandro como pasarela del río San Pedro (2023–2024).

Galería de fotografías

Los tres pilares no son “chatarra poética”. Son hitos urbanos: recuerdan que el Guadalete no separa, sino que conecta. Y que El Puerto ha aprendido —a veces a golpes de historia— que sus puentes, incluso cuando ya no existen, siguen tendidos mientras queden señales que los cuenten. Hoy, esos cilindros verdosos hacen de vigías del río y de marcadores de memoria. Y sí: merecen que los cuidemos un poco mejor.

pilares del puente de San Alejandro en El Puerto de Santa María
pilares del puente de San Alejandro en El Puerto de Santa María
una panorámica de los pilares con pozos dulces al fondo
una panorámica de los pilares con pozos dulces al fondo
tan solo sobreviven tres de los cuatro pilares y, algunos de ellos en muy mal estado
tan solo sobreviven tres de los cuatro pilares y, algunos de ellos en muy mal estado
estos pilares forman parte ya del perfil urbano de El Puerto de Santa María
estos pilares forman parte ya del perfil urbano de El Puerto de Santa María

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