Hoy os invito a sumergirse en la fascinante historia de un elemento clave de nuestro pasado urbano: la fuente de la plaza de la pescadería, del siglo XVIII.
Esta pieza no es solo un adorno. Ella es testigo silenciosa del esplendor mercantil de nuestra ciudad. Actualmente, descansa en la serenidad del Parque Calderón. Sin embargo, su legítimo hogar se encuentra en el corazón portuario de El Puerto de Santa María.
La fuente: origen y propósito (1753)
La fuente del siglo XVIII nace de una necesidad vital. La ciudad finalizó su gran obra de traída de aguas en 1734. Este proyecto permitió la instalación de fuentes públicas.
El Puerto decidió levantar esta fuente en 1753. Su emplazamiento original, la Plaza de la Pescadería, no era casual. Esta plaza funcionaba como el Muelle Diagonal, la puerta de entrada para los viajeros que llegaban desde Cádiz por mar.
La fuente cumplía un doble propósito claro. Era fundamentalmente utilitaria, pues abastecía de agua potable a los porteños. También tenía un carácter ornamental. Buscaba embellecer la plaza y ofrecer una bienvenida monumental a los visitantes. Esta pieza representa el tipo de fuente pública barroca/neoclásica, diseñada para servir y, a la vez, prestigiar el espacio urbano.
El viaje de un símbolo: el periplo histórico de la fuente de la plaza de la Pescadería
Nuestra fuente es una viajera incansable. Su periplo histórico dibuja las vicisitudes de la ciudad. Ella no siempre lució en el apacible Parque Calderón. Nació presidiendo la Plaza de la Pescadería en 1753. Este fue su destino original. Sirvió allí durante casi dos siglos.
El símbolo conoció su primera gran transformación urbana al llegar el primer tercio del siglo XX. El Ayuntamiento la sacó de su núcleo comercial. Dejó la vitalidad de la Plaza de la Pescadería. El traslado la llevó al sereno patio del ex-Convento de Santo Domingo. Este fue su primer refugio.
El movimiento continuó. Poco después, la pieza barroca se reubicó de nuevo. Encontró una parada temporal en los jardines de la antigua estación de ferrocarril. Su destino final, al menos por ahora, se selló en 1987. Las autoridades la trasladaron e instalaron en el Parque Calderón. Allí permanece. Ella adorna hoy este espacio verde.
Un detalle para el turista cultural que viene a El Puerto de Santa María
Cuando te acerques a la fuente en el Parque Calderón, recuerda su pasado. No mires solo el agua. Observa la piedra. Ella atestigua su función esencial en el siglo XVIII. Piensa en la Plaza de la Pescadería. Imagina el ajetreo del muelle y los barcos atracando. Esta fuente era la primera imagen de progreso y riqueza que se llevaban los viajeros al desembarcar.
Hoy, asociaciones como Betilo luchan por su regreso. Piden su reubicación en la Plaza de la Pescadería. Argumentan que el patrimonio debe recuperar su lugar original. Su retorno honraría la historia de un espacio monumental, rodeado de edificios como la Aduana y el Castillo de San Marcos.
Entender la fuente es comprender la conexión entre el agua, el comercio y la vida social en el Puerto del siglo XVIII. Su historia es una lección sobre la importancia de conservar y valorar nuestros símbolos urbanos en su contexto.
¡Te invito a visitar ambos lugares! Conoce la fuente. Siente la historia de la Plaza de la Pescadería. Juntos, valoramos y defendemos nuestro rico patrimonio.
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