Un bastión frente al Atlántico. El castillo de Santa Catalina se alza en la punta del Nao, en el extremo norte de la playa de La Caleta. Defiende el frente más expuesto de la ciudad y dialoga, a distancia, con el castillo de San Sebastián. Su silueta estrellada revela la ingeniería militar moderna. Su uso actual apuesta por la cultura y la visita pública.
Orígenes y promotores
El origen inmediato se sitúa en el ataque anglo-neerlandés de 1596. La Corona decidió reforzar la plaza de Cádiz tras aquel desastre. Felipe II ordenó levantar una nueva fortaleza y confió el proyecto al ingeniero Cristóbal de Rojas. La Real Cédula se expidió el 25 de octubre de 1597. Las obras arrancaron en 1598 y concluyeron el 5 de septiembre de 1621, ya en tiempos de Felipe III.
El contexto histórico: el saqueo de 1596
En 1596, una poderosa flota anglo‑holandesa, al mando del conde de Essex, asaltó y saqueó Cádiz, provocando destrucción y desmoralización. Esta incursión demostró que la ciudad carecía de un sistema defensivo moderno y eficaz en su frente marítimo más débil: la bahía de La Caleta. Ante esta amenaza, el rey Felipe II actuó con urgencia para restaurar la seguridad urbana y ordenó el diseño de una nueva fortificación.
Encargo real y elección del ingeniero
El 25 de octubre de 1597, Felipe II expidió una Real Cédula mediante la cual encargó al ingeniero militar Cristóbal de Rojas el proyecto de defensa. Rojas contaba con una sólida formación en matemáticas, arquitectura y fortificación, y ya había participado en labores en Cádiz y Sanlúcar, así como en la construcción del Monasterio del Escorial. Su nombramiento reflejó la voluntad de la Corona de emplear medios técnicos avanzados para proteger la ciudad.
La visión de Cristóbal de Rojas
Rojas diseñó un castillo de planta pentagonal, con influencias de la escuela italiana de ingeniería militar, que basaba sus fortalezas en trazados geométricos y flanqueos: la silueta estrellada del frente marítimo garantizaba cobertura de fuego cruzado hacia el entorno de La Caleta. Previó que, al proteger eficazmente ese acceso, se dificultaría un posible desembarco y, al mismo tiempo, se permitiría el suministro nocturno de víveres o la llegada de refuerzos, todo ello bajo el amparo de la fortaleza.
Proyecto ambicioso, obra limitada
Rojas murió en Cádiz antes de ver terminada la fortaleza —su fallecimiento tuvo lugar en 1614— y las obras avanzaron bajo la tutela de su sucesor, el ingeniero Ignacio de Sala. El plan inicial contemplaba una ciudadela más amplia, integrada en un sistema de defensa mayor. Pero la ejecución se redujo a un castillo compacto, aunque eficaz, que se completó el 5 de septiembre de 1621 durante el reinado de Felipe III
¿Por qué aquí? La lógica del emplazamiento
La Caleta se abre como una bocana natural hacia el Atlántico. La punta del Nao domina ese paso y cubre el flanco norte del istmo. Desde Santa Catalina se cruzan fuegos con San Sebastián y se protege la ensenada, zona de varadero y abrigo. Rojas planteó un frente abaluartado hacia el mar y una línea recta con puerta central hacia tierra, acorde con la doctrina italiana de la época.
1. Punto defensivo natural frente a posibles desembarcos
La trayectoria del ataque anglo‑neerlandés en 1596 reveló la vulnerabilidad del flanco norte de Cádiz, especialmente en la zona de La Caleta. Pues bien, la punta del Nao, donde se levantó el castillo, domina el acceso desde el mar y constituye un lugar clave para impedir desembarcos. Desde allí se controla tanto la entrada marítima como la pequeña ensenada que servía de refugio a embarcaciones y actividades portuarias locales.
Cristóbal de Rojas, al diseñar el fuerte, lo dotó de un frente abaluartado que garantizara cobertura cruzada del fuego. Gracias a ello se podía vigilar y neutralizar mejor las embarcaciones hostiles entrando por poniente o por el sur de la ciudad.
2. Cierre eficaz de la playa de La Caleta
La Caleta, aunque de extención reducida, actuaba como puerto natural histórico desde tiempos fenicios, cartagineses y romanos. En este lugar fondeaban embarcaciones con facilidad. Ubicar allí el castillo permitió blindar ese punto de fondeo habitual, evitar infiltraciones desde esa entrada y proteger el canal que conectaba con la bahía.
Construir el castillo «sobre escollos de piedra y avanzada en el mar» le permitía actuar como barrera física frente al Atlántico y al mismo tiempo cerrar de manera eficiente el extremo de la playa.
3. Diálogo defensivo con otras fortificaciones
El Castillo de Santa Catalina no actuó en solitario. Su emplazamiento establece un diálogo estratégico con el Castillo de San Sebastián, al otro extremo de la playa de La Caleta, y con baluartes cercanos como el del Orejón. Juntos forman un frente defensivo coordinado que protege el sector noroeste de la ciudad.
Con su planta estrellada proyectada hacia el mar, Santa Catalina cubre visual y artilleramente el acceso desde distintas direcciones. Mientras, la parte terrestre, con muralla y puerta protegida por semibaluartes y foso, refuerza la protección del frente urbano inmediato.
4. Rechazo urbano inicial y la visión del ingeniero
En su momento, la elección de construir tan alejado del casco urbano generó cierta controvèrsia local. Parte de la ciudad consideraba la inversión excesiva dado que, a principios del siglo XVII, la ciudad se concentraba en torno a la actual calle Sagasta. Sin embargo, Cristóbal de Rojas defendió que ese lugar era el más estratégico: permitía proteger los posibles desembarcos en La Caleta, controlar el paso marítimo principal hacia la bahía y, si fuera necesario, garantizar la llegada de refuerzos o víveres desde el mar protegido .
5. Consecuencias a largo plazo
Este planteamiento estratégico perduró en el tiempo. A lo largo del siglo XVIII se proyectaron hasta reformas que permitirían convertir Santa Catalina en ciudadela principal de Cádiz, si bien al final quedaron en propuesta. Su impacto también trascendió geográficamente: sirvió de modelo arquitectónico e ingenieril para fortalezas en Latinoamérica (Santiago de Cuba, Veracruz, La Habana, San Juan de Puerto Rico)
Trazas y construcción
Rojas diseñó una planta pentagonal con puntas que se proyectan al océano. La plaza de armas organiza los cuarteles, la casa del gobernador y los servicios. En 1693 se añadió la capilla, dedicada a Santa Catalina de Alejandría y a la Purísima Concepción. La fábrica combina el trazado abaluartado con soluciones adaptadas al roquedo y a los temporales de levante.
Planta pentagonal con traza estrellada hacia el mar
Cristóbal de Rojas diseñó el castillo con una planta pentagonal. El frente que da al mar adopta una figura estrellada de tres puntas. Estas puntas laterales ofrecen cobertura cruzada hacia los flancos marítimos. Así, el fuego desde el castillo protegía no solo La Caleta, sino también posibles embarcaciones enemigas que intentaran aproximarse desde distintos ángulos.
En tierra, el castillo se cierra con una muralla lineal. Su puerta central, protegida por dos semibaluartes, sirve de único acceso. Justo frente, un foso con puente (leve y levadizo) completaba la protección tradicional. El rastrillo, detalle clave, procede del Arco del Pópulo, reutilizado como defensa extra.
Distribución interior: funcionalidad y orden
El interior se organiza en torno a una plaza de armas. La definen pabellones, cuarteles y almacenes distribuidos a su alrededor. Un aljibe central abastecía de agua, con decoraciones que representan barcos de época. En 1693, Carlos II añadió una capilla—nave de bóveda de cañón, coro alto y espadaña sencilla—en uno de los costados, integrando lo espiritual en la planta militar.
Materiales y construcción: tradición y adaptación
Los muros se levantaron en piedra ostionera, típica de la zona. En los elementos interiores—arcos, ventanas, bóvedas—emplearon ladrillo para articular volumen, techumbre y detalles. El diseño demuestra dominio del estilo “poliorcético italianizante” del siglo XVI: precisión geométrica, funcionalidad defensiva y adaptación a las condiciones del terreno
Este trazado encarna una fortaleza moderna para su tiempo. Combina lógica militar, adaptación al entorno costero y flexibilidad funcional: fue baluarte defensivo, prisión y ahora, espacio cultural.
Propósitos iniciales y evolución de usos
El propósito inicial fue inequívoco: cerrar el acceso por La Caleta y reforzar el sistema defensivo urbano tras 1596. La fortaleza actuó como ciudadela avanzada y pieza maestra del frente oceánico. En 1769, Carlos III ordenó convertirla en prisión militar para reos de “condición superior”. Mantuvo ese uso durante buena parte de la Edad Contemporánea. La documentación del Ministerio de Cultura conserva fondos de la prisión con miles de expedientes personales.
Defensa ante ataques exteriores
Tras el saqueo anglo-neerlandés de 1596, conocido como el “Saco Inglés”, Cádiz mostró una alarmante debilidad en su flanco marítimo. Para subsanar esa vulnerabilidad, Felipe II ordenó construir una fortaleza en la playa de La Caleta mediante una Real Cédula del 25 de octubre de 1597. Cristóbal de Rojas recibió el encargo de ejecutar el proyecto, cuya finalidad era defender la bahía y asegurar la ciudad frente a nuevos ataques nucleados desde el mar.
Fortificación moderna con diseño de vanguardia
El propósito fue más que puramente defensivo. El castillo pretendía convertirse en pieza central de un sistema defensivo abaluartado diseñado con criterios italianizantes: planta pentagonal, frente estrellado hacia el mar y muralla rectilínea en tierra, flanqueada por semibaluartes, foso y puente levadizo. Se proyectó un frente abaluartado adicional que convertiría a Santa Catalina en una auténtica ciudadela de la ciudad.
Conservación del espacio estratégico
La fortaleza cerraba uno de los pocos accesos naturales a la costa gaditana. Con su traza, bloqueaba desembarcos y protegía la entrada principal de Cádiz por el norte. Mientras, su diseño permitía recibir suministros y refuerzos desde el mar, si fuera necesario, bajo cobertura artillera.
Evolución funcional a lo largo de los siglos
- Capilla para uso castrense y culto: En 1693, Carlos II mandó levantar una capilla y sacristía dentro del castillo en honor a Santa Catalina de Alejandría y la Purísima Concepción. Se integró una nave con bóveda de cañón, coro alto y espadaña, sumando valor espiritual al recinto militar.
- Prisión militar para figuras destacadas: En 1769, bajo Carlos III, la fortaleza cambió su función. Se convirtió en prisión militar reservada para personas de “condición superior”, no presos comunes. Allí quedaron presos líderes liberales e independentistas americanos. Mariano Abasolo, el insurgente mexicano, falleció en el castillo en 1816.
- Cese de uso castrense y transformación cultural: El Ministerio de Defensa desocupó la fortaleza en 1991. Posteriormente, un acuerdo con el Ayuntamiento de Cádiz permitió su rehabilitación mediante una escuela-taller. El castillo empezó a funcionar como centro cultural con exposiciones, conciertos, talleres y sede del festival de cine Alcances
Anecdotario e hitos históricos
Inscripciones y huellas personales
Los muros del castillo guardan marcas del pasado. Muchos prisioneros dejaron inscripciones y grabados: nombres, fechas o dibujos. Esas marcas revelan historias íntimas y cotidianas entre sus paredes. Además, una leyenda local habla de un fantasma que algunos visitantes aseguran haber visto durante las noches de luna llena. Esta presencia espectral añade misterio al entorno emblemático del castillo.
La talla de la Virgen del Buen Camino
Dentro de la capilla construida en 1693 surgió una curiosa historia: se conserva todavía la talla de la Virgen del Buen Camino, también llamada Virgen del Buen Viaje. Cuenta la tradición que un marinero quiso llevársela para que lo protegiera en alta mar. Al no poder moverla, se llevó al menos un fragmento… los dos pies del Niño Jesús desaparecieron.
Prisioneros ilustres y momentos clave
- Aquí murió Mariano Abasolo, insurgente de la independencia mexicana, el 14 de abril de 1816. Murió de tuberculosis en brazos de su esposa tras cinco años de cautiverio.
- El militar británico John Downie estuvo preso aquí en 1820 por su apoyo al rey Fernando VII. Recuperó la libertad en 1823 con el retorno monárquico.
- En la década de 1980, el castillo albergó a detenidos del golpe de Estado del 23-F. El Ministerio de Defensa lo abandonó definitivamente en 1991.
Cine y cultura entre sus muros
El entorno del castillo también ha servido de escenario para rodajes de cine y series, gracias a su atmósfera auténtica y vistas impactantes sobre La Caleta.
Visitas nocturnas y programas patrimoniales
Hoy en día, compañías patrimoniales como Tapeca organizan actividades lúdicas con encanto:
- “Relatos y leyendas al atardecer”, donde personajes históricos (fenicios, romanos, neandertales…) cobran voz entre muros centenarios.
- “Un verano de romanos”, talleres interactivos para que niños vivan la historia con juegos y manualidades en un entorno real.
Estado y función actuales
Defensa dejó de utilizar el castillo a finales del siglo XX. El conjunto goza de protección BIC y figura en los registros andaluces de patrimonio. El Ayuntamiento de Cádiz lo gestiona como espacio cultural y de ocio: exposiciones, talleres, conciertos y actividades estivales en su plaza de armas. La visita es libre salvo programación específica, con horario amplio.
Claves para la visita
- Qué mirar: el perfil estrellado de los baluartes, la capilla barroca (1693) y las vistas sobre La Caleta y San Sebastián.
- Contexto: entiendes mejor Santa Catalina si la conectas con el “modelo defensivo” de Cádiz entre los siglos XVII y XVIII.
- Hoy: agenda cultural activa y acceso gratuito salvo eventos.
Galería visual: el Castillo de Santa Catalina en imágenes
Recorrer el Castillo de Santa Catalina es adentrarse en más de cuatro siglos de historia gaditana. Sus murallas, diseñadas para resistir ataques marítimos, se abren hoy a la contemplación tranquila del visitante. Desde sus baluartes se dominan las aguas de La Caleta y se aprecia la armonía entre arquitectura militar y paisaje costero. Esta galería reúne instantáneas que muestran la fortaleza desde distintos ángulos y momentos del día: la geometría de sus trazas, la textura de la piedra ostionera, la sobriedad de su capilla y la vida cultural que late en su plaza de armas. Un viaje visual que invita a mirar, descubrir y sentir este emblema del patrimonio de Cádiz.




Bibliografía y recursos recomendados
- Ayuntamiento de Cádiz: ficha institucional y usos culturales del castillo.
- Universidad (UPO / proyecto Fortificaciones de Cádiz): cronología de obra, capilla de 1693 y conversión en prisión en 1769.
- Universidad de Sevilla – Encrucijada: estudio del modelo defensivo de La Caleta y datos de finalización (1621).
- Ministerio de Cultura (Censo-Guía de Archivos): fondos de la Prisión Militar Castillo de Santa Catalina.
- Fuentes mexicanas sobre Mariano Abasolo y su muerte en el castillo.
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