Descubro una joya oculta en El Puerto de Santa María situada en los antiguos terrenos de la bodega San José del Pino. Se trata de la vivienda conocida como La Casa de la Viuda de Terry, perteneciente a Doña Isabel Merello, viuda de Fernando Terry y del Cuvillo.
Orígenes y construcción de la casa de la viuda de Terry
La Casa de la Viuda de Terry se alza en una de las zonas más emblemáticas de El Puerto de Santa María, entre viñedos, bodegas y memoria familiar. Se construyó en 1975, aunque su arquitectura evoca una estética clásica andaluza anterior. Su ubicación exacta corresponde con los terrenos de la antigua bodega San José del Pino, propiedad de la familia Terry desde finales del siglo XIX.
Esta familia, ligada a la tradición vinícola del Marco de Jerez, marcó el desarrollo económico y social del Puerto durante buena parte del siglo XX. Cuando Fernando Terry y del Cuvillo falleció, su viuda, Doña Isabel Merello, decidió levantar allí una nueva vivienda. Quiso una casa noble, rodeada de jardines, con galerías, arquerías y tejados que recordaran las casas solariegas andaluzas.
Mezcla de elementos tradicionales y funcionales
El diseño de la casa mezcla elementos tradicionales y funcionales. Cuenta con un amplio zaguán de entrada, escaleras de mármol, techos altos, rejas de forja, carpintería en maderas nobles y detalles decorativos que muestran buen gusto y cierto aire aristocrático. También tiene patios interiores y zonas de esparcimiento que mantienen la esencia de la vivienda señorial portuense.
Elección del lugar
La elección del lugar no fue casual. Para la familia Terry‑Merello, esa finca simbolizaba tradición, recuerdo y linaje. Allí trabajaron generaciones de bodegueros y se entrelazaron las historias del vino, la caridad y el compromiso local. Isabel Merello quiso perpetuar ese legado construyendo una casa que representara su identidad y su conexión con la ciudad.
Aunque muchos piensan que la vivienda data del siglo XIX por su estilo y proporciones, la realidad es que fue una obra moderna con vocación histórica, en la que su propietaria buscó rendir homenaje al pasado sin renunciar a las comodidades del presente.
Doña Isabel Merello (“viuda de Terry”)
Isabel Merello y Álvarez Campana representa una de las figuras femeninas más influyentes del siglo XX en El Puerto de Santa María. Nacida en una familia de arraigo gaditano y casada con Fernando Terry y del Cuvillo, heredero de la prestigiosa firma vinatera Terry, Isabel no solo mantuvo el legado de su marido, sino que lo engrandeció con una vida dedicada al servicio social, la beneficencia y la educación.
La viuda de Terry
Conocida cariñosamente como “la viuda de Terry”, cultivó un perfil reservado y elegante. Sin embargo, su impacto público fue extraordinario. Desde su posición de privilegio, desplegó una constante actividad filantrópica que dejó huella profunda en la ciudad. Durante décadas presidió la Cruz Roja local, institución que fortaleció con recursos, voluntariado y dedicación personal. Bajo su liderazgo, la organización amplió su presencia en la ciudad y ofreció asistencia real a los más necesitados.
Mecenas
Uno de sus mayores logros fue impulsar la fundación del Colegio La Salle‑Santa Natalia, junto al conde de Osborne. Isabel Merello donó terrenos y facilitó recursos para hacer realidad un centro educativo que hoy sigue funcionando y que ha formado a generaciones de portuenses. Para ella, la educación de los hijos de los trabajadores bodegueros representaba un deber moral y una inversión de futuro.
Además, promovió la construcción de viviendas para empleados de la bodega Terry. Creía firmemente en la dignidad del trabajador y en la necesidad de garantizar estabilidad familiar. Estas viviendas, funcionales y asequibles, mejoraron la calidad de vida de muchas familias que dependían directa o indirectamente del sector vinatero.
Compromiso y reconocimientos
Su compromiso le valió importantes reconocimientos. En 1963, el Estado español le concedió la Gran Cruz de la Orden Civil de Beneficencia, una de las más altas distinciones al mérito social. No obstante, Isabel nunca buscó protagonismo. Siempre actuó desde la discreción y el convencimiento ético.
Legado
Falleció en 1996, y su legado continúa presente en diversas instituciones que ayudó a crear o sostener. En 2009, el Ayuntamiento de El Puerto de Santa María rindió homenaje a su figura dando su nombre a un parque en la urbanización El Águila: el Parque Isabel Merello, un gesto simbólico que reconoce una vida entregada al bien común.
Valor histórico de la casa de la Viuda de Terry
La Casa de la Viuda de Terry, hoy en estado ruinoso, fue testigo de sus últimos años y representa el símbolo físico de una mujer que encarnó la elegancia, la generosidad y el compromiso con su ciudad. Su recuerdo vive no solo en la piedra y la historia, sino en la gratitud de quienes aún reconocen su obra.
Hitos históricos
Isabel ganó gran prestigio local gracias a su labor social:
- Presidió la Cruz Roja de El Puerto durante décadas.
- Coordinó la fundación del Colegio La Salle junto al Conde de Osborne.
- Creó viviendas para trabajadores de las bodegas.
- Recibió la Gran Cruz de la Orden Civil de Beneficencia en 1963.
- En 2009, el Ayuntamiento bautizó un parque urbano en la urbanización El Águila con su nombre.
Falleció en 1996. Durante años, su casa estuvo custodiada por un vigilante; hacia 2008, ya quedó desprotegida y comenzó a sufrir actos vandálicos.
Estado actual y problemas de conservación
Hoy su estado resulta precario. Las vigas de madera deterioran. Las decoraciones desaparecen. Vandalismo y abandono han dejado una huella profunda. La casa exige restauración urgente. Conserva encanto. Su diseño arquitectónico, patios, ventanas y puerta principal lo convierten en un bien de interés local.
Valor patrimonial y galería de fotografías
La vivienda encarna dos siglos de historia familiar Terry‑Merello, ligada a la industria bodeguera del Puerto. Isabel aportó en bodega y filantropía. La casa simboliza esa saga y refleja una época viva. Aunque su protección legal no figura en registros notables, muchos portuenses reclaman su salvación antes de que desaparezca.









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Se llamaba de segundo apellido Álvarez Campana y no Calderón de la Barca. Esa Casa se llama desde su construcción y primera habitante ‘La Portuguesa’.
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