Quien pasea por la Alameda Apodaca, frente a la bahía, se topa con uno de los hitos más singulares del paisaje urbano gaditano: el monumento al marqués de Comillas. No es solo un conjunto escultórico llamativo. Resume, en piedra y bronce, la relación histórica de Cádiz con el Atlántico y con América.
¿Quién fue el marqués de Comillas?
Claudio Segundo Bonifacio Antonio López del Piélago y Bru nació en Barcelona el 14 de mayo de 1853. Fue el cuarto hijo de Antonio López y López—fundador de la Compañía Trasatlántica Española y de la Compañía General de Tabacos de Filipinas— y de Luisa Bru Lassús. Se formó en derecho, obteniendo la licenciatura en Derecho Civil y Canónico por la Universidad de Barcelona.
En 1883, tras el fallecimiento de su padre, heredó el título de marqués de Comillas y una fortuna considerable y variada. Con apenas treinta años asumió el control de la naviera Trasatlántica, la empresa tabacalera en Filipinas, y los ferrocarriles del norte, entre otros negocios. Posteriormente amplió el imperio familiar incorporando la Hullera Española, banca, seguros, construcción naval y explotación de minas.
Filantropía, religiosidad y compromiso social
Claudio López se distinguió por una intensa vocación filantrópica y religiosa. Promovió con fuerza el Seminario Pontificio de Comillas, que se inauguró en 1890 y se convirtió en Universidad Pontificia de Comillas en 1904 por decreto papal.
Destacó por su generosidad en momentos de crisis. Ante la explosión del buque Cabo Machichaco en Santander (1893), fletó un tren con médicos y bomberos para aliviar a la ciudad. También convirtió su buque Cataluña en hospital durante el terremoto de Messina (1908).
Fue gran impulsor de la Acción Católica y creó sindicatos obreros católicos, agrícolas y femeninos. Con ello, trató de ofrecer respuestas sociales desde una perspectiva conservadora y religiosa, en contraposición al movimiento obrero más radical.
Impulso cultural y arquitectónico
Claudio López también apoyó proyectos culturales. Fue mecenas del viaje de Antoni Gaudí a Tánger y Tetuán (1892), para desarrollar un complejo misionero católico en Marruecos, inspirado por el franciscano José María Lerchundi. Aunque el proyecto no se llevó a cabo, influyó en la Sagrada Familia.
Baltasán de fe y camino hacia la beatificación
Reconocido por su fe firme, se consideró que vivía con virtudes cristianas excepcionales. Tras su muerte, comenzaron los trámites para su beatificación. En 1947 se le otorgó el título de Siervo de Dios
El monumento: autor, fecha y programa iconográfico
La obra se inauguró el 12 de octubre de 1922 en la Alameda Apodaca. El escultor catalán Antonio Parera y Saurina la diseñó en 1919. Se alza sobre un pilar con relieves y medallones y lo corona una Victoria alada (que algunas fuentes describen como un “genio del cristianismo”). La base combina piedra azulada de Murcia con mármol oscuro y despliega un programa simbólico inequívoco: un león y un cóndor representan a Europa y América; una matrona con un niño alude a la unión maternal de España con el continente americano; y un busto del marqués preside el frente.
La elección del 12 de octubre no fue casual. La prensa local de la época lo presentó como un saludo de Cádiz a los “hermanos de América”, desde una posición privilegiada a la entrada de la bahía. El mensaje del monumento resultaba claro: ciudad atlántica, vocación hispanoamericana.
¿Por qué aquí?
La Alameda Apodaca ocupa un balcón ajardinado sobre los lienzos de la muralla, abierto al viento salino y al tráfico naval. Situar aquí el monumento reforzaba su lectura: un hito mirando al mar, en un paseo clave del Cádiz histórico. Hoy sigue siendo una parada natural en cualquier ruta cultural por el frente marítimo de la ciudad.
Una curiosidad poco conocida: la biblioteca subterránea
Bajo el pedestal existe una cripta concebida como Biblioteca Popular Hispanoamericana, considerada la primera biblioteca subterránea dedicada a esta temática. Funcionó hasta mediados del siglo XX y hoy permanece cerrada. En 2025 el Ayuntamiento anunció el cierre de los bajos para proteger los restos —azulejería y estanterías históricas— frente a actos vandálicos recientes.
Para la visita
El monumento se encuentra en la Alameda Apodaca/Marqués de Comillas, en pleno casco histórico, de acceso libre y al aire libre. Acércate a observar los mascarones de proa y popa tallados en la base y los símbolos transatlánticos que lo rodean; son la clave para entender su discurso alegórico. Para completar la experiencia, recorre la Alameda de este a oeste y contempla la bahía: es el mejor marco para leer esta pieza.


Fuentes consultadas (selección)
- Ayuntamiento de Cádiz – Turismo: ficha de la Alameda Apodaca y mención al monumento (autor y descripción).
- Diario de Cádiz: crónicas del centenario y de la inauguración de 1922, materiales y significado simbólico; nombramiento como Hijo adoptivo.
- Guía de Cádiz (portal turístico provincial): localización, programa iconográfico y nota sobre la biblioteca subterránea.Diario de Cádiz (Cádizfornia): historia y detalle de la Biblioteca Popular Hispanoamericana bajo el monumento.
- Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH): registro patrimonial y documentación gráfica del bien.
- Cadena SER – Radio Cádiz: actualización sobre el cierre de los bajos por motivos de conservación (2025).
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