balneario de nuestra señora de la palma y del real
balneario de nuestra señora de la palma y del real

El Balneario de Nuestra Señora de la Palma y del Real condensa la esencia de La Caleta. Su silueta curva guía la mirada desde la arena hasta el Atlántico. Las cúpulas blancas saludan a Santa Catalina y a San Sebastián. La madera y el hierro dieron paso al hormigón y a las galerías resguardadas. La ciudad encontró aquí un umbral entre murallas y mar.

Nació en los años veinte para ordenar el baño de ola y dignificar un hábito gaditano. La Caleta ya reunía a familias, pescadores y veraneantes. El balneario aportó higiene, sombra y comodidad. También marcó un estilo. Sus arcos abiertos encuadran el horizonte. Las azulejerías invocan a la Virgen de la Palma. El paseo bajo las galerías convirtió la playa en salón urbano cuando aprieta el levante.

Generaciones de gaditanos unieron recuerdos a sus pilastras. Aprendieron a nadar frente a los barquillos. Celebraron los atardeceres más fotografiados de la ciudad. La música, las risas y el rumor del oleaje construyeron una memoria común. El edificio, a cambio, devolvió orden, belleza y una identidad reconocible en cada postal.

Hoy mantiene la huella de aquel verano permanente y suma otra misión. Sirve a la investigación y a la conservación del patrimonio subacuático andaluz. La Caleta gana así un doble valor: refugio cotidiano y faro cultural. Entre arena y espuma, el balneario sigue contando Cádiz con frases cortas y luz dorada.

Origen y propósito

A comienzos del siglo XX, La Caleta ya concentraba los baños de ola de la ciudad. Existían los viejos Baños del Real, una estructura estacional de madera que venía de principios del XIX. El deterioro de aquellas barracas llevó a la Diputación Provincial a convocar en 1924 un concurso para levantar un balneario moderno en el mismo enclave.

El proyecto ganador correspondió al arquitecto Enrique García Cañas. La obra se ejecutó entre 1924 y 1926 con participación del arquitecto Juan L. Romero Aranda y del contratista Alberto Levenfeld Spencer. La Diputación impulsó la inversión y fijó el objetivo: sustituir los “chabolos” de temporada por un edificio seguro, estable y salubre, acorde con los gustos higienistas de la época.

El nuevo balneario se diseñó sobre la propia playa, apoyado en pilotes de hormigón y con galerías laterales que ordenaban el tránsito y el acceso al mar. Aquella solución permitía regular el baño, separar flujos y proteger del viento y el sol mientras se disfrutaba de La Caleta. Respondía a una demanda social ya consolidada y dignificaba una práctica cotidiana en el casco histórico.

En 1926 se inauguró con el nombre de Balneario de Nuestra Señora de la Palma y del Real, símbolo de continuidad con los usos previos y de la devoción local por la Virgen de la Palma, que también quedó representada en los azulejos de Ruiz de Luna de la fachada. El edificio nació, así, con una doble misión: servicio público de baño de mar y embellecimiento del paisaje de La Caleta entre Santa Catalina y San Sebastián.

Quién lo construyó y dónde

La Diputación Provincial de Cádiz impulsó la obra. En 1924 convocó el concurso para sustituir los viejos Baños del Real por un balneario estable y salubre en La Caleta. Las obras arrancaron ese mismo año. La inauguración llegó en 1926.

El proyecto elegido fue el del arquitecto Enrique García Cañas. En la dirección técnica también intervino el arquitecto provincial Juan L. Romero Aranda. La ejecución corrió a cargo del constructor Alberto Levenfeld Spencer. Esta tríada figura en la documentación oficial de la Junta de Andalucía sobre la expropiación y protección del inmueble.

El edificio se levantó sobre la misma playa de La Caleta, apoyado en pilares de hormigón empotrados en la arena. Adoptó una planta en cuarto creciente con un pabellón central, dos alas curvilíneas y pabellones rematados por cúpulas en los extremos. El acceso principal se resolvió desde la muralla, con un pabellón adosado al lienzo defensivo.

Su emplazamiento es privilegiado: entre el Baluarte de Santa Catalina y el Castillo de San Sebastián, en el frente litoral histórico de Cádiz. En la normativa estatal de declaración BIC consta en la Avenida Duque de Nájera; la ficha municipal sitúa el acceso en esa misma vía. El conjunto forma parte del paisaje identitario de La Caleta.

Cómo es

El conjunto dibuja una planta en cuarto creciente. Un pabellón central y dos alas curvilíneas acaban en pabellones con cúpulas. La estructura expresa el hormigón sin excesos decorativos. Asoma un aire modernista con guiños orientalizantes. En la portada luce la azulejería dedicada a la Virgen de la Palma, obra del taller de Ruiz de Luna en Triana. Es un detalle protegido como parte del monumento.

Qué servicios ofrecía

Ofrecía baños de mar con casetas y galerías resguardadas del sol y del viento. Contaba con vestuarios y accesos directos a la arena. Las alas curvadas ordenaban el tránsito de bañistas y el disfrute del paseo litoral durante la temporada. Así respondía a la demanda de ocio saludable de la época y sustituía las viejas barracas por un servicio estable y municipalizado.

¿Por qué aquí?

Porque La Caleta ya era la playa del casco antiguo y concentraba los baños de ola desde el XIX. Allí funcionaban los Baños del Real, una planta de madera muy concurrida. Cuando esas barracas se vinieron abajo, la Diputación decidió en 1924 levantar un edificio estable en el mismo enclave para ordenar y dignificar el baño.

Porque la propia geografía invitaba. La Caleta es una cala cerrada por dos castillos, Santa Catalina al norte y San Sebastián al sur, que actúan como límites naturales del arenal y configuran un paisaje único para un balneario urbano. Esa condición de “cala enmarcada” explica el trazado curvo del edificio y su diálogo directo con el mar.

Porque el acceso desde la ciudad era inmediato. El balneario se ubicó en la actual Avenida Duque de Nájera, a un paso del barrio de La Viña. Ese frente litoral ya era paseo y punto de encuentro, de modo que situarlo ahí garantizaba uso cotidiano y servicio público a residentes y veraneantes.

Y porque Cádiz vive del mar y hacia el mar. Décadas después, cuando la Junta rehabilitó el inmueble, escogió este mismo lugar para alojar el Centro de Arqueología Subacuática: la especialización marítima de la ciudad y su patrimonio sumergido hacían lógico que la ciencia del mar tuviera sede en La Caleta. El sitio reforzaba así el vínculo histórico entre arquitectura, playa y cultura marítima.

Anécdotas reales

  • Del “salón” al abandono. En 1975 se proyectó adaptar el edificio para congresos y eventos. Las obras comenzaron, pero se pararon. Aun así, se reforzaron pilotes y se derribaron elementos del cuerpo central. El balneario quedó mutilado y en ruina técnica. La Junta acabó expropiándolo en 1989 “por interés social” para evitar su pérdida.
  • Las tablas del BOE. En 1991, el Estado lo declaró Bien de Interés Cultural (Monumento). La propia norma protegió explícitamente los dos paneles de Ruiz de Luna de la fachada. No es frecuente que un real decreto detalle una pieza cerámica concreta. Aquí ocurrió.
  • De balneario a ciencia del mar. Tras su restauración, en 1998 abrió el Centro de Arqueología Subacuática (CAS). El edificio cambió las duchas por laboratorios, depósitos y talleres de conservación de patrimonio sumergido.

Valor para Cádiz

El balneario sostiene la postal de La Caleta. Une arquitectura y mar entre Santa Catalina y San Sebastián. El Ayuntamiento lo integra en sus rutas y fija su contexto en el Barrio de La Viña. También recuerda su apertura en 1926.

Aporta seguridad jurídica y cuidado del paisaje. El Estado lo declaró Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento por Real Decreto 1728/1990. El BOE publicó la declaración el 4 de enero de 1991. La Junta lo inscribió en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz.

Suma ciencia y servicio público. Hoy es la sede del Centro de Arqueología Subacuática del IAPH. Desde aquí se gestiona un programa estable para estudiar, conservar y difundir el patrimonio sumergido andaluz. El valor trasciende la playa y alcanza a toda la comunidad científica.

Ese trabajo genera conocimiento y capacidades. El CAS documenta pecios, interviene en bienes muebles, forma técnicos y divulga resultados. Los informes y proyectos consolidan a Cádiz como referencia en arqueología subacuática del sur de Europa.

El edificio también impulsa imagen y economía cultural. La Cádiz Film Office lo incluye como localización. Los rodajes y sesiones fotográficas proyectan La Caleta y refuerzan la marca “Cádiz” en campañas y piezas audiovisuales.

Mantiene un vínculo emocional con el vecindario y con el Carnaval. En 2025, la comparsa infantil La Centinela visitó el balneario y cantó desde sus balcones. El gesto resumió esa relación: memoria viva y orgullo local.

Función actual

Hoy el balneario ya no da baños. Aloja el Centro de Arqueología Subacuática de Andalucía (CAS), unidad científica del IAPH. Desde aquí se investiga, documenta, conserva y restaura el patrimonio arqueológico subacuático andaluz.

El CAS trabaja con tres departamentos. Documentación-Protección, Intervención y Conservación. Entre los tres cubren el ciclo completo: inventario, estudio, tutela y tratamiento de materiales.

El centro forma a profesionales y ofrece asesoramiento técnico a la administración en materia de patrimonio sumergido. Mantiene programas estables de capacitación y protocolos de intervención.

El edificio se moderniza. En 2025, la Junta anunció obras estructurales y de actualización de instalaciones para reforzar su función científica y mejorar laboratorios y espacios de trabajo.

Además, el inmueble funciona como localización audiovisual. La Cádiz Film Office gestiona rodajes en La Caleta y ofrece apoyo logístico en el propio balneario (zonas de almacenamiento, aseos y área para catering). Refuerza así su papel cultural y su impacto en la imagen de la ciudad.

Cúpulas, espuma y luz de poniente

Una selección de imágenes del Balneario de Nuestra Señora de la Palma y del Real. Recorre su curva desde el amanecer hasta la hora azul. Fíjate en los azulejos, los arcos y las sombras de las galerías. Observa el diálogo con Santa Catalina y San Sebastián. Y cómo las barquillas de La Caleta cierran la escena.

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Fuentes oficiales consultadas

  • Ayuntamiento de Cádiz (Turismo) — Ficha del Antiguo Balneario de la Palma.
  • Junta de Andalucía (BOJA, 1989) — Decreto de expropiación y memoria histórica-técnica.
  • BOE (1991) — Real Decreto 1728/1990. Declaración BIC (Monumento) y protección de azulejos de Ruiz de Luna.
  • Junta de Andalucía / IAPH — CAS: sede, funciones y cronología de inauguración (1998).

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