En el entramado urbano de El Puerto de Santa María, donde la historia fluye por cada esquina y los muros de piedra narran siglos de fe y memoria, se alza una joya patrimonial que ha pasado, en gran medida, desapercibida para muchos. Hablamos de la capilla del Convento de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, un espacio sacro que no solo refleja el legado espiritual de una congregación educativa, sino que también conserva valiosos testimonios arquitectónicos, artísticos y sociales de la ciudad.
Ubicada en plena calle Luna, en pleno centro histórico, la capilla forma parte de un conjunto arquitectónico de gran relevancia, hoy sede del colegio “Nuestra Señora de Lourdes”. Este edificio ha conocido múltiples etapas: hospital de caridad, hospicio, convento y colegio, encarnando los cambios sociales, religiosos y culturales que El Puerto ha vivido desde la Edad Moderna hasta nuestros días.
Más allá de su uso religioso, esta capilla constituye un verdadero enclave patrimonial. Alberga uno de los conjuntos de azulejería más bellos del siglo XX en la provincia, conserva retablos de los siglos XVIII y XIX, y da cobijo a imágenes procesionales con honda raigambre en la Semana Santa local. Además, su origen está vinculado a figuras señeras del empresariado portuense, como la familia Osborne, y a una congregación —las Esclavas del Sagrado Corazón— que ha desarrollado una intensa labor docente y espiritual en la ciudad durante casi un siglo.
Orígenes y promotores
Los orígenes del edificio datan del siglo XV–XVI como Hospital de la Misericordia. En 1660, la Orden de San Juan de Dios lo convirtió en su hospital local. Tras la desamortización, el Ayuntamiento adquirió el inmueble el 28 de enero de 1847.
En 1924–25, la familia Osborne financió su transformación. La reconstrucción incluyó la portada barroca y la adaptación de la iglesia. Mientras, el Ayuntamiento donó el edificio a las Esclavas del Sagrado Corazón, fundadas en 1877 por Santa Rafaela María Porras. Este mecenazgo impulsó el establecimiento en El Puerto de esta congregación religiosa con vocación docente y social.
Fundación y sucesos históricos
La comunidad llegó en 1924 con catorce madres y seis hermanas, bajo la superiora Madre María del Salvador. El colegio abrió el 24 de septiembre de 1924, dirigido a niñas necesitadas .
La inauguración de la capilla ocurrió en 1926 con una misa solemne y exposición del Santísimo. Participó activamente la “Asociación de señoras de la Vela”, presidida por la condesa de Osborne, y el acto contó con acompañamiento musical y reconocimiento público. Desde entonces, la adoración eucarística diaria se mantuvo constante, práctica que sostienen hasta hoy las Esclavas.
La comunidad funcionó desde 1926 hasta tiempos recientes, manteniendo presencia activa. Hoy, aunque ya no viven religiosas, la capilla permanece abierta y en uso.
Arquitectura del templo
La iglesia muestra planta rectangular de tres naves. La central sobresale en altura, cubierta con bóveda de cañón con lunetos. Las laterales usan bóvedas de arista. En la intersección aparece una media naranja sin decoración sobre pechinas.
Accedemos por una portada de sillería, estilo barroco sevillano. Parece un arco triunfal con pilastras toscanas acanaladas y pedimento roto coronado con escudo heráldico. Flanquean la hornacina esculturas religiosas, incluida la Virgen del Carmen. La tribuna en alto incluye balcones hacia el interior y un óculo en la fachada.
El claustro destaca por su triple galería: base con arcos rebajados sobre columnas toscanas; segundo cuerpo con ventanas enmarcadas ornamentadas; tercer nivel con sencillos vanos rectangulares.
Azulejería y decoración cerámica
En 1923 instalaron azulejos artísticos de la fábrica Triana de Manuel García Montalván. Revestían zócalos, pilares y frontales de madera bajo retablos, hasta unos 1.80 m de altura en suelo. El resultado combina motivos vegetales y florales, manteniéndose en excelente estado tras un siglo .
Este revestimiento realza la articulación visual de las naves y potencia la luminosidad interior. Su fineza técnica y colorido aportan singularidad a la capilla.
Retablos y tesoros artísticos
El retablo mayor del siglo XVIII ocupa todo el testero. Se compone de tres calles en tres cuerpos más ático. En el cuerpo central luce la Virgen de las Angustias, con crucificado granadino encima. A los lados, figuras de santos: San Rafael, San Cristóbal, San Carlos Borromeo, San Miguel, San Jerónimo y San José. En el ático, aparece el fundador de San Juan de Dios.
En la nave del Evangelio, un retablo lateral muestra relieve de San Juan de Dios con la Inmaculada. Esta última aparece sobre media luna invertida, flanqueada por esculturas de San Antonio y San Bartolomé.
El altar de la derecha conserva una imagen de Santa Rafaela, del siglo XX, moderna y expresiva.
Comunidad y vida religiosa
La Hermandad del Dolor y Sacrificio tiene su sede canónica en esta capilla. Fundada en 1958, se encarga de promover culto y procesión principal en Martes Santo. Sus imágenes incluyen:
- Jesús Cautivo (1978), obra de Francisco Buiza Fernández.
- María Santísima del Dolor y Sacrificio (fin del XVIII).
- Santísimo Cristo de la Fe, talla genovesa del XVII, en capilla interior.
Estado actual y acceso
La capilla sigue en uso litúrgico. Asume celebraciones, cultos y eventos de Semana Santa. Además, permanece abierta a visitas guiadas como parte de rutas sacras . La estructura mantiene su integridad, sin deterioro grave, gracias a labores de conservación.
El colegio ocupa el conjunto conventual. Su actividad escolar convive con actividades religiosas. La adoración eucarística continúa como práctica permanente.
Importancia patrimonial
Este espacio rescata la memoria histórica del antiguo hospital de la Misericordia y de los Juaninos. Además, conserva elementos arquitectónicos barrocos, cerámicos de gran calidad y retablos sobresalientes. El impulso de la familia Osborne y la congregación de las Esclavas del Sagrado Corazón logró trasladar hasta hoy un patrimonio vivo.
Sin fanatismo. Sin voz pasiva. Este rincón habla de fe, arte y compromiso social. El visitante percibe su fuerza estética, su espiritualidad y su arraigo local. La capilla proyecta la fusión de historia, arquitectura y devoción.
Galería de fotografías
La capilla del Convento de las Esclavas en El Puerto de Santa María revela un incesante diálogo entre pasado y presente. Hospital de caridad, convento, colegio y templo conforman su alma plural. Los azulejos trianeros, el retablo mayor, la portada barroca y las imágenes cofrades constituyen un microcosmos del patrimonio sacro gaditano. Hoy la capilla resiste con dignidad, en uso y conservada, para quien quiera descubrirla.
A quienes visiten El Puerto, recomiendo detenerse en la calle Luna, 15. Allí reside más que una iglesia: habita un legado vivo.





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