El castillo de Martos, situado en la provincia de Jaén, es una fortaleza que se alza imponente sobre la ciudad de Martos, coronando la emblemática Peña de Martos. Esta ubicación estratégica no solo le otorgó un valor defensivo inigualable, sino que también lo convirtió en un símbolo de la rica historia y cultura de la región.
Orígenes y construcción
Los orígenes del castillo se remontan a la época íbera, cuando se estableció el oppidum de Tucci en el siglo V a.C. Posteriormente, durante el dominio romano, la ciudad fue conocida como Colonia Augusta Gemella Tuccitana. Con la llegada de los musulmanes, el enclave fue fortificado y pasó a llamarse «hisn Tuss». Sin embargo, la estructura que hoy conocemos fue erigida en el siglo XIV por la Orden de Calatrava sobre las ruinas de anteriores fortificaciones. Esta orden militar, tras recibir la villa de Martos en 1228, reconoció la importancia estratégica de la peña y decidió construir una fortaleza que sirviera como bastión defensivo frente al Reino nazarí de Granada.
El castillo presenta una planta trapezoidal, adaptándose a la topografía de la peña. Su acceso principal se realizaba a través de un sendero serpenteante en la ladera sur, diseñado para dificultar la entrada de posibles invasores. La fortaleza se dividía en dos recintos principales: el alcazarejo, donde se encontraba la imponente torre del homenaje, y el patio de armas. La torre del homenaje, de base rectangular, constaba de tres niveles y estaba construida con mampostería y sillería en las esquinas, lo que le confería una notable solidez.
Historia y acontecimientos relevantes
A lo largo de los siglos, el Castillo de la Peña de Martos fue testigo de numerosos eventos históricos. Durante la Reconquista, la fortaleza desempeñó un papel crucial en la defensa de la frontera cristiana. En 1225, el líder almohade de Baeza, ‘Abd al-Mu’min al-Bayyasi, entregó Martos a Fernando III de Castilla a cambio de apoyo militar. Posteriormente, la Orden de Calatrava reforzó las defensas del castillo, añadiendo estructuras como la torre del homenaje, una capilla y un aljibe.
Uno de los episodios más destacados en la historia del castillo es el asedio de 1227 por parte de las tropas del rey nazarí Al-Ahmar. Según las crónicas, durante la ausencia de los caballeros que defendían la fortaleza, la condesa Aurembiaix de Urgel, esposa de Álvaro Pérez de Castro, organizó la defensa de Martos. Aunque la veracidad de este relato ha sido objeto de debate, refleja la importancia estratégica del castillo en la época.
Con la conquista de Granada en 1492 y la unificación de los reinos cristianos, el castillo perdió su función militar y fue progresivamente abandonado. A pesar de ello, sus ruinas continúan siendo un testimonio elocuente de su pasado glorioso.
Leyendas y anécdotas
El Castillo de la Peña de Martos está envuelto en numerosas leyendas que han perdurado a lo largo del tiempo. Una de las más célebres es la de los hermanos Carvajales. Según la tradición, en 1312, el rey Fernando IV de Castilla ordenó la ejecución de los hermanos Juan y Pedro Alonso de Carvajal, acusados del asesinato de Juan de Benavides, favorito del monarca. A pesar de proclamar su inocencia, fueron condenados a ser arrojados desde lo alto de la peña en una jaula de hierro. Antes de morir, los hermanos emplazaron al rey a comparecer ante el tribunal divino en el plazo de treinta días. Curiosamente, Fernando IV falleció exactamente un mes después, lo que le valió el sobrenombre de «El Emplazado».
Otra leyenda notable es la de doña Mencía de Haro. Se cuenta que, durante una incursión musulmana, la fortaleza quedó desprotegida debido a la ausencia de los caballeros. Doña Mencía, esposa del alcaide, ideó un ingenioso plan: vistió a las mujeres con armaduras y las situó en las murallas, simulando ser soldados. Este ardid disuadió a los atacantes, quienes, creyendo que el castillo estaba bien defendido, optaron por retirarse.
El castillo en la actualidad
Hoy en día, el Castillo de la Peña de Martos se encuentra en estado de ruina, pero sus restos aún evocan la grandeza de tiempos pasados. Desde la cima de la peña, los visitantes pueden disfrutar de vistas panorámicas de la campiña jiennense y del Valle del Guadalquivir. El acceso al castillo es libre y gratuito, lo que permite a los interesados explorar sus vestigios y sumergirse en la historia que emana de sus muros.
Además de su valor histórico y arquitectónico, el castillo y la peña han inspirado a escritores y poetas. El autor Salvador Compán, en su obra «Jaén, la frontera insomne», destaca la presencia dominante de la peña en el paisaje y su influencia en la vida de los marteños, señalando cómo la fortaleza sigue ejerciendo una fascinación sobre els presenta bastante dificultad, llevando incluso hasta 40 minutos completar el recorrido. Eso si, una vez arriba, descubrirás que merece la pena el esfuerzo.















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