cruz del Santuario
cruz del Santuario

Quedó suspendida en la memoria, casi imperceptible en su ausencia: una cruz de piedra, erguida durante años en la plazoleta junto al Santuario de la Virgen de la Villa, que desapareció sin aviso, sin explicación oficial, sin un nuevo destino evidente. Su ausencia se notó profundamente entre quienes cotidianamente contemplábamos su presencia, sintiendo un vacío en el entramado urbano y espiritual de Martos.

Cruz como testigo de tradición y devoción

Ese símbolo pétreo, cuya función trascendía lo físico, fue durante generaciones testigo silente de celebraciones religiosas, encuentros comunitarios y momentos íntimos de contemplación. Más que un elemento escultórico, se convirtió en referencia tangible de la fe colectiva y el vínculo intergeneracional que atraviesa la historia local.

El Santuario de Santa María de la Villa, sobre un cerro rocoso y visible desde toda la ciudad, es parte esencial del paisaje y la identidad de Martos. Fundado tras la reconquista cristiana, fue remodelado en el siglo XVI por el arquitecto Francisco del Castillo —quien añadió la icónica torre‑campanario—, y reconstruido en estilo neobarroco tras los daños sufridos en la Guerra Civil, conservando únicamente la torre original.

La Virgen de la Villa, conocida como La Labradora y alcaldesa perpetua de Martos, es objeto de devoción profunda y continua celebración local.

Más alla de la ausencia: legado imperecedero

La plaza del Santuario, con la cruz como eje central, fue testigo de festividades religiosas y actos cívicos, sirviendo como punto de unión entre vecinos y familia. Su presencia simbolizaba la fe compartida, estimulando la cohesión social y el sentido de pertenencia.

Aunque la cruz ya no se alza físicamente en la plaza, sigue viva en la memoria colectiva. Cada generación conserva historias de ancestros que oraron ante ella, y esos recuerdos mantienen encendida la llama de la devoción marteña. Su desaparición material se convierte en recordatorio de nuestra vulnerabilidad, pero también de la persistencia de lo intangible.

Preservar el recuerdo: un deber comunitario

Como marteños, tenemos la responsabilidad de honrar el legado de esa cruz. Aunque ya no esté presente, su espíritu habita en cada gesto de fe, en las piedras de nuestra ciudad y en los corazones que conservan viva su memoria. Solo así aseguraremos que las generaciones futuras compartan el vínculo con ese símbolo perdido, pero nunca olvidado.

Galería de imagenes de una cruz ausente

Este texto ofrece una narración pulida, emocionalmente resonante y contextualizada históricamente, que honra tanto la memoria tangible de la cruz como la riqueza patrimonial del Santuario. Si deseas incluir fotografías históricas, testimonios locales, o profundizar en archivos municipales y culturales, puedo ayudarte a buscarlos y enriquecernos aún más.

cruz del Santuario de la Virgen de la Villa
cruz del Santuario de la Virgen de la Villa

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2 COMENTARIOS

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