Imagina por un momento retroceder en el tiempo, sumergirte en la historia oculta bajo la tierra, donde cada piedra cuenta una historia, donde cada estructura guarda secretos del pasado. Hoy, te invito a descubrir uno de esos tesoros que se mantienen imperturbables a través de los siglos: el pozo de la viña de María Manuela.
Situado en la Casa de Viña María Manuela, este pozo es mucho más que una simple fuente de agua. Es un testigo silencioso de épocas pasadas, una ventana al pasado que nos permite vislumbrar la vida y las costumbres de tiempos remotos.
Su estructura simple, con un brocal de dos metros de diámetro realizado en mampostería, nos transporta a una era donde la construcción era un arte en sí misma. Este pozo, una de las más antiguas de la zona, se destaca por su fidelidad a su estructura original. No ha sucumbido a las modas del tiempo, permaneciendo como un monumento a la tradición y la artesanía de antaño.
La técnica de construcción utilizada en este pozo es un verdadero ejemplo de la maestría de los antiguos constructores. Con muros de cajón, viguería de madera y cubierta de teja, cada detalle nos habla del cuidado y la atención con que fue erigido este monumento subterráneo.
Al adentrarnos en sus profundidades, descubrimos una distribución ingeniosa, que refleja la vida cotidiana de aquellos que lo habitaron en tiempos pasados. La primera planta, destinada a los moradores, nos habla de hogares humildes pero acogedores, donde la familia se reunía al calor del hogar. En la planta baja, en cambio, encontramos un espacio dedicado a las caballerizas y la cochera, testigos mudos de una época en la que el transporte era tirado por caballos y los aperos agrícolas eran el sustento de la vida en el campo.
Explorar el pozo de la viña de María Manuela es sumergirse en un viaje en el tiempo, donde el pasado cobra vida a través de los muros de piedra y los susurros del viento. Es una experiencia que nos conecta con nuestras raíces, recordándonos que, aunque el mundo cambie a nuestro alrededor, siempre habrá lugares como este que nos recuerden de dónde venimos y hacia dónde vamos.
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