En el corazón de Martos, un municipio jiennense que respira historia y devoción, se encuentra una hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Martos que es un pilar fundamental en la vida de mi familia paterna a lo largo de generaciones: la Hermandad del Cristo Nazareno. Con más de cuatro siglos de existencia, esta cofradía tiene sus raíces profundamente arraigadas en la historia, siendo oficialmente fundada en el año 1596.
Detalles históricos de la hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno
Sin embargo, la historia de esta hermandad no ha estado exenta de adversidades. En momentos oscuros para nuestro país, la antigua imagen del Cristo Nazareno se perdió para siempre, siendo reemplazada por la actual imagen cuya primera salida por las calles de Martos tuvo lugar en 1941, tras la reorganización de la cofradía luego de la finalización del conflicto civil surgido en España en 1936.
La sede canónica de la Hermandad del Cristo Nazareno está establecida en la Real Parroquia de Santa Marta. No obstante, en fechas recientes, después de la restauración de la Capilla de Jesús, se llevó a cabo un traslado que muchos consideraron un regreso largamente esperado.
La actual talla del Cristo Nazareno fue obra del imaginero granadino Emilio Navas-Parejo, cuyo talento ha dejado una marca indeleble en la devoción de los marteños. Además del Cristo Nazareno, la hermandad adquirió en años posteriores una imagen de Simón de Cirene, quien según la tradición católica, ayudó a Jesús a portar la pesada cruz al Gólgota, donde sería crucificado. Esta incorporación refleja la riqueza simbólica y espiritual que caracteriza a esta cofradía, enriqueciendo aún más su legado histórico y devocional.
La Hermandad del Cristo Nazareno de Martos es, sin lugar a dudas, una de las más antiguas del municipio jiennense. Su trayectoria está marcada por la fe, la tradición y el compromiso con la comunidad. Cada Viernes Santo por la mañana, los marteños se congregan para acompañar su desfile procesional, una manifestación de devoción y respeto que trasciende generaciones.
Orígenes históricos
La Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores de Martos tiene sus raíces en la profunda religiosidad popular del siglo XVI, un periodo especialmente fértil para la fundación de hermandades penitenciales en el sur de España. Según la tradición y los documentos conservados, su fundación oficial se remonta al año 1596, en plena época postridentina, cuando la Iglesia promovía intensamente la piedad pública, las devociones pasionales y la organización de los fieles en cofradías.
Orígenes de la hermandad
En sus orígenes, la hermandad fue conocida simplemente como la Cofradía de Jesús Nazareno, y surgió probablemente bajo la influencia de la espiritualidad franciscana, con un marcado carácter penitencial y caritativo. La cofradía tenía como objetivo esencial acompañar al pueblo en el culto a la Pasión de Cristo, especialmente mediante la procesión de Jesús portando la cruz. Es probable que desde sus primeros años estuviera vinculada a alguna capilla o altar dentro del entorno de la actual parroquia de Santa Marta, aunque los registros exactos han sido difíciles de conservar debido al paso del tiempo.
Durante los siglos XVII y XVIII, la cofradía fue creciendo tanto en devoción como en patrimonio, llegando a convertirse en una de las más representativas de la ciudad. En estos siglos de esplendor barroco, la hermandad participaba activamente en los oficios litúrgicos y en las celebraciones cuaresmales, contando con el apoyo de familias notables marteñas, lo que permitió enriquecer su ajuar y sostener la organización de cultos solemnes.
Hermandad durante la guerra de la Independencia
La Guerra de la Independencia (1808–1814) y más tarde las convulsiones del siglo XIX afectaron negativamente a muchas hermandades andaluzas, y la de Jesús Nazareno no fue una excepción. A pesar de ello, logró mantenerse activa, aunque con ciertas interrupciones, hasta llegar a uno de los momentos más oscuros de su historia: la Guerra Civil Española (1936–1939).
Durante el estallido del conflicto, como ocurrió en muchos lugares de Andalucía, la cofradía sufrió la pérdida de su patrimonio artístico y devocional. La imagen original de Jesús Nazareno —de la que no se conservan muchos datos, pero que probablemente era una talla de escuela granadina o sevillana del siglo XVII o XVIII— fue destruida junto con otros enseres de gran valor. Fue un golpe durísimo para la hermandad y para la religiosidad popular de Martos.
Reorganización de la cofradía
Sin embargo, en un gesto de fe y esperanza, la cofradía se reorganizó apenas concluida la guerra. En el año 1941, encargó una nueva imagen de Jesús Nazareno al prestigioso escultor Emilio Navas-Parejo, artista granadino que dejó en la imagen marteña una de sus obras más conmovedoras. La talla, de gran realismo y fuerte carga expresiva, vino a restituir la devoción perdida y rápidamente acogida por el pueblo como símbolo de consuelo y renovación espiritual.
Proyección de futuro de la hermandad
A partir de ese momento, la cofradía comenzó una nueva etapa de consolidación y crecimiento. En las décadas posteriores, se recuperaron los cultos, se restauró el patrimonio procesional, y se estrechó aún más la relación de la hermandad con la vida religiosa de Martos. Este renacimiento culminó con la incorporación formal de la imagen de María Santísima de los Dolores como cotitular, fortaleciendo así el binomio clásico de Nazareno y Dolorosa que tan profundamente marca la religiosidad andaluza.
Imágenes titulares
Nuestro Padre Jesús Nazareno
La imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno es, sin lugar a dudas, el alma y centro devocional de una de las cofradías con mayor arraigo popular y emocional de Martos. La talla actual, que preside cada Viernes Santo la mañana marteña con paso lento, solemne y sobrecogedor, se realizó en 1941 por el escultor granadino Emilio Navas-Parejo, y desde su llegada fue objeto de una veneración profunda, sincera y constante por parte del pueblo.
Una talla de devoción y consuelo
El contexto histórico en el que nace esta imagen es el de la posguerra española, un tiempo marcado por el dolor, la reconstrucción material y espiritual de muchas comunidades. En Martos, la Guerra Civil había dejado una herida abierta en la religiosidad popular: la antigua imagen de Jesús Nazareno —cuyo origen se remonta, probablemente, al siglo XVII o XVIII— se destruyó junto con numerosos bienes e imágenes de las iglesias marteñas.
Ante esta pérdida, y movidos por la necesidad de restituir no solo una imagen física, sino un símbolo de identidad y esperanza, los miembros de la cofradía encargaron la nueva imagen a Navas-Parejo, uno de los escultores más relevantes del momento, cuya obra se caracteriza por una expresividad dramática muy arraigada en el barroco andaluz, pero con ciertos toques de academicismo.
La imagen representa a Jesús en su paso por la Vía Dolorosa, portando la cruz sobre el hombro izquierdo, en un instante detenido entre el esfuerzo físico y la entrega espiritual. Su rostro, de facciones serenas pero cargadas de melancolía y resignación, transmite una espiritualidad callada, contemplativa, que dialoga de forma íntima con cada fiel. La mirada baja, los ojos entreabiertos, la boca entrecerrada en gesto contenido, evocan no solo el sufrimiento físico del Redentor, sino también la hondura de su entrega por la humanidad.
Características artísticas
La talla mide aproximadamente 1,75 metros, es de madera policromada y sigue la estructura tradicional de las imágenes de vestir, es decir, tallada principalmente en cabeza, manos y pies, mientras que el cuerpo es de candelero. Este tipo de escultura permitía vestirla con túnica, cordón y potencias, facilitando su integración en el ritual procesional y la devoción doméstica.
Navas-Parejo dotó al Nazareno marteño de una anatomía proporcionada y robusta, acentuando el dramatismo mediante la caída del cabello, la corona de espinas tallada y la inclinación de la cabeza. La policromía, de tonos suaves pero realistas, aporta una dimensión emocional clave en la identificación del pueblo con su “Jesús Nazareno”.
Cabe destacar la extraordinaria calidad de la cruz, de grandes dimensiones, que se presenta lisa, negra, de aspecto sobrio, siguiendo la iconografía castellana que tanto influyó en las hermandades andaluzas desde el siglo XVII.
Devoción popular
Pocas imágenes gozan en Martos de una devoción tan extendida y sentida como Nuestro Padre Jesús Nazareno. La suya no es solo una veneración estética o histórica, sino profundamente afectiva y existencial. Su rostro fue testigo de generaciones de ruegos, promesas, silencios, lágrimas y gratitudes. Su nombre, “Jesús Nazareno”, se pronuncia con solemnidad y cariño, con la conciencia de que Él representa el rostro humano del sufrimiento redentor.
Durante todo el año, y especialmente en Cuaresma, la imagen permanece expuesta al culto, siendo visitada constantemente por fieles de todas las edades. La celebración del Solemne Besapié es uno de los actos más esperados, donde cientos de devotos hacen fila para acercarse a besar el pie de su Jesús, en un gesto que funde lo tradicional y lo profundamente íntimo.
El Nazareno en la procesión
Cada Viernes Santo por la mañana, el pueblo de Martos revive la Pasión de Cristo con la salida de esta sagrada imagen. Acompañado por nazarenos de túnica morada y un silencio contenido, Jesús recorre las calles históricas de la ciudad con una cadencia casi litúrgica. El paso, portado por costaleros que lo mecen con respeto, parece detener el tiempo.
El conjunto procesional, de enorme fuerza simbólica, incluye también a María Santísima de los Dolores, estableciendo un diálogo visual y devocional entre Madre e Hijo. La procesión conocida por su solemnidad y por la íntima relación entre la imagen y el pueblo, que la recibe en cada esquina con saetas, oraciones, pétalos, y un respeto que trasciende lo religioso para alcanzar lo cultural y lo identitario.
María Santísima de los Dolores
La imagen de María Santísima de los Dolores es una talla de candelero de autor anónimo, datada en el siglo XVIII. Representa a la Virgen en su advocación de los Dolores, con una expresión de profundo sufrimiento y recogimiento. Esta imagen procesiona junto a Jesús Nazareno durante la Semana Santa, formando un conjunto de gran carga emotiva y devocional.
Cultos y procesiones
La cofradía celebra diversos cultos a lo largo del año, destacando el solemne besapié a Nuestro Padre Jesús Nazareno y los cultos en honor a María Santísima de los Dolores. Durante la Semana Santa, la procesión del Viernes Santo por la mañana es uno de los momentos más esperados, donde ambas imágenes titulares recorren las calles de Martos acompañadas por numerosos fieles y devotos.
Sede canónica
La sede canónica de la cofradía se encuentra en la Real Parroquia de Santa Marta, uno de los templos más importantes de Martos. En fechas recientes, tras la restauración de la Capilla de Jesús, se llevó a cabo un traslado que muchos consideraron un regreso largamente esperado.
La Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores continúa siendo un referente de fe y tradición en Martos, manteniendo viva una devoción que ha perdurado a lo largo de los siglos.
Un referente para mi familia de Martos
Para mi familia paterna, esta hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno fue mucho más que una institución religiosa. Es un símbolo de identidad, un lazo que une a través de los siglos y que nos recuerda la importancia de la fe y la tradición en nuestras vidas. A través de los años, hemos compartido momentos de alegría y de dolor, encontrando en la Hermandad del Cristo Nazareno un refugio espiritual y un punto de encuentro con nuestras raíces.
La Hermandad del Cristo Nazareno de Martos es mucho más que una entidad religiosa. Es un testamento viviente de la historia y la devoción de un pueblo, un faro de esperanza en tiempos de adversidad y un símbolo de unidad y fraternidad para todos los que tienen el privilegio de formar parte de ella.


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