A aproximadamente tres kilómetros de la localidad jienense de Porcuna, sobre un pequeño cerro, se localiza una fascinante necrópolis de Cerrillo Blanco que, según los estudios arqueológicos, podría haber pertenecido a la antigua ciudad de Ipolka, la capital de los Túrdulos. Este emplazamiento, cargado de historia, constituye uno de los vestigios más importantes de la civilización ibera en Andalucía.
Los registros arqueológicos sugieren que este espacio funerario estuvo en uso desde el siglo VII a.C. hasta el siglo II a.C., abarcando un período de intensa actividad cultural y ritual. Tras la conquista romana, la ciudad de Ipolka experimentó una transformación y adoptó el nombre de Obulco, convirtiéndose en un enclave destacado en el contexto del Imperio romano en la península ibérica.
Las excavaciones realizadas en la zona han sacado a la luz un total de 24 sepulturas individuales, junto con una monumental tumba megalítica que albergaba los restos de dos individuos. Además, se ha identificado una superposición de necrópolis ibéricas, evidenciando el continuo uso del lugar por distintas generaciones y culturas.
Uno de los descubrimientos más impresionantes del yacimiento es una fosa cubierta por grandes losas, en cuyo interior se hallaron más de mil fragmentos de esculturas deliberadamente destruidas y enterradas con sumo cuidado. Este hallazgo arroja luz sobre posibles rituales y prácticas religiosas de la época, además de reflejar la sofisticación artística de los antiguos habitantes.
La necrópolis de Cerrillo Blanco en la actualidad
Actualmente, este yacimiento arqueológico, considerado uno de los más relevantes de Andalucía, está abierto al público. Los visitantes pueden recorrerlo y profundizar en su historia a través del centro de interpretación habilitado en el lugar, el cual ofrece una experiencia enriquecedora para quienes deseen conocer más sobre el legado cultural de esta región.
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