La Hermandad de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado de Cádiz tiene sus raíces en la intensa devoción gaditana por la imagen madrileña de Jesús de Medinaceli. Sus orígenes se remontan a 1936, cuando un matrimonio de Cádiz – Don Eladio Campe y Doña Eloísa Martín – comenzó a venerar en su hogar un cuadro del Jesús Cautivo inspirado en la célebre imagen de Madrid. La concurrencia de fieles para rezar ante el cuadro fue tal que el 6 de marzo de 1936 decidieron organizar una misa solemne en la Iglesia de las Descalzas. Al año siguiente celebraron un triduo igualmente multitudinario, lo que llevó a este matrimonio a encargar en 1938 la hechura de una imagen procesional del Señor, dando origen a la cofradía.
Sede canónica de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado
La cofradía quedó establecida en la Parroquia de Santa Cruz (antigua catedral de Cádiz), donde pronto se consolidó su culto. De hecho, en octubre de 1937 ya se había constituido una Junta Organizadora de Cultos a Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado en dicha parroquia. Una vez tallada la imagen en 1938, se autorizó su culto y la nueva imagen salió por primera vez esa Semana Santa, formando parte del cortejo del Santo Entierro. Durante los primeros años, Jesús de Medinaceli procesionó junto a la Hermandad del Santo Entierro, hasta que en 1942 realizó por vez primera su estación de penitencia de forma independiente. Inicialmente, la procesión se realizaba en la Madrugada del Viernes Santo (llegando a salir a las 2 de la madrugada), pero a partir de 2011 la hermandad trasladó su salida procesional al Jueves Santo por la noche, según acordaron sus hermanos en 2010.
Origen de la devoción a Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado
Cabe destacar que la devoción al Medinaceli en Cádiz surgió en paralelo a la enorme veneración de la imagen original madrileña. La imagen de Jesús de Medinaceli de Madrid – también denominada Jesús Cautivo – tiene una historia singular: fue un Cristo rescatado en 1682 por los frailes trinitarios tras haber caído en manos de los musulmanes durante la toma de la fortaleza de Mámora en 1681. Esta gesta originó una ferviente devoción en la capital que se extendió a otras regiones. Así, el culto gaditano al Medinaceli se inspira directamente en aquella imagen madrileña rescatada, hasta el punto de que la cofradía quiso que su titular en Cádiz fuera una reproducción lo más fiel posible de la talla de Madrid.
Origen de la imagen de Jesús de Medinaceli en Cádiz
La imagen de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado, venerada popularmente como Jesús de Medinaceli. Fue tallada en 1938 por el imaginero gaditano Miguel José Láinez Capote. Los fundadores Eladio Campe y su esposa, fervorosos devotos del Medinaceli madrileño, indicaron al escultor que la nueva talla gaditana debía parecerse lo máximo posible a la de Madrid. El resultado fue una imagen de Cristo cautivo, maniatado y coronado de espinas, que reproduce fielmente los rasgos y la expresión serena del original madrileño. La talla fue bendecida en la parroquia de Santa Cruz en 1938, en plena Guerra Civil, durante una ceremonia muy emotiva. El párroco celebrante pronunció entonces unas palabras pidiendo por España y, al finalizar la misa de bendición, se organizó un besapiés en el que numerosas personas pasaron a besar los pies del nuevo Jesús de Medinaceli gaditano. Aquella jornada marcó el inicio oficial del culto público a la imagen en Cádiz y confirmó la profunda devoción que ya venía gestándose en la ciudad.
Besapié a la imagen de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado
Desde entonces, cada primer viernes de marzo se ha mantenido la tradición del besapiés al Jesús de Medinaceli, siguiendo la costumbre iniciada en Madrid. Esta cita anual congrega a multitud de fieles gaditanos que acuden a la parroquia de Santa Cruz para venerar al Cautivo. Incluso en circunstancias especiales, como ocurrió en 2014 al coincidir con Carnavales, el besapiés no perdió su carácter multitudinario ni su espíritu de devoción, sumándose además un marcado sentido solidario (como se verá más adelante).
María Santísima de la Trinidad: origen de la imagen y culto
Junto al Cristo Cautivo, la Hermandad de Medinaceli venera como titular mariana a María Santísima de la Trinidad. Esta imagen de la Virgen fue tallada en 1967 por el reconocido escultor Francisco Buiza Fernández, una de sus obras cumbre. La Virgen de la Trinidad responde a la estética de dolorosa clásica andaluza, con rostro delicado y expresión de congoja, concebida para acompañar a Jesús Cautivo en el culto y la procesión. Fue bendecida ese mismo año 1967 e inmediatamente recibió gran veneración por parte de los hermanos y devotos. Sin embargo, no sería hasta una década más tarde cuando la Virgen se incorporaría a la Semana Santa en la calle: en 1977 procesionó por primera vez en su propio paso de palio. Esta demora se debió a la necesidad de dotar a la hermandad de un paso de palio adecuado y completar su patrimonio para la titular mariana.
Origen trinitario de la advocación de la Trinidad
La advocación de la Trinidad con la que se nombra a la Virgen tiene resonancias teológicas profundas (la Santísima Trinidad) y, a su vez, refleja la herencia trinitaria en la historia del Medinaceli: recordemos que fueron los frailes trinitarios quienes rescataron la imagen original siglos atrás. Así, la cofradía mantiene en sus títulos el carácter “Trinitaria Esclavitud” como parte de su nombre oficial completo. La Virgen de la Trinidad ha gozado desde su incorporación de un culto destacado, celebrándose en su honor cultos internos, besamanos y acompañándola cada Jueves Santo multitud de fieles con la misma devoción que al Señor.
Imagen de San Juan Evangelista
Además de sus dos imágenes principales, la hermandad posee una talla de San Juan Evangelista, también realizada por Francisco Buiza en 1972. Este San Juan, inspirado en el de la Hermandad de la Amargura de Sevilla, fue donado por un devoto gaditano (José Luis Ruiz-Nieto) y llegó a procesionar algunos años junto a la Virgen en su paso de palio. De este modo, se completaba la iconografía del Calvario en el conjunto procesional, aunque la presencia de San Juan en la salida no ha sido constante a lo largo de la historia.
Hitos históricos de la cofradía de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado
A lo largo de su andadura, la Hermandad de Jesús de Medinaceli de Cádiz ha acumulado numerosos hitos y momentos señalados. Algunos de los más importantes en su trayectoria son:
Primeros años de la Hermandad
- 1936-1938: Orígenes de la devoción. Se celebra el primer triduo al cuadro del Cautivo (1936-37) y en 1938 se bendice la nueva imagen y se funda la cofradía. Ese año Jesús de Medinaceli sale integrado en el Santo Entierro por vez primera.
- 1940-1942: Primeras salidas propias. En 1940 y 1941 realiza estación de penitencia en solitario en la tarde del Viernes Santo, mientras que en 1942, por razones excepcionales, no procesiona. A partir de 1943 asume su salida en la Madrugada del Viernes Santo a las 2:00 h, rezando el Vía Crucis durante su recorrido.
Consolidación de la hermandad
- 1950: Concesión de capilla propia. La hermandad obtiene una capilla propia en la Iglesia de Santa Cruz, fruto de la gran devoción que genera el Cristo. Esto permitió afianzar su sede canónica y fue paso previo para consolidar la hermandad jurídicamente.
- 1952: Aprobación de Estatutos. Se aprueban finalmente las reglas de la hermandad, que habían permanecido en suspenso hasta contar con sede propia. Desde entonces la corporación queda formalmente establecida como hermandad de penitencia.
- 1967: Llega la Virgen de la Trinidad. Francisco Buiza concluye la talla de la dolorosa, que es bendecida y se incorpora al culto de la cofradía.
- 1977: Primera salida de la Virgen. María Santísima de la Trinidad procesiona por primera vez en Semana Santa, enriqueciéndose el cortejo con el paso de palio.
- 1986: Se integra San Juan Evangelista. La imagen de San Juan (Buiza, 1972) figura por primera vez junto a la Virgen en su paso, completando el misterio en la calle.
Hermandad en la actualidad
- 2011: Cambio al Jueves Santo. Tras décadas saliendo de madrugada, la hermandad decide trasladar su procesión al Jueves Santo por la noche. Desde ese año, Jesús de Medinaceli recorre Cádiz cada Jueves Santo, brindando mayor accesibilidad a los fieles y visitantes.
Estos hitos demuestran la capacidad de la Hermandad de Medinaceli para adaptarse y crecer, manteniendo viva una tradición devocional que hunde sus raíces en la piedad popular gaditana y madrileña.
Patrimonio artístico y procesional
El patrimonio artístico de la hermandad es rico y significativo, abarcando tanto las imágenes sagradas como los pasos procesionales, enseres y la propia sede canónica:
Sede Canónica
La hermandad tiene su sede en la Parroquia de Santa Cruz, situada en la Plaza de Fray Félix, que fue la Catedral Vieja de Cádiz. Este templo es el más antiguo de la ciudad y data de la reconquista de Alfonso X el Sabio, habiendo sido adaptado de una antigua mezquita y posteriormente reformado en estilo gótico-mudéjar. Santa Cruz se caracteriza por su sobriedad exterior de iglesia-fortaleza y un hermoso retablo barroco en su interior. En la fachada destaca un mosaico dedicado a Jesús Cautivo y Rescatado, recordando la presencia de la cofradía del Medinaceli en este histórico templo gaditano. La hermandad cuenta además con casa de hermandad en la cercana Plaza de Candelaria, donde organiza actividades y guarda parte de su patrimonio.
Imagen de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado
Tallada en 1938 por Miguel José Láinez Capote, en madera policromada. Representa a Cristo de pie, maniatado, con túnica morada y corona de espinas, en actitud de Cautivo. Es una réplica muy fiel de la venerada imagen madrileña, lo que realza la conexión devocional entre Cádiz y Madrid. Recibe culto habitual en su capilla de Santa Cruz, especialmente durante el besapiés anual de marzo, donde se constata la enorme devoción que suscita.
Imagen de María Santísima de la Trinidad
Obra maestra de Francisco Buiza Fernández (1967). Es una imagen de la Virgen María en su advocación de la Trinidad, de candelero para vestir, que muestra los rasgos clásicos de la Dolorosa andaluza. Presenta fina ejecución en facciones y manos, siendo considerada una de las mejores dolorosas de Buiza. Habitualmente luce manto y saya ricos en bordados, y porta una corona de plata sobredorada en sus cultos y salida procesional.
Pasos procesionales
La cofradía procesiona con dos pasos.
Paso del Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado
El Paso de Cristo es una auténtica joya de la orfebrería en plata de ley. Fue realizado por el artista Manuel Seco Velasco entre 1957 y 1967. Presenta un estilo barroco, con canasto de líneas armoniosas (bombo bajo y paños en los costeros) y se ilumina con cuatro grandes faroles plateados. En los respiraderos y capillas de sus cuatro frentes se disponen figuras de marfil y relieves cargados de simbolismo: aparecen representadas la Santísima Trinidad, los cuatro arcángeles, la Santa Cruz, la adoración al Santísimo Sacramento y los cinco continentes. Esta rica iconografía subraya el carácter sacramental y universalista de la cofradía. El conjunto está rematado con un llamador y otros elementos de orfebrería fina. Jesús Cautivo suele procesionar sobre este paso revestido con su túnica morada y acompañado de guardias romanos o servidores, según la tradición local.
Paso de palio
El Paso de Palio de la Virgen de la Trinidad fue encargado al taller de orfebrería de Viuda de Villarreal (Sevilla) en 1976. Inicialmente se realizó solo la parihuela y la orfebrería del paso en plata repujada, a la que más tarde, en 1992, se le incorporó el palio (el techo y bambalinas). Los respiraderos del paso presentan ornamentación alusiva a la Pasión de Cristo, integrando emblemas y escenas de los dolores de María. Destaca la fina candelería que ilumina el rostro de la Virgen y los estilizados varales, en cuyas bases figuran pequeñas imágenes de la Virgen del Rosario, del Beato Diego José de Cádiz y de los Santos Patronos de la ciudad, como señal de la identidad gaditana de la cofradía. A media altura de los varales se sitúa un apostolado policromado. En 1982 se añadió en la entrecalle de la candelería una pequeña escultura de plata representando a la Santísima Trinidad, realizada también en el taller de Villarreal, subrayando la advocación de la Virgen. Los bordados del palio (bambalinas y techo) son obra de la bordadora Piedad Muñoz según diseño de Juan Antonio Verdía. Hasta la fecha se ha completado la bordadura de la bambalina delantera, y la hermandad tiene en proyecto culminar el palio por fases. De hecho, a finales de la década de 2000 se encargó un nuevo diseño integral de bordados al afamado Fray Ricardo de Córdoba para renovar este paso de palio. Así, la cofradía sigue enriqueciendo su patrimonio procesional con miras al futuro.
Otros enseres destacados
Entre los enseres procesionales cabe mencionar el estandarte corporativo con el anagrama «SPQR» (Senatus Populusque Romanus), que alude irónicamente al poder romano que mantuvo cautivo a Jesús, y que es portado por un nazareno al inicio del cortejo (visible en la imagen a continuación). Asimismo, la hermandad posee bocinas, incensarios, pértigas y varas de estilo plateado acordes al resto del paso de Cristo, y un rico juego de insignias para la sección de la Virgen, incluyendo el guion de la Trinidad y un estandarte sacramental, reflejando su condición de hermandad sacramental. Los hábitos de penitente también forman parte del patrimonio: los nazarenos visten túnica morada con antifaz blanco y cíngulo amarillo (dorado), colores que identifican tradicionalmente al Medinaceli y simbolizan la pasión (morado), la pureza (blanco) y la realeza de Cristo (dorado). Este hábito convierte cada Jueves Santo las calles de Cádiz en un reguero de capirotes blancos sobre fondo morado, fácilmente reconocibles por los gaditanos.
Itinerario procesional en la Semana Santa actual
En la actualidad, la Hermandad de Jesús de Medinaceli realiza su estación de penitencia en la noche del Jueves Santo. Su recorrido por las calles de Cádiz parte de su sede, la iglesia de Santa Cruz, y abarca puntos emblemáticos del casco histórico. El itinerario procesional suele ser el siguiente:
- Salida: Parroquia de Santa Cruz (Plaza Fray Félix), aproximadamente a las 21:30 horas.
Recorrido por el barrio del Pópulo
- Recorre las primeras calles del barrio del Pópulo, tomando Jesús de Medinaceli y Cristo del Perdón hasta salir al paseo marítimo del Campo del Sur (bordeando la bahía por la izquierda).
- Desde allí se dirige hacia el centro, entrando por la calle San Juan de Dios hasta la Plaza de San Juan de Dios, donde se encuentra el Ayuntamiento gaditano. La cofradía atraviesa esta plaza y sigue por la Avenida 4 de Diciembre y calle Cristóbal Colón.
Recorrido por la carrera oficial
- A continuación, se adentra en la Plaza de la Catedral (Plaza de Pío XII) por la calle Pelota. En la Santa Iglesia Catedral (la Catedral Nueva de Cádiz) la hermandad realiza su Estación de Penitencia, es decir, un acto de oración ante el Santísimo Sacramento en el primer templo diocesano. Este es uno de los momentos culminantes del recorrido, con la imponente fachada catedralicia como telón de fondo.
- Tras cumplir con la estación en la Catedral, el cortejo continúa por Arquitecto Acero y regresa hacia las estrechas calles medievales: Compañía, Santiago, para desembocar en la céntrica Plaza de Candelaria, cerca de la cual la hermandad tiene su casa.
Regreso a la Catedral Vieja de Cádiz
- Desde Candelaria encamina la recta final pasando por Montañés, Palillero, Novena y Barrie hasta la Plaza de las Flores, volviendo a tomar la calle Compañía de regreso.
- Finalmente, tras unas cinco horas y media de recorrido, la hermandad retorna al barrio del Pópulo entrando de nuevo por la calle Jesús de Medinaceli y Cristo del Perdón, para recogerse en su templo de Santa Cruz alrededor de las 3:15 de la madrugada del ya Viernes Santo.
Momentos recomendados del desfile procesional
Este itinerario combina tramos de gran belleza, desde la estampa marinera del Campo del Sur con el mar de fondo hasta las plazas monumentales del casco antiguo. Además, el transitar de la cofradía por calles angostas y populares permite una cercanía especial entre los titulares y el público. Cada año, miles de personas esperan el paso de Jesús de Medinaceli y María Santísima de la Trinidad por estos lugares, cumpliendo promesas y reviviendo la tradición. La cofradía transita con un ritmo pausado, propio de la solemnidad de su cortejo, y suele acompañarse de oraciones, canto de saetas espontáneas y un sobrecogedor silencio en muchos tramos, realzando el recogimiento de la estación penitencial.
Actividades sociales y pastorales de la hermandad
Fiel a su vocación cristiana, la Hermandad de Medinaceli de Cádiz desarrolla una importante labor social y pastoral, atendiendo tanto las necesidades espirituales de sus miembros como la caridad hacia los más vulnerables de la sociedad. Entre sus actividades destacan:
Bolsa de Caridad «María Santísima de la Trinidad»
En 2011 la hermandad puso en marcha su propia bolsa de caridad, que lleva el nombre de la titular mariana. Esta iniciativa, impulsada por la junta de gobierno de entonces, canaliza la ayuda solidaria de hermanos y devotos. Una de sus primeras acciones fue la organización de una campaña de recogida de alimentos aprovechando el culto mensual del primer viernes de mes en Santa Cruz. Los alimentos recaudados se destinan al comedor social de la Fundación Virgen de Valvanuz y a otras entidades benéficas locales, en respuesta a la creciente necesidad detectada. De hecho, los ingresos de uno de los velarios (candelabros de ofrendas) colocados a los pies de Jesús de Medinaceli se acordó que fueran íntegramente dedicados a financiar estas obras asistenciales. Gracias a ello, la hermandad ha podido sostener diversas acciones, como colaborar en programas de infancia: por ejemplo, en 2011 sufragó actividades lúdicas para niños bielorrusos acogidos por la Hermandad de la Vera-Cruz en Cádiz, aportando los gastos de excursiones veraniegas a través de la Bolsa de Caridad.
Campañas de recogida de alimentos y donaciones
Cada año, especialmente en cuaresma, la cofradía realiza recogidas extraordinarias de alimentos no perecederos entre sus hermanos y la ciudadanía en general. Un momento clave es el besapié del primer viernes de marzo, donde tradicionalmente muchos devotos ofrecían flores al Cristo; desde hace algunos años, la hermandad invita a que ese gesto se transforme en donación de alimentos para los más necesitados. En 2014, por ejemplo, durante el besapié cuaresmal se lograron reunir alrededor de 600 kilos de alimentos que fueron entregados a Cáritas de la parroquia de El Pópulo, desbordada por las peticiones de ayuda en el barrio. La respuesta solidaria fue masiva, evidenciando la sensibilidad social de los devotos del Medinaceli. También se han organizado recolectas en supermercados y comercios cercanos: voluntarios de la hermandad entregan a los clientes folletos con los productos más necesarios, obteniendo una notable respuesta. Así, en una campaña de noviembre de 2013 se alcanzaron 2.100 kilos de alimentos de primera necesidad, destinados a familias sin recursos atendidas en la parroquia. Igualmente, en fechas recientes, la cofradía ha realizado donaciones específicas como 360 litros de leche al comedor social de María Arteaga (Hijas de la Caridad) para paliar la escasez de este alimento básico. Estas acciones solidarias – muchas canalizadas a través de Cáritas y del Banco de Alimentos – se han intensificado especialmente en épocas de crisis económicas, demostrando el compromiso de la hermandad con su entorno.
Cultos y vida espiritual de la hermandad de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado
La hermandad mantiene una activa vida de fe. Además de la importante función principal de instituto y los cultos cuaresmales en honor al Cautivo (triduos, via crucis internos, besapiés) y los de la Virgen de la Trinidad (besamanos, rosarios), se celebran actos formativos y de convivencia cristiana. Mensualmente, suele convocarse misa de hermandad (cada primer viernes de mes se dedica a Jesús de Medinaceli), donde los hermanos se reúnen en oración y caridad. La presencia de la hermandad en la parroquia de Santa Cruz también se nota en la colaboración con actividades pastorales de la feligresía, participando en campañas de Navidad (recogida de juguetes, por ejemplo) y en eventos diocesanos. Todo esto refuerza la dimensión espiritual que complementa la devoción externa de la Semana Santa.
Música y acompañamiento en sus salidas procesionales
Un aspecto singular de la Hermandad de Jesús de Medinaceli de Cádiz es el carácter austero y solemne de sus procesiones, lo cual se refleja en la música – o más bien, en la ausencia de bandas tras sus pasos. A diferencia de muchas cofradías andaluzas, Medinaceli de Cádiz no lleva acompañamiento musical tras sus titulares en la estación de penitencia. Tanto el paso de Cristo como el de palio avanzan en silencio, roto únicamente por el sonido del tambor que marca el ritmo de la marcha y por las oraciones de los hermanos. Esta decisión busca fomentar el recogimiento y recordar el carácter de cautiverio de Jesús, evocando el silencio reverente ante su figura maniatada. El cortejo suele avanzar con la sobriedad de un vía crucis, permitiendo que se escuchen las plegarias de los penitentes y las saetas que los fieles espontáneamente dedican al Señor o a la Virgen desde balcones y aceras. Las saetas – esos cantos flamencos desgarrados típicos de la Semana Santa – se han convertido en la banda sonora no oficial de Medinaceli en muchos puntos de su recorrido, añadiendo emoción sin necesidad de cornetas ni tambores.
Momentos en los que la hermandad incorpora la música
No obstante, la hermandad sí ha incorporado la música de forma puntual en actos específicos. Por ejemplo, en los viacrucis de Cuaresma organizados dentro de su barrio, la imagen de Jesús Cautivo ha ido acompañada por una capilla musical (conjunto reducido de instrumentos de viento y cuerda) para ambientar las estaciones. En 2025, para el viacrucis celebrado el 11 de marzo, la hermandad contó con la Capilla Musical “Ciudad de Cádiz” tras el Señor, considerándola “una apuesta importante por nuestra ciudad”. Esta capilla interpretó piezas sacras adecuadas a cada estación del vía crucis, enriqueciendo el acto piadoso sin romper la tonalidad seria. También es habitual que durante los cultos internos (misas y triduos) intervengan coros o agrupaciones musicales religiosas, y que en la función principal suene la Capilla Musical Catedralicia u órganos para realzar la liturgia. Sin embargo, en la procesión de Semana Santa propiamente dicha, la hermandad mantiene la tradición de prescindir de bandas de música, en señal de respeto y austeridad.
Silencio como signo distintivo
Cabe destacar que históricamente algunas hermandades del Cautivo (Medinaceli) en otras ciudades han optado por el silencio como signo distintivo, lo cual la de Cádiz continúa. Esta elección imprime una atmósfera única al Jueves Santo gaditano: se puede contemplar a Jesús de Medinaceli avanzando sobre su paso de plata bajo el cielo nocturno, únicamente escoltado por el rumor de los rezos y el chisporroteo de los cirios, mientras la Virgen de la Trinidad le sigue en un palio que avanza entre el silencio roto solo por alguna lejana saeta. De ese modo, la música del Medinaceli es el silencio devoto del pueblo, que resulta tan elocuente como la más solemne de las marchas procesionales.
Galería de fotografías
La Hermandad de Jesús de Medinaceli de Cádiz representa una simbiosis admirable entre historia, arte y fe popular. Nacida de la devoción privada de un hogar gaditano hacia el cautivo madrileño, supo canalizar ese fervor hasta convertirse en una de las cofradías más queridas de la Semana Santa gaditana. Su historia – desde la fundación en tiempos convulsos de 1938 hasta las adaptaciones del siglo XXI – está jalonada de hitos que reflejan su crecimiento y arraigo. El patrimonio que atesora, con imágenes de incalculable valor devocional y artístico, pasos de exquisita orfebrería y un acervo de enseres y símbolos, enriquece el tesoro cultural de Cádiz. El recorrido que realiza cada Jueves Santo por las calles de la ciudad vieja es ya un clásico que aúna momentos de gran espectacularidad y otros de íntimo recogimiento. Y no menos importante, su constante labor social y pastoral demuestra que la hermandad trasciende lo puramente estético o ceremonial para encarnar los valores cristianos de solidaridad y servicio al prójimo.
Con su seriedad penitencial – sin música tras los pasos – y su fuerte vinculación a la devoción de Jesús Cautivo, Medinaceli de Cádiz mantiene viva la herencia espiritual de aquel rescate trinitario de 1682, adaptándola al Cádiz del presente. Es, en definitiva, un referente cofrade de la ciudad, que combina tradición y compromiso. Cada primavera, cuando Jesús de Medinaceli y María Santísima de la Trinidad se reencuentran con su pueblo por las calles, Cádiz revive su historia y refuerza su fe, agradeciendo a esta hermandad el legado imperecedero de devoción y caridad que aporta a la Semana Santa gaditana.


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