Fueron muchos los veranos en los que las vacaciones familiares transcurrían en una pequeña pedanía cercana a La Iruela, en pleno corazón del Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas. Con una pequeña cámara digital, inmortalicé algunos de los paisajes de Arroyo Frio que solía frecuentar, capturando la esencia de aquellos días felices. Hoy, quiero compartir esas imágenes en mi blog, como testimonio de recuerdos imborrables.
Arroyo Frío, una aldea enclavada en este paraje privilegiado, apenas a unos 23 kilómetros de La Iruela. Lo que antaño fue un cortijo habitado por pocas familias, se ha transformado en una próspera localidad gracias al turismo rural, convirtiéndose en un punto estratégico desde donde explorar algunos de los rincones más emblemáticos del parque, como Linarejos, el Puente de las Herrerías, el nacimiento del río Guadalquivir o el embalse del Tranco.
Lugares que rodean los paisajes de Arroyo Frío y que esperan a ser descubiertos
Los alrededores ofrecían, y aún lo hace, un sinfín de atractivos naturales y culturales. Entre los lugares de interés más cercanos que visitamos en más de una ocasión se encuentra el Centro de Visitantes Torre del Vinagre, el Jardín Botánico, el Río Borosa, el Mirador de Félix Rodríguez de la Fuente, la Cerrada de Utrero, el Puente de las Herrerías, el Nacimiento del Guadalquivir, el Valle de los Tejos Milenarios, Nava de San Pedro, Fuente Acero, las Lagunas de Valdeazores y Aguas Negras, y los Campos de Hernán Pelea. En todos estos enclaves disfrutamos de la majestuosidad del paisaje y de la observación de fauna en libertad y de una exhuberante naturaleza que recorríamos a diario en largos paseos.
Recuerdos que conservar en la memoria
Sin duda, Arroyo Frío me permitió descubrir la riqueza natural del Parque de Cazorla, Segura y Las Villas, ofreciendo un refugio ideal para desconectar y sumergirme en la belleza de la naturaleza.
















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