El Puerto de Santa María, una joya situada a orillas de la Bahía de Cádiz, invita a los visitantes a descubrir su rico legado histórico y cultural. A través de un recorrido por su centro histórico, he decidido capturar con mi cámara aquellos lugares que representan la esencia de esta ciudad gaditana. Aunque este artículo no incluye todo el vasto patrimonio arquitectónico e histórico de la localidad, pretende ser una ventana que inspire a explorarla en profundidad. Os invito a acompañarme a dar un paseo por las calles de El Puerto de Santa María.
Con una historia que se remonta a la época fenicia y que fue enriquecida por romanos, árabes y cristianos, El Puerto de Santa María ha sido un punto estratégico en el comercio marítimo. Su relevancia histórica se refleja en su arquitectura civil, militar y religiosa, la cual dividiré para una exploración más clara.
Este recorrido no sigue un itinerario rígido, pero sí busca mostrar la esencia cultural y arquitectónica de El Puerto de Santa María, una ciudad vibrante que continúa cautivando con su riqueza histórica.
Arquitectura Civil
Palacio de Vizarrón o de las Cadenas

El Palacio de Juan Vizarrón, conocido popularmente como la «Casa de las Cadenas», es una emblemática casa-palacio situada en la Plaza del Polvorista, número 10, en El Puerto de Santa María, Cádiz. Este edificio es un testimonio arquitectónico de la prosperidad que vivió la ciudad durante los siglos XVII y XVIII, especialmente en relación con el comercio transatlántico.
Construida a finales del siglo XVII por Juan de Vizarrón Araníbar, caballero de la Orden de Alcántara y destacado comerciante con América, la casa-palacio refleja el modelo típico de las residencias de los «Cargadores a Indias». Estos comerciantes adinerados erigían majestuosas viviendas que servían tanto de hogar como de centro de operaciones para sus actividades mercantiles.
La arquitectura del palacio destaca por su sobria fachada y un patio interior adornado con arcos de medio punto, donde cuelgan las características cadenas que le otorgan su nombre. Estas cadenas simbolizan el privilegio concedido por el rey Felipe V, quien se hospedó en la residencia durante sus visitas a El Puerto de Santa María en 1729 y 1730. Una lápida en el patio conmemora estas estancias reales.
La familia Vizarrón desempeñó un papel notable en la historia colonial española. Juan Antonio Vizarrón y Eguiarreta, hijo de Juan de Vizarrón Araníbar, alcanzó las altas dignidades de arzobispo de México en 1730 y virrey de Nueva España en 1734, reflejando la influencia y prestigio de la familia en el ámbito colonial.
En palacio de Vizarrón en la actualidad
A lo largo de los siglos, la Casa de las Cadenas ha sufrido diversas modificaciones y usos. Aunque su estructura original ha sido alterada en parte, el edificio sigue siendo un símbolo del esplendor histórico de El Puerto de Santa María y de la arquitectura civil andaluza vinculada al comercio con las Américas.
En la actualidad, la Casa de las Cadenas forma parte del patrimonio cultural de la ciudad y es un punto de interés para quienes desean conocer la rica historia de El Puerto de Santa María y su conexión con el comercio transatlántico.
Casa de los Diezmos

La Casa de los Diezmos, situada en la Plaza de la Herrería de El Puerto de Santa María, es un edificio histórico cuya construcción data de mediados del siglo XVIII. Este inmueble servía como cilla o pósito del Cabildo Hispalense, bajo cuya jurisdicción eclesiástica se encontraba la ciudad en aquella época. Su función principal era almacenar los productos agropecuarios que los feligreses entregaban como diezmo, es decir, la décima parte de su producción destinada al sostenimiento de la Iglesia.
Arquitectónicamente, la Casa de los Diezmos presenta una estructura sobria con ciertos elementos barrocos que le confieren singularidad. El edificio se distribuye en dos plantas y cuenta con una amplia casapuerta diseñada para la entrada de carruajes, graneros, bodega y un patio central. En su fachada destaca un azulejo que representa la Giralda de Sevilla, símbolo del Cabildo Catedralicio hispalense, y una hornacina en el segundo cuerpo que alberga una cruz de forja, flanqueada por jarrones, contrastando con la sobriedad del primer cuerpo de la portada.
A lo largo de los siglos, el edificio ha tenido diversos usos. En el siglo XX, por ejemplo, albergó una posada conocida como «La Giralda de Sevilla» y fue utilizada como lavadero público, aprovechando un pozo situado en su patio central que proporcionaba agua en abundancia.
La casa de los diezmos en la actualidad
En tiempos recientes, la Casa de los Diezmos ha sido objeto de intervenciones en su fachada que han generado controversia. En octubre de 2023, se llevó a cabo un repintado de la fachada en color blanco, lo que suscitó críticas por parte de la asociación Betilo, dedicada a la defensa del patrimonio histórico local. La organización denunció que estos trabajos se realizaron sin respetar las directrices establecidas en el Plan Especial de Protección y Reforma Interior del Conjunto Histórico y su Entorno (PEPRICHYE), que exige conservar la tipología, morfología y ornamentación original del edificio, así como restaurar la fachada recuperando su cromatismo con técnicas y materiales adecuados.
La Casa de los Diezmos es un testimonio tangible del pasado económico y social de El Puerto de Santa María, reflejando la importancia que tuvo el diezmo en la organización económica de la Iglesia y su influencia en la vida cotidiana de la comunidad local. Su preservación y adecuada restauración son fundamentales para mantener viva la memoria histórica de la ciudad y garantizar que las futuras generaciones puedan apreciar este valioso legado arquitectónico.
Antiguo edificio de la Aduana de El Puerto

La Casa de la Aduana, situada en El Puerto de Santa María, es un testimonio arquitectónico del auge comercial que vivió la ciudad en los siglos XVII y XVIII. Este edificio, ubicado entre las calles Micaela Aramburu, avenida de la Bajamar y calle Maestro Domingo Veneroni, destaca por su estilo neoclásico y su relevancia histórica.
Los orígenes de la Casa de la Aduana se remontan a 1797, cuando la Real Hacienda decidió establecer la Real Fábrica de Aguardientes y Licores en este emplazamiento, aprovechando la excelente calidad de las aguas de La Piedad, esenciales para la producción de licores. El edificio fue inaugurado a finales de 1799, dedicándose a la elaboración de aguardiente anisado, seco y anisete superior.
Tras el cierre de la fábrica en 1818, el inmueble pasó a albergar la Aduana Real, adaptándose sus espacios para oficinas y almacenes. La planta baja se destinó principalmente al almacenamiento de mercancías, mientras que las plantas superiores alojaban las oficinas y viviendas de los funcionarios.
Recuperación de la antigua aduana
A lo largo del siglo XX, la Casa de la Aduana experimentó un progresivo deterioro, llegando a un estado de abandono que comprometía su integridad estructural. Sin embargo, en agosto de 2024, el alcalde de El Puerto de Santa María, Germán Beardo, anunció el inicio de las obras de rehabilitación del edificio. Estas intervenciones buscan frenar el deterioro y devolver la vida a este emblemático inmueble, preservando su valor patrimonial y adaptándolo a nuevos usos que revitalicen el casco histórico de la ciudad.
La recuperación de la Casa de la Aduana no solo representa la conservación de un edificio histórico, sino también la revitalización de una zona clave de El Puerto de Santa María. Este proyecto se suma a otras iniciativas municipales destinadas a rehabilitar el patrimonio arquitectónico local,
Edificio del matadero

El antiguo Matadero de El Puerto de Santa María, ubicado en el extrarradio del núcleo urbano junto a la orilla derecha del Caño del Molino, es uno de los edificios más singulares del patrimonio local. Su construcción se remonta a 1697, cuando el concejo municipal ordenó su edificación en el «sitio de Pozos Dulces», como lo atestigua el escudo de mármol que corona su entrada principal. Este blasón, que representa a la Virgen sobre un castillo rodeada de cinco ángeles, es similar al de la fachada de la Pescadería Vieja y destaca por su talla y estado de conservación.
Originalmente, el matadero se encontraba en la actual Casa de los Leones y el Bar Vicente, donde laboraban los trabajadores del gremio. Sin embargo, en 1697 se trasladó a su ubicación actual para mejorar las condiciones sanitarias y operativas de la ciudad. El edificio, de estilo arquitectónico propio del siglo XVII, ha sufrido diversas modificaciones a lo largo de los años, perdiendo parte de su estructura original.
En la actualidad, el antiguo Matadero ha sido rehabilitado y alberga la sede de distintas asociaciones culturales y artísticas, consolidándose como un espacio de encuentro y promoción cultural. Entre sus actividades, destacan las veladas flamencas que se celebran en su patio interior, contribuyendo al fomento y preservación de las tradiciones locales.
Antiguo edificio del matadero en la actualidad
Recientemente, en mayo de 2024, la Casa de Galicia inauguró su nueva sede en este emblemático edificio, fortaleciendo los lazos entre la comunidad gallega y la gaditana. El acto contó con la presencia de autoridades locales y regionales, y estuvo amenizado por sones de gaitas y muñeiras, simbolizando la fusión cultural entre ambas regiones.
La rehabilitación del antiguo Matadero refleja el compromiso del Ayuntamiento y de la ciudadanía por revitalizar el casco histórico, fomentando la conservación de inmuebles patrimoniales mediante intervenciones de calidad. Este esfuerzo conjunto ha permitido que el edificio, desmembrado de la ciudad histórica desde el siglo XIX debido a la construcción de la estación de ferrocarril y el paso de las vías férreas, recupere su relevancia como referente cultural y social en El Puerto de Santa María.
Palacio de Aranibar

El Palacio de Araníbar, erigido en 1660, es la casa de cargadores a Indias más antigua que se conserva en El Puerto de Santa María. Su fundador, el capitán Juan de Araníbar y Alberro, originario de San Sebastián y de ascendencia navarra, llegó a la ciudad como caballerizo mayor del Duque de Medinaceli. Destacado comerciante y regidor de la villa, impulsó la construcción de este palacio que refleja la prosperidad económica derivada del comercio con América.
Arquitectura única del palacio
Situado en la Plaza de Alfonso X el Sabio, el edificio presenta una fachada principal de estilo clasicista, caracterizada por su sobriedad y equilibrio. Se articula en tres plantas separadas por cornisas: la planta baja, destinada originalmente a almacenes y entrada de carruajes; un entresuelo utilizado como oficina y zona de almacenaje; la planta principal, que albergaba las estancias nobles de la familia; y la última planta, reservada para el servicio doméstico.
El acceso principal destaca por un vano adintelado flanqueado por columnas toscanas pareadas sobre pedestales. Encima del dintel, se observa el escudo familiar y la inscripción del año de construcción. El balcón central del primer piso, enmarcado por pilastras jónicas y rematado por un frontón triangular partido, añade distinción a la fachada.
En el interior, el palacio se organiza alrededor de un patio central porticado con arcos de medio punto que descansan sobre columnas toscanas de mármol italiano. Destaca especialmente el artesonado mudéjar del salón principal, una techumbre a cuatro aguas decorada con casetones estrellados y una piña dorada central en forma de estalactita, que evidencia la influencia artística de la época.
Estado del palacio de Aranibar en la actualidad
Actualmente, el Palacio de Araníbar alberga la Oficina de Turismo y el Centro de Interpretación «El Puerto de los Cargadores a Indias». Este espacio cultural ofrece a los visitantes una visión detallada de la historia local vinculada al comercio transatlántico, mostrando la evolución socioeconómica y arquitectónica de la ciudad desde el siglo XV hasta el XIX. La visita permite sumergirse en la vida cotidiana de una casa-palacio de cargadores a Indias, apreciando la riqueza patrimonial que estos comerciantes legaron a El Puerto de Santa María.
Casa de los Leones

La Casa de los Leones, situada en la céntrica Calle La Placilla de El Puerto de Santa María, Cádiz, es una emblemática casa palaciega que data de 1790. Este edificio es reconocido como uno de los ejemplos más representativos de la arquitectura barroca en la región.
Su denominación popular se debe a los relieves de leones que adornan las pilastras de su fachada principal. Este elemento distintivo, junto con el ondulante balcón central y la hornacina flanqueada por columnas salomónicas que alberga una imagen de la Virgen de la Escalada, confiere al edificio una riqueza ornamental característica del barroco gaditano.
El interior de la casa se organiza alrededor de un patio principal, rodeado de galerías de madera con barandillas de hierro forjado, que ha sido restaurado meticulosamente para preservar su diseño original. Este espacio ofrece un ambiente tranquilo, ideal para la lectura y el descanso, resguardado del cálido sol andaluz.
La casa de los Leones adaptado para uso de apartamento turístico
En 1999, la Casa de los Leones fue restaurada y adaptada para funcionar como apartamentos turísticos. Actualmente, cuenta con 13 apartamentos de 50 m², cada uno equipado con una habitación doble, un salón de 20 m² con sofá cama y una cocina completa con lavadora, microondas y frigorífico. Además, dispone de 4 apartamentos de 75 m² con dos habitaciones dobles y salón con sofá cama, ofreciendo comodidad tanto para estancias cortas como prolongadas.
Los huéspedes pueden disfrutar de una terraza solárium con vistas panorámicas de la ciudad, perfecta para relajarse y tomar el sol. Asimismo, en la planta baja se encuentra el Bar «El Bocoy», donde se ofrece una amplia variedad de tapas elaboradas con productos locales, permitiendo a los visitantes degustar la gastronomía típica de la región.
La ubicación estratégica de la Casa de los Leones, próxima a la Plaza del Mercado de Abastos, construida en 1874, facilita el acceso a los principales atractivos turísticos de El Puerto de Santa María, convirtiéndola en un punto de partida ideal para explorar la riqueza cultural y patrimonial de la ciudad.
Real Plaza de Toros de El Puerto

La Real Plaza de Toros de El Puerto de Santa María, inaugurada en 1880, es una de las más destacadas de Andalucía y de toda España. Diseñada por los arquitectos Mariano Carderera y Manuel Pardo, la plaza presenta un estilo ecléctico característico del siglo XIX. Su estructura poligonal de 60 lados y tres niveles le confiere una apariencia monumental. Con un diámetro total de 99 metros y un ruedo de 60 metros, tiene capacidad para albergar a 12.186 espectadores, situándola entre las plazas de toros más grandes del país.
La tradición taurina en El Puerto de Santa María se remonta al siglo XVIII, cuando se celebraban corridas en la Plaza de las Galeras. En 1768, se llevaron a cabo diez corridas a beneficio del Hospital de Nuestra Señora de los Milagros en un coso de madera instalado en el ejido de San Francisco. Este recinto permaneció hasta 1802 y fue escenario de la trágica muerte del torero José Cándido en 1771. Posteriormente, se construyeron varias plazas en el mismo lugar, sufriendo incendios y reconstrucciones hasta que, en 1880, se inauguró la actual plaza con una corrida en la que participaron los diestros Antonio Carmona «El Gordito» y Rafael Molina «Lagartijo», lidiando toros de la ganadería de Anastasio Martín.
Plaza de Toros de El Puerto, testigo de eventos taurinos históricos
La plaza ha sido testigo de innumerables eventos taurinos y culturales a lo largo de su historia. Una anécdota destacada es la frase atribuida al torero Joselito «El Gallo»: «Quien no ha visto toros en El Puerto, no sabe lo que es un día de toros», la cual está plasmada en un mosaico en la entrada principal del recinto.
Además de su relevancia en el mundo taurino, la Real Plaza de Toros de El Puerto de Santa María es un referente arquitectónico y turístico. Su diseño y dimensiones la convierten en un monumento de visita obligada para quienes desean conocer la riqueza cultural y las tradiciones de la región. La plaza no solo acoge corridas de toros, sino también diversos eventos culturales y musicales, consolidándose como un espacio multifuncional que enriquece la oferta cultural de la ciudad.
Plaza de Cristóbal Colón

La Plaza de Cristóbal Colón, situada en el corazón del casco antiguo de El Puerto de Santa María, es un enclave de gran relevancia histórica y cultural. Antiguamente conocida como la «Plaza del Carbón» o «Cuesta del Carbón», este espacio debe su nombre a la acumulación de carbón en la zona, utilizado como combustible para las embarcaciones que atracaban en los cercanos muelles pesquero y comercial de la ciudad.
En 1938, la plaza fue renombrada en honor a Cristóbal Colón, en reconocimiento a la estrecha relación del navegante con El Puerto de Santa María y la Casa de Medinaceli. Durante su estancia en la ciudad, Colón recibió apoyo del Duque de Medinaceli, Luis de la Cerda y Mendoza, quien facilitó recursos para sus expediciones.
Para conmemorar este vínculo, se erigió en el centro de la plaza una cruz monumental, que lamentablemente ha desaparecido con el tiempo. Sin embargo, aún se conservan azulejos dedicados al insigne marino, que adornan el espacio y mantienen viva su memoria.
La plaza está rodeada de edificaciones de notable valor arquitectónico, como el Palacio de Pablo Vizarrón, una construcción barroca del siglo XVIII que refleja la riqueza histórica de la zona. Además, su ubicación estratégica frente al antiguo Hospital de San Juan de Dios y junto al Castillo de San Marcos y la Lonja de Contratación, la convierte en un punto neurálgico para quienes desean explorar el patrimonio de la ciudad.
La plaza de Cirstóbal Colón en la Actualidad
Actualmente, la Plaza de Cristóbal Colón es un espacio peatonal que ofrece a residentes y visitantes un lugar ideal para el esparcimiento y la cultura. Durante los meses de verano, se transforma en escenario de conciertos, representaciones teatrales y diversas actividades culturales que dinamizan la vida local.
Su ambiente acogedor y su rica historia la convierten en una visita obligada para quienes desean sumergirse en el legado histórico de El Puerto de Santa María.
Molino de Mareas

El Molino de Mareas «El Caño», situado en El Puerto de Santa María, es una edificación histórica que data del siglo XIX. Este molino aprovechaba la energía de las mareas para moler grano, utilizando un ingenioso sistema que almacenaba agua durante la pleamar en una presa con esclusa. Al descender la marea, el agua retenida se liberaba, impulsando las ruedas del molino y permitiendo la molienda del grano.
Construido con sillares de piedra ostionera, el molino se emplaza de manera transversal sobre un caño que confluye con el río Guadalete, en las cercanías del puente del ferrocarril, aguas arriba del antiguo Puente de San Alejandro. Esta ubicación estratégica facilitaba el aprovechamiento óptimo de las mareas para su funcionamiento.
Tras un periodo de abandono, el molino fue rehabilitado y, desde 2015, alberga el reconocido restaurante Aponiente, dirigido por el chef Ángel León, conocido como el «Chef del Mar». Esta transformación no solo ha revitalizado la estructura, sino que también ha contribuido a la dinamización económica y cultural de la zona.
Rehabilitación del Molino de Mareas
La rehabilitación del molino ha permitido conservar elementos arquitectónicos originales, integrándolos con las necesidades contemporáneas del restaurante. Además, el espacio se ha adaptado para acoger actividades culturales y formativas relacionadas con la marisma salinera, los molinos de mareas y la naturaleza de la bahía de Cádiz, destinando una zona de 70 m² para exposiciones artísticas.
La recuperación y adaptación del Molino de Mareas «El Caño» ejemplifica cómo es posible preservar el patrimonio histórico, dándole nuevos usos que benefician a la comunidad y fomentan el turismo sostenible. Este molino no solo representa una pieza clave de la historia industrial de la región, sino que también se ha convertido en un referente gastronómico y cultural en El Puerto de Santa María.
Museo municipal El Hospitalito

El Hospitalito, oficialmente conocido como el Hospital de la Divina Providencia, es un emblemático edificio situado en el Barrio Alto de El Puerto de Santa María, Cádiz. Construido en 1753, este inmueble de estilo neoclásico con influencias del barroco francés sirvió originalmente como hospital de mujeres, brindando asistencia a huérfanas y enfermas desamparadas. Su función hospitalaria se mantuvo hasta el siglo XIX, momento en el que se transformó en el Colegio del Hospitalito, donde se formaron numerosas generaciones de portuenses.
En la actualidad, El Hospitalito alberga la Sala Museo Hospitalito, una extensión del Museo Arqueológico Municipal de la ciudad. Este espacio expositivo reúne una valiosa colección de piezas que abarcan desde la prehistoria hasta la época moderna. Entre los fondos destacados se incluyen restos paleontológicos de cetáceos y escualos del Terciario Final, así como mandíbulas y defensas de elefantes y mastodontes del Pliopleistoceno. Además, se exhiben herramientas del Paleolítico Inferior procedentes del yacimiento de El Aculadero, considerado uno de los más antiguos de Europa.
La colección también comprende materiales del Neolítico-Calcolítico hallados en yacimientos locales como Cantarranas y Pocito Chico, reflejando las primeras poblaciones sedentarias de la zona. Del periodo tartésico destacan los hallazgos de la Torre de Doña Blanca y su necrópolis, Las Cumbres, que evidencian un intenso poblamiento y relaciones culturales con civilizaciones del Mediterráneo Oriental. Asimismo, se presentan objetos de la época romana, incluyendo alfares de ánforas y villas agrícolas, que ilustran la romanización de la región.
Un museo municipal que recoge la historia de la ciudad
El Hospitalito no solo se limita a la exhibición de piezas arqueológicas; también es un activo centro cultural que organiza exposiciones temporales, conferencias y actividades didácticas dirigidas a diversos públicos. En 2024, el museo registró más de 11.800 visitantes, consolidándose como un referente cultural en la ciudad. Este éxito ha impulsado la planificación de una segunda fase de rehabilitación, con una inversión municipal de 527.000 euros y una subvención de 1.070.000 euros del programa «2% Cultural», gestionado por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. Estas mejoras permitirán ampliar las instalaciones y enriquecer la oferta museística, reforzando el papel de El Hospitalito como epicentro cultural de El Puerto de Santa María.
Palacio de los Duques de Medinaceli

El Palacio de los Duques de Medinaceli, erigido a finales del siglo XVI y principios del XVII, fue una de las edificaciones más emblemáticas de El Puerto de Santa María. Este majestuoso palacio ocupaba una manzana completa delimitada por la actual Plaza de España y las calles Palacio, San Bartolomé, Santo Domingo y Pagador.
La estructura del palacio constaba de dos plantas que albergaban setenta y dos habitaciones, siete escaleras interiores y una principal. Además, contaba con dos jardines, una bodega, dos patios y varias cuadras y caballerizas. En la esquina con la Plaza de España se situaba una capilla privada con su sacristía, accesible desde la calle.
Rehabilitación del edificio
A comienzos del siglo XVIII, el palacio presentaba signos de deterioro. Ante el elevado coste de su restauración, el IX Duque de Medinaceli, don Luis Francisco de la Cerda, encargó en 1724 al arquitecto Vicente Acero el diseño de un nuevo palacio en el mismo emplazamiento. El proyecto contemplaba una fachada principal simétrica con dos altas torres gemelas y una capilla de planta centrada cubierta con una gran cúpula. Sin embargo, este ambicioso plan no se materializó debido a su alto presupuesto y a la pérdida del señorío de El Puerto por parte de la Casa de Medinaceli en 1729, cuando se incorporó a la Corona.
Con el paso del tiempo, el palacio original se deterioró y, en 1846, en su lugar se construyó una bodega que actualmente pertenece al grupo Luis Caballero S.A. A pesar de las transformaciones, es probable que algunos muros de las bodegas actuales conserven restos del antiguo palacio, manteniendo viva la memoria de esta histór
Ruta Sacra
Ermita de Santa Clara

La Ermita de Santa Clara, situada en El Puerto de Santa María, Cádiz, es un testimonio arquitectónico de gran relevancia histórica y cultural. Su construcción se inició en 1519 por iniciativa de Juan de la Rosa, bajo la advocación de Santa Clara de Asís, en un ejido ubicado en las afueras de la población que posteriormente adoptó su nombre.
Historia de la Capilla de Santa Clara
En sus inicios, la ermita presentaba una estructura sencilla de tradición mudéjar, con planta rectangular y cubierta a dos aguas. La cabecera del templo se orientaba hacia el noroeste, mientras que la entrada principal se situaba al sudeste. Esta disposición se aprecia en una panorámica preliminar realizada por Anton van den Wyngaerde en 1567.
A lo largo de los siglos, el edificio experimentó diversas modificaciones. En el siglo XVII, posiblemente tras el terremoto de 1636 que afectó notablemente a la Iglesia Mayor Prioral, se llevaron a cabo reformas significativas. Se añadieron dos espacios a la nave central original, resultando en una planta de cruz latina con brazos de diferentes longitudes. El presbiterio, ubicado al noroeste, fue coronado con una cúpula que culmina en una linterna, proporcionando iluminación natural al interior.
En el siglo XVIII, se incorporaron elementos decorativos como pinturas al fresco de temática religiosa, ubicadas en el brazo oeste sobre una bóveda de aristas. Estas obras representan figuras como San José, San Joaquín con el niño, la paloma símbolo del Espíritu Santo y el Padre Eterno, y se datan probablemente en la segunda mitad del siglo XVIII o inicios del XIX.
La ermita también contaba con una necrópolis asociada desde su fundación, utilizada por personas que transitaban el principal camino de entrada y salida de la ciudad por el norte. Las excavaciones arqueológicas han revelado la existencia de aproximadamente 300 tumbas en la zona más cercana al templo, relacionadas con un antiguo cementerio del siglo XV que estuvo en uso hasta principios del XIX.
Periodo de desamortizaciones y estado actual de la capilla
Tras un periodo de abandono debido a las desamortizaciones del siglo XIX, la Ermita de Santa Clara ha sido objeto de procesos de rehabilitación que han permitido su conservación y puesta en valor. Actualmente, se ha convertido en un espacio cultural y forma parte del recorrido de la Ruta Jacobea, concretamente de la Vía Augusta, que se extiende entre Cádiz y Sevilla.
La Ermita de Santa Clara destaca como el único representante del manierismo en El Puerto de Santa María, con su planta de cruz latina, brazos cortos y una capilla adosada que cumplía funciones de sacristía. Su portada almohadillada y la pequeña cúpula con linterna sobre el crucero son elementos arquitectónicos de notable interés.
Este monumento no solo refleja la evolución arquitectónica y artística de la región, sino que también ofrece una ventana al pasado religioso y social de la comunidad, consolidándose como un patrimonio invaluable para El Puerto de Santa María y sus visitantes.
Iglesia Parroquial de San Joaquín

La Parroquia de San Joaquín, situada en la calle Cielos número 42 de El Puerto de Santa María, Cádiz, es un templo con una rica historia que se remonta al siglo XVIII. Sus orígenes se encuentran en 1728, cuando comenzó a funcionar como una ayuda de la parroquia principal, la Iglesia Mayor Prioral, para atender a la creciente feligresía de la ciudad. Nueve años después, en 1737, se inauguró una pequeña ermita en el mismo lugar que ocupa actualmente la iglesia.
Historia de la iglesia de San Joaquin
En 1911, la ermita fue elevada al rango de parroquia independiente, lo que reflejaba la importancia creciente de esta comunidad en la vida religiosa local. Con el tiempo, se realizaron ampliaciones significativas para adaptarse a las necesidades de los fieles. La estructura original de una sola nave se complementó con la adición de tres capillas en el lado del evangelio, que posteriormente se unieron para formar una nave lateral. Esta configuración interna presenta una nave principal cubierta con bóveda de cañón y una nave lateral más estrecha, separadas por arcos de medio punto.
La fachada de la iglesia es sobria, con una portada adintelada flanqueada por pilastras y coronada por una cornisa sencilla. Destaca una espadaña de doble cuerpo que alberga las campanas. Además, en la fachada se encuentran retablos cerámicos que representan al Santísimo Cristo de la Flagelación y a María Santísima de la Amargura, titulares de la Hermandad de la Flagelación, establecida en esta parroquia.
Interior de la Capilla
El retablo mayor, de estilo neobarroco, fue diseñado por el tallista e imaginero portuense Ovando Merino y colocado en 1947. Este retablo alberga imágenes de gran valor artístico y devocional, como el Santísimo Cristo de la Vera-Cruz, una talla novohispana del siglo XVI, Nuestra Señora del Mayor Dolor y San Juan Evangelista, atribuidas al escultor Ignacio López, discípulo de Pedro Roldán, datadas a finales del siglo XVII. En el ático del retablo se encuentra una representación de San Joaquín con la Virgen niña y un relieve del Padre Eterno en el remate.
La Parroquia de San Joaquín no solo es un lugar de culto, sino también un centro activo en la vida social y cultural de El Puerto de Santa María. Aquí se celebran misas, bodas, bautizos y otras ceremonias importantes para la comunidad local. Además, es sede de varias hermandades, como la de la Flagelación y la Vera-Cruz, que contribuyen a mantener vivas las tradiciones religiosas de la ciudad.
Horarios de culto y estado actual de la iglesia
En cuanto a los horarios de misa, durante el invierno, las celebraciones en días laborables, sábados y vísperas de festivo son a las 19:30 horas, mientras que los domingos y festivos se celebran a las 11:30 y 19:30 horas. En verano, los horarios se ajustan ligeramente, con las misas diarias, sábados y vísperas de festivo a las 20:00 horas, y los domingos y festivos a las 11:30 y 20:00 horas.
La Parroquia de San Joaquín representa un valioso patrimonio histórico y artístico para El Puerto de Santa María, reflejando siglos de fe y tradición que continúan vigentes en la actualidad.
Iglesia de San Francisco

La Parroquia de San Francisco, situada en la calle San Francisco número 27 de El Puerto de Santa María, Cádiz, es un destacado monumento histórico y religioso de la ciudad.
Orígenes de la iglesia de San Francisco
Su origen se remonta a 1517, cuando el Duque de Medinaceli, don Juan de la Cerda, promovió la fundación de un convento de franciscanos observantes en una ermita dedicada a Santa Brígida, ubicada extramuros de la ciudad.
La construcción de la iglesia conventual comenzó en 1570, adoptando una planta rectangular con tres naves. La capilla mayor se completó ya entrado el siglo XVII. El templo contaba con capillas laterales destinadas a enterramientos de benefactores y un coro alto a los pies.
En 1605 se edificó un sagrario, aunque el retablo mayor, una obra maestra del barroco, no se inició hasta alrededor de 1730, gracias a una donación del teniente Francisco Pérez Mancheño. Este retablo, atribuido al arquitecto de retablos Matías José Navarro y su taller de Lebrija, destaca por sus estípites, volutas y hojas de acanto, elementos característicos del estilo barroco.
En 1860, la Compañía de Jesús estableció el Colegio de San Luis Gonzaga y asumió la administración de la iglesia de San Francisco, antiguo convento franciscano. Posteriormente, en 1986, el templo fue erigido como parroquia, encomendada a la misma orden jesuita.
Interior de la iglesia
El interior de la parroquia alberga valiosas obras de arte sacro. Destacan dos tallas de los santos jesuitas más representativos: San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier, realizadas por Juan de Mesa en 1630 y procedentes de la Iglesia de San Hermenegildo de Sevilla. Además, la capilla del Corazón de María, situada en la nave de la epístola, contiene una imagen de la Virgen obra de Castillo Lastrucci de 1944, acompañada por las figuras de San Joaquín y Santa Ana.
Espacio de culto para los portuenses
La Parroquia de San Francisco continúa siendo un centro activo de culto y comunidad en El Puerto de Santa María, ofreciendo misas diarias y diversas actividades pastorales. Los horarios de las misas varían según la temporada; durante el invierno, se celebran de lunes a viernes a las 9:30 h y 18:30 h, los sábados a las 9:30 h y 20:30 h, y los domingos y festivos a las 9:30 h, 10:30 h, 11:30 h, 12:30 h y 18:30 h.
Este templo no solo es un lugar de recogimiento espiritual, sino también un testimonio vivo de la rica historia y patrimonio artístico de la región, reflejando la evolución arquitectónica y religiosa de El Puerto de Santa María a lo largo de los siglos.
Capilla de la Aurora

La Capilla de Nuestra Señora del Rosario de la Aurora, ubicada en El Puerto de Santa María, es un destacado ejemplo del patrimonio histórico y artístico de la ciudad. Su origen se remonta a 1692, cuando se fundó la cofradía homónima con el propósito de promover el rezo público del rosario como manifestación de piedad popular. En 1715, el presbítero Sebastián García de la Peña adquirió una propiedad entre las calles San Sebastián y Postigo para erigir la capilla que serviría de sede a la cofradía.
La construcción de la capilla se extendió a lo largo del siglo XVIII, con sucesivas ampliaciones que culminaron en 1764. Ese año, Ruiz de Cortázar la describió como «muy capaz y hermosa, con seis altares en que se hallan sitas dos cofradías: la de Nuestra Señora de la Aurora y la otra de San Casiano». El retablo mayor se completó en 1791, consolidando su riqueza artística.
Además de su función religiosa, la capilla desempeñó un papel educativo significativo. Desde 1706 hasta 1845, albergó una escuela que ofrecía instrucción en primeras letras, doctrina cristiana, gramática, arte, latín, teología y filosofía, convirtiéndose en uno de los centros docentes más notables de Andalucía. Una inscripción en su fachada principal aún atestigua esta faceta: «Casa de Estudios. Escuelas pías a cargo de la cofradía de Nª Sª Mª Sª de la Aurora».
Arquitectura de la Capilla
Arquitectónicamente, la capilla presenta una nave única con cubierta de bóveda de cañón adornada con lunetos y arcos fajones que descansan sobre pilastras adosadas a los muros laterales. Destaca especialmente la bóveda semiesférica sobre pechinas que cubre el antepresbiterio, enriquecida con elaboradas yeserías de estilo barroco del siglo XVIII. El retablo mayor, tallado entre 1778 y 1794, combina elementos neoclásicos y rococó, y alberga imágenes de gran devoción, como el Cristo de la Humildad y Paciencia y Nuestra Señora del Desconsuelo.
A lo largo de su historia, la capilla ha enfrentado desafíos estructurales. En 1927, su estado ruinoso obligó al traslado temporal de las imágenes a la Iglesia Mayor Prioral. Tras una restauración concluida en 1968, las imágenes regresaron a su lugar original. Sin embargo, en 2014, debido a desprendimientos en las yeserías de la bóveda causados por filtraciones de agua, la capilla fue cerrada nuevamente, y las imágenes se trasladaron al convento del Espíritu Santo.
Rehabilitación del edificio
En mayo de 2024, el alcalde Germán Beardo anunció la obtención de fondos de la Diputación Provincial para la rehabilitación de la capilla y la Basílica de Nuestra Señora de los Milagros. Esta inversión permitirá abordar las reformas más urgentes y preservar este valioso patrimonio para las generaciones futuras.
Capilla del Convento de las Esclavas

La Capilla del Convento de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, situada en la calle Luna número 15 de El Puerto de Santa María, Cádiz, es un destacado ejemplo de la arquitectura religiosa barroca de la región.
Historia de la capilla
Originalmente, entre los siglos XV y XVII, este edificio albergó el Hospital de la Misericordia, destinado a la atención de los más necesitados. Posteriormente, hasta el siglo XIX, pasó a ser gestionado por la Orden de San Juan de Dios, manteniendo su función hospitalaria. En 1847, el inmueble fue adquirido por el Ayuntamiento y, en 1925, cedido a la congregación de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, quienes establecieron allí un colegio que continúa en funcionamiento hasta la actualidad.
La fachada de la capilla, realizada en cantería, conserva las líneas barrocas características de los edificios sevillanos del siglo XVIII. Al acceder al interior, se aprecia una planta de cruz latina con tres naves. La nave central, de mayor altura, está cubierta por una bóveda de cañón sostenida por arcos fajones y lunetos, mientras que las naves laterales presentan bóvedas de arista. Los pilares que separan las naves están decorados en su parte inferior con azulejos que exhiben motivos vegetales y florales, elaborados en 1923 por la fábrica trianera de Mensaque.
Uno de los elementos más destacados del interior es el retablo mayor, una obra maestra del barroco que enmarca el altar principal. Además, en las naves laterales se encuentran retablos colaterales con esculturas de notable valor artístico, como la talla de la Inmaculada y un altorrelieve de San Juan de Dios.
Un espacio de recogimiento y espiritualidad
La capilla ofrece un ambiente de recogimiento y espiritualidad, siendo un lugar idóneo para la oración y la reflexión. Según visitantes, al ingresar se percibe una atmósfera de paz, especialmente durante la exposición del Santísimo.
Para quienes deseen asistir a las celebraciones litúrgicas, la capilla mantiene horarios de misa tanto en invierno como en verano. Durante el invierno, las misas se celebran de lunes a viernes a las 09:30 y a las 19:30, y los sábados y vísperas de festivo a las 19:30. En verano, las misas de lunes a viernes son a las 09:30, los sábados a las 09:30 y a las 19:00.
La Capilla del Convento de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús es, sin duda, una joya del patrimonio histórico y artístico de El Puerto de Santa María, que merece ser visitada y apreciada por su riqueza arquitectónica y espiritual.
Basílica Menor Prioral

La Basílica Menor de Nuestra Señora de los Milagros, también conocida como Iglesia Mayor Prioral, es un destacado templo situado en la Plaza de España de El Puerto de Santa María, en la provincia de Cádiz, Andalucía. Su construcción se inició en 1486 bajo el patrocinio de los duques de Medinaceli, señores jurisdiccionales de la villa en aquel entonces. El templo fue consagrado al culto en 1493, aunque su edificación continuó durante varios años más.
El edificio original presentaba un marcado estilo gótico tardío, evidente en elementos como la fachada occidental, conocida como Puerta del Perdón. Esta portada, aunque inacabada, exhibe características propias del gótico de la época. La iglesia cuenta con tres naves cubiertas por bóvedas de crucería, siendo la central de mayor altura y anchura que las laterales, y posee un ábside pentagonal.
En 1636, un terremoto causó graves daños en la estructura, provocando el colapso de la nave principal y dejando el edificio en estado ruinoso. La reconstrucción se llevó a cabo en la segunda mitad del siglo XVII, bajo la dirección de los arquitectos Antón Martín Calafate y, tras su fallecimiento, Francisco de Guindos. Durante esta etapa, se incorporaron elementos barrocos al diseño original, como la Puerta del Sol, una entrada lateral que destaca por su rica ornamentación plateresca.
Interior del templo
En el interior del templo se albergan valiosas obras de arte, entre las que destaca la imagen de la Virgen de los Milagros, patrona de la ciudad. Esta talla gótica del siglo XIII, mencionada en las «Cantigas» de Alfonso X el Sabio, se encuentra en la capilla homónima, que fue patrocinada en el siglo XVII por el príncipe Manuel Filiberto de Saboya. Otra pieza notable es el retablo de plata mexicana de la Capilla del Sagrario, realizado en 1682 por el platero José Medina en San Luis de Potosí.
Reconocimientos del templo a lo largo de su historia
La iglesia ha recibido diversos reconocimientos a lo largo de su historia. En 1982, fue declarada Bien de Interés Cultural. Posteriormente, en 2013, se le otorgó el título de Santuario Diocesano, y el 25 de enero de 2015, fue elevada al rango de Basílica Menor.
Estos honores reflejan su importancia religiosa, histórica y artística en la región.
La Basílica Menor de Nuestra Señora de los Milagros no solo es un lugar de culto activo, sino también un testimonio vivo de la evolución arquitectónica y cultural de El Puerto de Santa María, consolidándose como uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad y un punto de referencia para visitantes y fieles.
Capilla de Jesús de los Afligidos

La Capilla de Jesús de los Afligidos, situada en el corazón del casco histórico de El Puerto de Santa María, es un destacado ejemplo del barroco andaluz. Su construcción se inició en el último tercio del siglo XVII, formando parte del complejo del antiguo Hospital de San Juan de Dios, conocido localmente como «El Hospitalito».
La fachada de la capilla se divide en dos cuerpos. El primero presenta un acceso adintelado flanqueado por columnas toscanas con motivos geométricos. El segundo cuerpo alberga una hornacina con el escudo de la Santa Caridad, representado por una cruz inserta en un corazón. Este diseño refleja la pureza del estilo barroco predominante en la época.
Interior de la capilla
El interior de la capilla es de planta rectangular y cuenta con una sola nave. Está sustentada por pilares almohadillados que soportan una bóveda de medio cañón en la nave principal y una cúpula semiesférica en la cabecera. A los pies de la nave se sitúa un coro alto, accesible desde una escalera ubicada en el claustro adyacente.
El retablo mayor, de estilo neoclásico, alberga la venerada imagen de Nuestro Padre Jesús de los Afligidos. Esta talla, atribuida al escultor guatemalteco Mateo de Zúñiga en el siglo XVII, representa a Jesús cargando la cruz camino del Gólgota, asistido por Simón de Cirene.
A ambos lados del retablo se encuentran las imágenes de San Juan de Dios y la Virgen Milagrosa, incorporadas a principios del siglo XX.
Tesoros artísticos que alberga la capilla
La capilla también alberga la imagen de María Santísima del Rosario en sus Misterios Dolorosos, una dolorosa de candelero para vestir, obra del imaginero sanroqueño Luis Ortega Bru, realizada en 1967. Esta imagen es titular de la Hermandad de los Afligidos, que tiene su sede canónica en esta capilla y realiza su salida procesional cada Lunes Santo, siendo una de las cofradías más destacadas de la Semana Santa portuense.
Capilla del Convento de las Concepcionistas

El Convento de la Purísima Concepción, ubicado en la calle Pedro Muñoz Seca número 45 de El Puerto de Santa María, es un monasterio de clausura perteneciente a la Orden de la Inmaculada Concepción. Fundado en 1518, este convento se estableció inicialmente como un hospital para pobres, similar al Convento del Espíritu Santo en la misma ciudad.
Recorrido histórico de la capilla conventual
La edificación actual data del primer tercio del siglo XVIII, con reformas significativas realizadas en el siglo XX. La iglesia del convento presenta una doble portada de piedra en estilo barroco. Su interior consta de una nave única con bóveda de cañón, destacando el retablo del altar mayor de 1757, que alberga una escultura de la Inmaculada Concepción en el centro. Además, se conservan conjuntos de azulejos de arista de origen sevillano, datados a mediados del siglo XVI.
El claustro del convento, de planta cuadrada, cuenta con siete arcadas en cada lado y una fuente central fechada en 1737. Este espacio refleja la arquitectura conventual típica del siglo XVIII en Andalucía.
A lo largo de sus más de cinco siglos de historia, el convento ha acumulado un valioso patrimonio artístico. Entre las piezas destacadas se encuentran esculturas barrocas, como un San José atribuido a Camacho Mendoza y un Atado a la columna de Ignacio López. La colección pictórica incluye obras firmadas y atribuidas a reconocidos artistas de los siglos XVI al XVIII. También son notables los paños de azulejos de arista del siglo XVI, de origen sevillano, que decoran el coro bajo, la cratícula y la capilla mayor.
La capilla en la actualidad
En 2018, el convento celebró su quinto centenario con una serie de eventos religiosos, sociales y artísticos. Entre ellos, se organizaron visitas guiadas para dar a conocer la historia y el patrimonio del convento, permitiendo a los visitantes apreciar su riqueza artística y espiritual.
Actualmente, las religiosas que habitan el convento mantienen viva la tradición de elaborar y vender dulces artesanales, cuyos ingresos contribuyen al sustento de la comunidad y a la conservación del patrimonio histórico-artístico del monasterio.
El Convento de la Purísima Concepción representa un legado histórico y cultural de gran relevancia en El Puerto de Santa María, testimonio de la devoción y el arte que han perdurado a lo largo de los siglos.
Ermita de los Caminantes

La Ermita de los Caminantes, también conocida como Humilladero de la Victoria o Ermita de la Concepción, es un emblemático edificio religioso situado en El Puerto de Santa María, en la provincia de Cádiz, España. Construida en el siglo XVIII, esta ermita ha sido testigo de numerosos eventos históricos y es un reflejo del patrimonio cultural de la región.
Ubicada en las proximidades del Parque de la Victoria, la ermita destaca por su arquitectura sencilla pero evocadora. Presenta una planta de cajón con un arco apuntado en su fachada principal y una cubierta a dos aguas con teja árabe, características típicas de las construcciones religiosas de la época. Adyacente a la ermita, se encuentra un almez centenario, que añade un valor natural y simbólico al entorno.
Históricamente, la Ermita de los Caminantes formaba parte de una red de ermitas que se encontraban en los caminos de entrada y salida de la ciudad, sirviendo como puntos de oración y descanso para los viajeros. Según registros del siglo XVI, El Puerto de Santa María contaba con quince ermitas, entre las que se incluían El Santo Cristo, San Sebastián, San Juan de Letrán y Santa Clara.
La ermita en la actualidad
En la actualidad, la ermita es un punto de interés en diversas rutas turísticas y de senderismo que recorren la ciudad. Por ejemplo, existen rutas que parten desde el centro de El Puerto de Santa María y pasan por la Ermita de los Caminantes, el Puente sobre el río Guadalete y otros lugares emblemáticos, ofreciendo a los visitantes una visión completa del patrimonio histórico y natural de la zona.
La conservación de la Ermita de los Caminantes es fundamental para mantener viva la memoria histórica de El Puerto de Santa María. Su presencia no solo enriquece el paisaje urbano, sino que también ofrece a residentes y turistas un lugar de recogimiento y reflexión, conectándolos con las tradiciones y la espiritualidad que han marcado la identidad de la región a lo largo de los siglos.
Monasterio de la Victoria

El Monasterio de la Victoria, ubicado en El Puerto de Santa María, Cádiz, es una edificación de estilo gótico tardío cuya construcción se inició en 1504, bajo el patrocinio de los duques de Medinaceli, señores de la villa en aquel entonces.
Destinado originalmente a servir como panteón familiar, el monasterio fue entregado a la Orden de los Mínimos de San Francisco de Paula, quienes lo ocuparon durante más de tres siglos.
Conjunto arquitectónico de incalculable valor histórico
El conjunto arquitectónico consta de tres elementos principales: la iglesia, el claustro y las salas capitulares. La fachada de la iglesia destaca por su elaborada portada ojival, compuesta por dos grandes machones piramidales adornados con columnillas góticas adosadas. Entre estos se erige un amplio arco conopial que alberga en su vértice el escudo de la familia de La Cerda, con símbolos como el castillo, el león rampante de las armas reales de Castilla y las tres flores de lis de Francia.
Este diseño refleja la influencia sevillana en su estructura y decoración, característica de las construcciones religiosas del tardogótico en la región.
Historia del templo
A lo largo de su historia, el monasterio ha tenido diversos usos y ha sido testigo de numerosos acontecimientos. Durante la invasión anglo-holandesa de 1702, sufrió daños significativos, y en 1755, fue afectado por el terremoto de Lisboa. En el siglo XVIII, albergó estudios teológicos y artísticos, y en el XIX, tras la desamortización de Mendizábal, sirvió como seminario, noviciado jesuita, hospicio y hospital de heridos de guerra.
Entre 1886 y 1981, el edificio fue adaptado como penitenciaría, conocido como el Penal de El Puerto de Santa María. Durante este período, acogió a presos políticos de relevancia, como Ramón Rubial, presidente del PSOE, y Lluís Companys, expresidente de la Generalitat de Cataluña, así como a delincuentes notorios como Eleuterio Sánchez, conocido como «El Lute».
La iglesia del antiguo monasterio en la actualidad
En la actualidad, el Monasterio de la Victoria ha sido restaurado y se utiliza para eventos culturales y oficiales, consolidándose como un referente histórico y arquitectónico de la región. Su relevancia ha sido reconocida con la declaración de Bien de Interés Cultural y Lugar de la Memoria Histórica, en memoria de los sucesos acontecidos durante la Guerra Civil y los primeros años de la dictadura franquista.
Convento del Espíritu Santo

El Convento del Espíritu Santo, ubicado en El Puerto de Santa María, Cádiz, es el convento femenino más antiguo de la ciudad. Su fundación se remonta a finales del siglo XV, cuando se amplió la existente Ermita de San Blas para establecer el convento.
Las religiosas que lo habitan siguen la regla de Guido de Montpellier, fundador de la Orden del Espíritu Santo, aprobada por el Papa Inocencio III en 1198. Esta orden se dedicaba a labores hospitalarias y benéficas, atendiendo a enfermos y proporcionando sepultura a marineros.
A lo largo de su historia, el convento ha sufrido diversas reformas debido a eventos como el saqueo de las tropas anglo-holandesas en 1702, el terremoto de 1755 y la ocupación francesa durante la Guerra de la Independencia. Estas circunstancias llevaron a la pérdida de archivos y daños estructurales que requirieron reconstrucciones, siendo la más significativa en 1851, como indica la fecha en su fachada neoclásica.
Aquitectura del templo
La iglesia del convento presenta una sola nave cubierta con bóveda de cañón y lunetos, reforzada por arcos fajones que descansan sobre pilares adosados a los muros. Cuenta con un coro alto a los pies y una capilla mayor elevada. En su interior alberga retablos, esculturas y pinturas de los siglos XVII al XIX, destacando un crucificado del siglo XV y una imagen de la Virgen de Belén.
La capilla en la actualidad
Actualmente, la comunidad de religiosas compagina la vida contemplativa con la elaboración de productos de repostería y labores artesanales, cuyos ingresos les permiten sostenerse y ayudar a los necesitados de la localidad. Por esta labor asistencial, en 2020 recibieron la medalla de oro de la ciudad.
El convento también ofrece visitas guiadas, retiros espirituales y acoge eventos especiales, brindando a los visitantes la oportunidad de sumergirse en su rica historia y espiritualidad.
Bodegas
Bodegas Terry

Las Bodegas Terry, ubicadas en El Puerto de Santa María, Cádiz, son un referente en la producción de vinos y brandies de alta calidad. Su historia se remonta a 1865, cuando Fernando A. de Terry adquirió una bodega y comenzó a elaborar sus propios vinos en la región. Este emprendimiento consolidó a la familia Terry como una de las más influyentes en el sector vitivinícola de la zona.
Uno de los distintivos más emblemáticos de Terry es la malla amarilla que envuelve sus botellas de brandy. Esta tradición inició en 1905, inspirada por la esposa de Fernando de Terry, quien, observando a las pescadoras locales, tejió una red de seda para cubrir una botella. La idea tuvo tanto éxito que se adoptó como sello característico de la marca, aportando un valor estético y diferenciador en el mercado.
Detalles históricos de la familia Terry
Además de su aportación al mundo del vino, la familia Terry es reconocida por su vinculación con los caballos cartujanos. En 1948, adquirieron la prestigiosa ganadería del Hierro del Bocado, dedicada a la cría de estos equinos de pura raza española. Esta asociación entre el brandy y los caballos cartujanos ha enriquecido la imagen de la bodega, fusionando tradición ecuestre y vitivinícola.
Tradición vinícola
Entre sus productos más destacados se encuentra el Brandy Terry Centenario, reconocido por su sabor suave y equilibrado, resultado del tradicional sistema de soleras y criaderas. Este brandy ha consolidado la reputación de la bodega tanto a nivel nacional como internacional.
Visitas guiadas para conocer la historia del vino en El Puerto de Santa María de la mano de Bodegas Terry
Las instalaciones de Bodegas Terry, situadas en la calle Toneleros s/n, frente al Parque del Vino Fino y junto al Hotel Duques de Medinaceli, ofrecen visitas guiadas donde los visitantes pueden sumergirse en la historia y el proceso de elaboración de sus afamados vinos y brandies. Estas visitas permiten apreciar la arquitectura tradicional de las bodegas y conocer de cerca la pasión y dedicación que caracterizan a la familia Terry desde sus inicios.
Bodegas Terry representa una fusión única de tradición, calidad y legado familiar en el corazón de El Puerto de Santa María, siendo un pilar fundamental en la historia vitivinícola de Andalucía.
Bodegas Caballero

Bodegas Caballero, fundada en 1830, es una destacada empresa familiar española dedicada a la elaboración y comercialización de bebidas espirituosas y vinos de alta calidad. Con sede en El Puerto de Santa María, Cádiz, la compañía ha consolidado su presencia en más de 50 países, respaldada por una facturación que supera los 53 millones de euros y un equipo de 125 empleados.
Uno de los emblemas más significativos de Bodegas Caballero es el Castillo de San Marcos, una fortaleza del siglo XIII erigida sobre una antigua mezquita por orden de Alfonso X el Sabio tras la reconquista de la ciudad. Este monumento histórico, situado en el corazón de El Puerto de Santa María, no solo representa un valioso legado arquitectónico, sino que también alberga una bodega anexa donde se crían y envejecen algunos de los mejores vinos de la región.
Visitas guiadas a la bodega
La empresa ofrece visitas guiadas que permiten a los visitantes sumergirse en la rica historia del castillo y conocer de cerca el proceso de elaboración de sus reconocidos vinos de Jerez. Estas experiencias incluyen recorridos por las instalaciones y degustaciones de diversos tipos de vinos, brindando una oportunidad única para apreciar la tradición vinícola de la zona.
Entre los productos más emblemáticos de Bodegas Caballero destaca el Ponche Caballero, una bebida espirituosa que ha ganado reconocimiento tanto a nivel nacional como internacional. La compañía también es propietaria de Bodegas Lustau, ubicada en Jerez de la Frontera, conocida por sus vinos de Jerez de alta calidad y por haber sido galardonada en múltiples ocasiones, incluyendo el reconocimiento a su enólogo Sergio Martínez como Mejor Enólogo de Vinos Generosos en 2024.
La misión de Bodegas Caballero es contribuir a la satisfacción de los consumidores ofreciendo productos de máxima calidad para ser disfrutados en un ambiente de alegría y convivencia. La empresa busca crecer a través de la innovación, alianzas estratégicas y nuevas adquisiciones, manteniendo siempre un compromiso con la excelencia y la tradición
Parques y Jardines
Parque de Europa

El Parque Europa, situado en la Avenida de la Libertad número 9 en El Puerto de Santa María, Cádiz, es un espacio público que ofrece a residentes y visitantes un lugar para el ocio y la recreación. Este parque urbano, inaugurado en la década de 1990, ocupa una superficie aproximada de 2,1 acres (unos 8.500 metros cuadrados) y está diseñado para el disfrute de personas de todas las edades.
Entre sus instalaciones, el Parque Europa cuenta con áreas de juegos infantiles equipadas con columpios y zonas de juego de bolas, proporcionando un entorno seguro y divertido para los más pequeños. Además, dispone de amplias zonas verdes donde los visitantes pueden relajarse, hacer picnics o simplemente disfrutar de un paseo tranquilo. La presencia de árboles y vegetación ofrece sombra y un ambiente fresco, especialmente apreciado durante los meses más cálidos.
Espacio verdes urbanos de El Puerto de Santa Maria
La ubicación del parque es estratégica, ya que se encuentra en una zona accesible de la ciudad, cercana a la Parroquia de la Milagrosa y a la pista de juego de Malacara. Esta proximidad a puntos de referencia locales facilita su visita tanto para los habitantes locales como para los turistas.
El Parque Europa es también un lugar idóneo para actividades al aire libre como caminar, correr o simplemente descansar en el césped. Su ambiente tranquilo lo convierte en un espacio perfecto para desconectar del bullicio urbano y conectar con la naturaleza sin salir de la ciudad. Además, según reseñas de visitantes, el parque ofrece conexión Wi-Fi gratuita, lo que permite a los usuarios mantenerse conectados mientras disfrutan del entorno.
En cuanto a su historia, antes de su construcción en los años 90, el terreno que hoy ocupa el Parque Europa albergaba el campo conocido como «El Flica», donde se jugaba al fútbol en la década de 1970. Esta transformación refleja el desarrollo urbano de El Puerto de Santa María y su compromiso con la creación de espacios públicos para el disfrute de la comunidad.
Parque del Vino Fino

El Parque del Vino Fino, situado en la Avenida de Sanlúcar en El Puerto de Santa María, Cádiz, es un espacio público que ofrece diversas instalaciones para el disfrute de residentes y visitantes.
Una característica destacada del Parque del Vino Fino es su espacio canino, conocido como «pipican», inaugurado en 2020. Este área está diseñada para que las mascotas puedan ejercitarse y socializar en un entorno adecuado, contribuyendo al bienestar de los animales y facilitando la convivencia entre los dueños de perros.
El parque se encuentra en una ubicación estratégica, cercana a servicios como supermercados y otros comercios, lo que lo convierte en un lugar accesible y conveniente para las familias. Su mantenimiento regular asegura que las instalaciones se mantengan en buen estado, ofreciendo un ambiente limpio y agradable para todos los usuarios.
Parque de la Victoria

El Parque de la Victoria, situado en la Calle Fray Bernal Boïl en El Puerto de Santa María, Cádiz, es un espacio verde emblemático que combina historia y naturaleza. Este parque se encuentra en las proximidades del Monasterio de la Victoria, un edificio de estilo gótico tardío fundado en 1504 por Don Juan de la Cerda, Duque de Medinaceli, y entregado a la Orden de los Mínimos de San Francisco.
Rehabilitaciones y mejoras de este espacio natural urbano
A lo largo de los años, el Parque de la Victoria ha sido objeto de diversas iniciativas de mejora y rehabilitación. En diciembre de 2024, el Ayuntamiento de El Puerto de Santa María adjudicó la redacción del proyecto para remodelar el entorno del Monasterio de la Victoria, que incluye la ampliación y mejora del parque. Este proyecto busca transformar la zona en un área central para la ciudad, mejorando su funcionalidad e integración con el entorno urbano.
Entre las actuaciones previstas, destaca la modernización y dotación de servicios del parque, incluyendo la conexión de la acometida eléctrica del kiosko merendero para recuperar su uso, la eliminación de pintadas, renovación de luminarias y reparación de infraestructuras. Estas mejoras tienen como objetivo revitalizar el parque y convertirlo en un espacio de encuentro y disfrute para los ciudadanos.
Elementos ornamentales de valor histórico
El Parque de la Victoria alberga elementos ornamentales de gran valor histórico, como las estatuas que representan las Cuatro Estaciones. Originalmente, estas esculturas de terracota presidían la entrada del parque, pero fueron retiradas para su conservación y reemplazadas por réplicas en mármol. Los originales se encuentran actualmente en el Museo Municipal, protegidos de posibles actos vandálicos.
Además de su valor histórico y cultural, el parque ofrece áreas de recreo para todas las edades, con zonas de juegos infantiles, bancos para el descanso y amplias áreas verdes ideales para paseos y actividades al aire libre. Su ubicación estratégica, cercana a la estación de tren y al Parque del Vino Fino, lo convierte en un punto de referencia para residentes y visitantes que buscan un lugar tranquilo para relajarse y disfrutar de la naturaleza.
Fuentes y conducción de agua
Fuente de las Galeras Reales

La Fuente de las Galeras Reales, situada en la Plaza de las Galeras Reales en El Puerto de Santa María, es una obra emblemática construida en 1735 bajo la dirección del maestro mayor Bartolomé de Mendiola. Este proyecto fue impulsado por Don Tomás de Idiaquez, Capitán General del Mar Océano, con el propósito de abastecer de agua a la flota y embellecer la ciudad, que había pasado a la Corona en 1729.
Recorrido histórico de la fuente
La fuente se erige como el punto final de un extenso acueducto subterráneo que transportaba agua desde los manantiales de Sidueña, ubicados en la Sierra de San Cristóbal. Esta infraestructura no solo suministraba agua a los habitantes locales, sino que también proveía a las embarcaciones que se dirigían hacia las Indias, consolidando a El Puerto de Santa María como un punto estratégico para la navegación y el comercio transatlántico.
En 1842, el maestro mayor Diego de Figueras llevó a cabo una significativa remodelación de la fuente. Durante esta intervención, se añadieron seis grifos, se mejoró el solado y se incorporaron losas de Tarifa, además de dos escalones corridos elaborados con la misma piedra, realzando así su funcionalidad y estética.
A pesar de su diseño arquitectónico destacado, la fuente presentaba un inconveniente: el flujo continuo de agua durante todo el día provocaba que las calles adyacentes se convirtieran en lodazales, generando molestias entre los vecinos y afectando negativamente la economía local. Esta situación persistió hasta mediados del siglo XIX, cuando se implementaron sistemas de regulación del agua mediante grifos y se estableció una red de cañerías que conectaba las principales fuentes de la localidad, incluyendo la de las Galeras, la de la Cárcel, la de Santo Domingo y la de la Caridad.
La fuente de las Galeras Reales en la actualidad
Hoy en día, la Fuente de las Galeras Reales no solo representa un testimonio histórico de la ingeniería hidráulica del siglo XVIII, sino que también es un símbolo del patrimonio cultural de El Puerto de Santa María. Su ubicación junto al río Guadalete la convierte en un punto de interés turístico, invitando a residentes y visitantes a apreciar su valor histórico y estético en el contexto del desarrollo urbano y marítimo de la región.
Fuente de la Plazuela de la Cárcel

La Fuente de la Plazuela de la Cárcel es un emblemático monumento situado en el corazón de El Puerto de Santa María, Cádiz. Esta fuente, erigida en 1839, destaca por su diseño octogonal y su estructura rematada con una cúpula semiesférica. Fue proyectada por Fernando Moreno, quien empleó materiales como losas de Tarifa, piedra azul de Algeciras, ladrillos sevillanos y calcarenita de la Sierra de San Cristóbal en su construcción.
Orígenes históricos de la fuente
La plazuela donde se ubica la fuente tiene sus orígenes en 1786, cuando el Ayuntamiento decidió ampliar la estrecha calle Curva y facilitar el acceso a la concurrida calle Ganado. Para ello, se adquirió y demolió una casa perteneciente al Hospital de la Providencia, también conocido como el Hospitalito. Frente a esta plazuela se encontraba la antigua cárcel de la ciudad, en el lugar que hoy ocupa el Hotel Los Cántaros, de ahí el nombre de la plaza.
Antes de la construcción de la fuente, existía en la zona un abrevadero para el ganado que transportaba productos agrícolas a la cercana Casa de los Diezmos, situada en la Plaza de la Herrería. Este abrevadero fue trasladado al paseo del Vergel para dar paso a la nueva fuente, que formaba parte de la moderna red de abastecimiento de agua potable de la ciudad, alimentada por los manantiales de la Piedad de la Sierra de San Cristóbal.
En 1983, la fuente fue restaurada, devolviéndole sus colores originales y pavimentando la plaza con cantos rodados. Durante estas obras, se descubrieron en el subsuelo de la antigua cárcel un centenar de botijas del siglo XVII, que actualmente se encuentran en el Museo Municipal. La plazuela ha sido testigo de diversas remodelaciones a lo largo de los años, adaptándose a las necesidades urbanísticas y conservando su relevancia histórica y cultural en la ciudad.
La fuente en la actualidad
Hoy en día, la Fuente de la Plazuela de la Cárcel no solo es un punto de referencia arquitectónico, sino también un lugar de encuentro para locales y visitantes que desean sumergirse en la rica historia de El Puerto de Santa María.
Restos del Aqueducto de la Piedad


El Acueducto de La Piedad, una destacada obra de ingeniería hidráulica de los siglos XVII y XVIII, fue construido para abastecer de agua potable a El Puerto de Santa María desde los manantiales de la Sierra de San Cristóbal. Esta infraestructura subterránea, de aproximadamente 5.570 metros de longitud, transportaba el agua hasta la Fuente Vieja, ubicada en el actual Parque de la Victoria.
Obra histórica de El Puerto de Santa María
Durante la ejecución de las obras del proyecto de prolongación del Colector de la Variante de Rota en enero de 2020, la empresa APEMSA descubrió varios tramos del acueducto en el aparcamiento del Centro Comercial El Paseo. Estos hallazgos corresponden a dos secciones: una del acueducto original construido entre 1640 y 1650, y otra de una ampliación realizada entre 1728 y 1735.
Con el fin de preservar y poner en valor estos vestigios históricos, se decidió trasladarlos a una zona ajardinada frente a la entrada principal del centro comercial. Allí, los restos fueron acompañados de paneles informativos y una adecuada iluminación, facilitando su apreciación por parte de los visitantes y fomentando el conocimiento del patrimonio local.
El Acueducto de La Piedad no solo fue fundamental para el suministro de agua a El Puerto de Santa María, sino que también desempeñó un papel crucial en el abastecimiento de la ciudad de Cádiz. Inicialmente, el agua se transportaba en embarcaciones desde El Puerto hasta Cádiz, y a partir de 1874, mediante una infraestructura propia. Esta obra de ingeniería constituye una de las infraestructuras públicas más importantes realizadas en la Bahía de Cádiz durante la primera mitad del siglo XVIII.
El acueducto en la actualidad
A pesar de su relevancia histórica, el desarrollo urbanístico de las últimas décadas ha afectado significativamente al acueducto, especialmente en los tramos más cercanos al casco urbano. La falta de medidas de protección ha llevado a la pérdida de segmentos importantes de esta infraestructura. Organizaciones como la Asociación Betilo han solicitado su inclusión en el Catálogo General del Patrimonio Histórico de Andalucía para garantizar su conservación y protección.
La recuperación y exhibición de los restos del Acueducto de La Piedad en el Centro Comercial El Paseo representan un esfuerzo por mantener viva la memoria histórica de El Puerto de Santa María, permitiendo a residentes y visitantes apreciar la riqueza patrimonial de la región.
Fuente de los Cañuelos

La Fuente de los Cañuelos, situada en la urbanización El Manantial de El Puerto de Santa María, es un testimonio histórico de la arquitectura funcional del siglo XIX. Este manantial, descubierto recientemente tras el desbroce de una zona de cañaveral, destaca por su estructura de bóveda de mampostería, construida con ladrillo de adobe y mortero de cal. Preside la fuente una hornacina que, en su momento, albergó una imagen de una virgen, actualmente desaparecida.
Un redescubrimiento inesperado
La fuente y su aljibe adosado fueron diseñados para canalizar uno de los tres manantiales que fluían en esta área antes de la urbanización. Estas aguas eran reconocidas por su pureza y calidad, y las crónicas de la época mencionan los beneficios para la salud de quienes las consumían.
La reciente limpieza de la zona no solo ha sacado a la luz este patrimonio histórico, sino que también ha revelado un ecosistema único. Aves y anfibios han encontrado en este humedal transformado un hábitat singular, demostrando la capacidad de la naturaleza para adaptarse a los cambios.
Valor histórico de la fuente
La Fuente de los Cañuelos representa una oportunidad para revalorizar el patrimonio histórico y natural de El Puerto de Santa María. Su conservación y puesta en valor pueden convertirse en un atractivo turístico y educativo, fomentando el respeto por la historia y el medio ambiente. Es fundamental que las autoridades locales y la comunidad trabajen conjuntamente para garantizar la protección de este legado, equilibrando el desarrollo urbano con la preservación del entorno.
Arquitectura militar
Fuerte Costero de Santa Catalina

El Fuerte de Santa Catalina, situado en El Puerto de Santa María, Cádiz, es una emblemática fortificación que data del siglo XVI. Sus orígenes se remontan a 1472, cuando se erigió una ermita dedicada a Santa Catalina en el lugar. Posteriormente, en 1585, durante el reinado de Felipe II, se construyó una torre de vigilancia costera con forma troncocónica, equipada con dos bóvedas y preparada para montar varias piezas de artillería.
La ubicación estratégica del fuerte, en un pequeño cabo dentro de la bahía de Cádiz, permitía controlar la amplia boca exterior de la bahía y asegurar el acceso a El Puerto de Santa María. A lo largo de su historia, la fortificación sufrió diversos ataques. En 1702, una flota anglo-holandesa de casi 200 buques y 25.000 hombres logró la rendición de la torre y voló el castillo. Tras este incidente, el fuerte fue reconstruido y ampliado bajo la dirección de Ignacio Sala en 1737, incorporando estructuras como cuerpo de guardia, almacén de pólvora, alojamientos, iglesia, cuarteles, caballerizas, cocinas, aljibe y la antigua torre.
Durante la Guerra de la Independencia, en 1810, el capitán general de Andalucía autorizó al almirante inglés Purvis a desmantelar el fuerte para evitar que cayera en manos francesas y fuera utilizado contra Cádiz. A pesar de ello, las ruinas fueron ocupadas posteriormente por las tropas francesas del duque de Angulema en 1823.
En la actualidad, el Fuerte de Santa Catalina se encuentra en estado de ruina progresiva. Gran parte del frente que da al mar ha desaparecido debido a las voladuras históricas y a la erosión marina, agravada por la pérdida del arrecife natural que lo protegía. El frente de tierra, aunque mejor conservado, presenta grietas y roturas estructurales causadas por la vegetación y la acción humana, incluyendo grafitis que deterioran aún más el monumento.
Estado actual del fuerte costero
Pese a su deterioro, el fuerte fue declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento, bajo la protección del Decreto de 22 de abril de 1949 y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español. Sin embargo, la dejadez y el vandalismo han afectado negativamente su conservación. Organizaciones como la Asociación Betilo han destacado la importancia histórica y patrimonial del recinto, subrayando la urgencia de realizar trabajos de conservación para evitar su pérdida definitiva.
El Fuerte de Santa Catalina es testimonio de la rica historia militar de la región y representa un patrimonio cultural que merece ser preservado para las futuras generaciones.
Castillo de San Marcos

El Fuerte de Santa Catalina, ubicado en El Puerto de Santa María, Cádiz, es una fortificación costera con una rica historia que se remonta al siglo XVI. Su construcción se inició en 1585, sobre una ermita dedicada a Santa Catalina, por orden del rey Felipe II. La estructura original consistía en una torre troncocónica de 40 pies de diámetro y 70 de altura, con dos bóvedas y preparada para montar varias piezas de artillería. Esta torre tenía como objetivo defender la entrada de la Bahía de Cádiz y asegurar el acceso al puerto local.
Historia de la fortaleza portuense
A lo largo de los siglos, el fuerte fue testigo de numerosos eventos bélicos. En 1702, durante la Guerra de Sucesión Española, una flota anglo-holandesa de casi 200 buques y 25,000 hombres desembarcó en la zona, logrando la rendición de la guarnición y volando el castillo. Posteriormente, en 1737, el ingeniero Ignacio Sala dirigió su reconstrucción y ampliación, dotándolo de cuerpo de guardia, almacén de pólvora, alojamientos, iglesia, cuarteles, caballerizas, cocinas y aljibe, entre otras dependencias.
Durante la Guerra de la Independencia, en 1810, las autoridades españolas autorizaron su desmantelamiento para evitar que cayera en manos francesas y fuera utilizado contra Cádiz. A pesar de ello, las ruinas fueron ocupadas en 1824 por los Cien Mil Hijos de San Luis. En el siglo XX, el fuerte formó parte de las defensas españolas durante la Segunda Guerra Mundial.
El castillo en la actualidad
En la actualidad, el Fuerte de Santa Catalina se encuentra en estado de ruina progresiva. Declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 1985, ha sido objeto de proyectos de rehabilitación para consolidar sus restos y frenar su deterioro. Sin embargo, el abandono y el vandalismo han afectado significativamente su conservación. En 2023, se destinaron 1.5 millones de euros para su restauración, con el objetivo de preservar este patrimonio histórico y cultural de la región.
La importancia estratégica del Fuerte de Santa Catalina en la defensa de la Bahía de Cádiz es innegable. Su historia refleja las diversas etapas de conflicto y reconstrucción que marcaron la región, desde ataques piratas hasta guerras internacionales. Hoy en día, sus restos sirven como testimonio del pasado militar de El Puerto de Santa María y representan un valioso recurso para la memoria histórica y el turismo cultural de la zona.
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