En pleno corazón de El Puerto de Santa María, muy cerca del Guadalete, se alza un casco bodeguero singular, encajado en un cruce de calles que dibuja hasta siete ángulos distintos. Los portuenses lo conocen como Bodegas Grant o “bodega de las Siete Esquinas”. Allí, durante casi dos siglos, una familia vinculó su apellido al fino portuense y a la memoria del vino de Jerez.
Esta bodega resume buena parte de la historia vinatera de la ciudad: la llegada de comerciantes extranjeros, la figura del almacenista, la expansión del Marco de Jerez y, hoy, el reto de conservar un patrimonio industrial cargado de significado.
Origen de la casa Grant y del casco de bodega
La historia de la firma Juan C. Grant S. L. arranca en 1841. En ese año, Edmundo Grant Falconer, comerciante de origen británico, inicia su propia actividad vinatera en El Puerto tras trabajar para la casa bodeguera de William Holdham. La empresa nace como negocio familiar dedicado al almacenamiento y expedición de vinos del Marco de Jerez.
El edificio que hoy identificamos como “bodega de las Siete Esquinas” tiene, sin embargo, un capítulo previo. El bodeguero Ramón Jiménez Dávila, natural de Albuñol (Granada), compra en 1864 un solar en la calle Jesús Nazareno y adquiere después la casa-bodega de la calle Bolos nº 1. Encarga reformas de fachada y de interiores entre 1866 y 1877 para adaptar el conjunto a usos bodegueros y de tonelería.
En ese cruce de caminos, Jiménez Dávila levanta un casco que aprovecha un solar irregular y crea un volumen compacto, muy adecuado para la crianza de vinos. Más adelante, la familia Grant adquiere este conjunto y lo integra en su red de cascos repartidos por la ciudad, consolidando aquí su sede más emblemática.
La bodega de las Siete Esquinas: un cruce convertido en patrimonio
La confluencia de las calles Bolos, Jesús Nazareno, La Palma y Nevería origina un nudo urbano de varios ángulos que da nombre a la bodega. De ahí surge la expresión “Las 7 Esquinas”, que el vecindario asocia ya tanto al cruce como al vino que salió de sus naves.
La fachada principal se abre a la calle Bolos. Presenta un zócalo continuo, varios vanos rematados con arcos rebajados y recercos pintados en almagra, que enmarcan puertas y ventanas. El frente responde al modelo de casa-bodega tradicional de una sola crujía y cubierta plana.
Tras ese primer cuerpo, un pequeño almizcate corrige las irregularidades del solar y conduce a un gran espacio interior organizado en tres naves perpendiculares a la entrada. Pilares y arcos de medio punto rodean la nave central y crean la sensación de un patio porticado cubierto, con luz alta y ventilación cruzada, ideal para el vino.
El planeamiento de protección del casco histórico de El Puerto incluye la bodega en el nivel III de protección estructural y la define como edificio de interés arquitectónico. Esa categoría obliga a conservar tanto la fachada como los elementos estructurales esenciales, incluso si el uso del interior evoluciona con el tiempo.
De almacenista a criador: la trayectoria de bodegas Grant
Durante décadas, la familia Grant desarrolla su actividad como almacenista. Compra y cría vinos del Marco de Jerez y después los expide a otras casas exportadoras, entre ellas Osborne, para las que elabora finos tan conocidos como el Fino Quinta. La bodega de las Siete Esquinas aporta el espacio de crianza y almacenamiento para este trabajo silencioso pero clave.
Con el tiempo, la casa da un paso más. Empieza a producir, criar y comercializar vinos, licores y aguardientes con marca propia. Valeroso y La Garrocha se convierten en dos nombres de referencia en sus etiquetas. La bodega se integra en la Denominación de Origen Jerez-Xérès-Sherry y Manzanilla de Sanlúcar, y se sitúa dentro de la Ruta del Vino y el Brandy del Marco de Jerez.
La ubicación ayuda. El casco se sitúa muy cerca del Guadalete y en pleno centro urbano, en una zona donde el aire del río y la humedad de la bahía suavizan temperaturas y aportan un microclima estable a las botas. La literatura enoturística local subraya precisamente esa combinación de centro histórico y proximidad al río como uno de los atractivos de la bodega.
Los vinos de Grant: Fino Valeroso y la gama La Garrocha
Bodegas Grant centra su producción en vinos generosos del Marco de Jerez. La casa cría su Fino Valeroso con uva palomino y lo envejece en botas de roble mediante el sistema tradicional de criaderas y soleras, bajo velo de flor. Esa crianza biológica alarga la vida del vino, lo afina y le aporta la ligereza y la salinidad propias del fino portuense.
Bajo la marca La Garrocha, la bodega elabora una gama completa: Manzanilla, Amontillado, Oloroso, Cream, Moscatel y Pedro Ximénez. Cada vino combina variedades clásicas del Marco, principalmente palomino y pedro ximénez, y recurre a crianzas biológicas, oxidativas o mixtas según el estilo. La bodega completa su oferta con vinos dulces naturales y con una reserva familiar de producción muy limitada.
Todos estos vinos salen históricamente del propio despacho instalado en la bodega de la calle Bolos. Ese punto de venta directa refuerza la idea de casa pequeña, de trato cercano y de clientela fiel, algo poco frecuente en un Marco dominado por grandes grupos.
El Patio de las 7 Esquinas: bodega y taberna
El conjunto incluye una casa aneja en la esquina entre Bolos y Jesús Nazareno. Esa vivienda se transforma en un patio con zonas techadas y comunicación directa con la nave izquierda de la bodega. Durante años, el espacio funciona como restaurante y taberna bajo el nombre “El Patio de las 7 Esquinas”, donde muchos portuenses asocian vino, tapas y tertulia bodeguera.
En 2020, el cocinero Sergio García impulsa una reapertura del establecimiento, con una carta que marida cocina andaluza y vinos de la casa Grant. La prensa gastronómica local destaca el encanto del patio andaluz, su limonero central y la posibilidad de beber el fino del casco contiguo casi “al pie de la bota”.
En los últimos años, el restaurante vuelve a cerrar, y el patio entra también en la lógica de los cambios de propiedad del conjunto bodeguero.
Actividad y estado actual de las bodegas Grant
Durante buena parte del siglo XX y comienzos del XXI, la familia Grant mantiene en este casco la crianza y expedición de sus vinos, mientras ofrece visitas guiadas y catas enoturísticas. Diversos portales especializados y páginas de rutas del vino siguen describiendo la bodega como uno de los últimos ejemplos de almacenista tradicional en el centro urbano de El Puerto.
Sin embargo, la información más reciente apunta a un cambio de etapa. La Asociación Betilo, que se dedica a la defensa del patrimonio histórico de la ciudad, señala que la bodega ha cesado su actividad y que sus propietarios la vendieron hace poco tiempo. El artículo subraya la importancia de vigilar el futuro uso del inmueble y pide al Ayuntamiento una política activa de conservación.
A día de hoy, la ficha patrimonial sigue otorgando protección estructural al edificio. Esa protección limita derribos y transformaciones radicales, pero no impide cambios de uso. El viajero debe tener esto en cuenta: la situación en cuanto a visitas, despacho de vinos o restauración puede variar con rapidez según el nuevo proyecto que llegue al inmueble.
Cómo disfrutar hoy de este rincón bodeguero
Aunque la actividad vinatera se encuentre en pausa, el entorno de las Siete Esquinas mantiene su interés para el visitante. Un paseo por la confluencia de Bolos, Jesús Nazareno, La Palma y Nevería permite entender la geometría del cruce y el nombre de la bodega. El observador atento puede repasar la fachada, localizar el chaflán del antiguo despacho de vinos y reconocer las diferentes etapas constructivas que Betilo documenta en los planos históricos.
Conviene completar la visita con otros cascos bodegueros del centro urbano y con un recorrido por el Campo de Guía o por las bodegas cercanas al río. De esa forma, el viajero sitúa Bodegas Grant dentro del paisaje bodeguero de El Puerto y entiende mejor la singularidad de esta pequeña casa, que unió durante casi dos siglos apellido británico, vino de Jerez y un cruce portuense lleno de historia.
Visitas: 0
