garrote vil
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Soy un apasionado de la historia de Cádiz. Hoy quiero compartir con vosotros la trágica historia de Juan Pedro Ciberio Sepúlveda, el último ajusticiado por garrote vil en nuestra ciudad. Su ejecución marcó un final sombrío en la historia penal gaditana y provocó una gran conmoción social.

El Reo y su Delito: el último ajusticiado por garrote vil

Ciberio Sepúlveda nació en Atalaya del Cañavate (Cuenca). Su vida delictiva lo trajo a Cádiz.

Inicialmente, cometió un homicidio en su pueblo. Recibió la conmutación de la pena de muerte por cadena perpetua.

Escapó del penal de Ceuta, donde cumplía condena. Huyó a Tánger.

Allí lo acusaron de otro homicidio. Lo juzgó la Audiencia Provincial de Cádiz. Esta vez, la sentencia fue la pena capital.

La Ejecución: Dónde y Cuándo

La ejecución tuvo lugar el 12 de noviembre de 1909.

Se realizó en la Cárcel Real de Cádiz, un lugar ya cargado de historia y dolor. El cadalso se instaló en este recinto penitenciario.

Aquel día, la ciudad demostró su rechazo. Los colegios y centros docentes permanecieron cerrados en señal de protesta. Los espectáculos teatrales también se suspendieron.

La burguesía activa y las instituciones, tanto civiles como religiosas, solicitaron el indulto ante el Consejo de Ministros, presidido por Segismundo Moret, y ante el rey Alfonso XIII. Sus esfuerzos fueron en vano.

Los periódicos gaditanos, como El Demócrata, La Dinastía, Diario de Cádiz y El Correo de Cádiz, cubrieron el suceso con detalle. La ciudadanía recibió con hostilidad al verdugo y se manifestó frente a la cárcel. Nadie quería que un ajusticiamiento manchara la ciudad.

A pesar de todo, la sentencia se cumplió.

El Garrote Vil: Una Muerte ‘Digna’

El garrote vil fue el método de ejecución legal en España durante mucho tiempo. Se consideró, de forma macabra, una forma de muerte más digna que la horca, que implicaba la suspensión del cuerpo.

Este método consistía en un asiento o poste con un collarín de hierro que rodeaba el cuello del condenado. El verdugo giraba un tornillo. El mecanismo provocaba la muerte por estrangulamiento o por la rotura de la columna cervical. Buscaba ser un método rápido.

En Cádiz, estas sentencias se realizaban habitualmente en la Cárcel Real o en sus inmediaciones, buscando siempre la publicidad y ejemplaridad de la pena, algo fundamental en las concepciones punitivas de la época.

El Final de la Pena de Muerte

La pena capital se abolió definitivamente en España con la llegada de la democracia.

La Constitución Española de 1978 abolió la pena de muerte, excepto para lo dispuesto en las leyes penales militares en tiempos de guerra (Artículo 15).

Posteriormente, la Ley Orgánica 11/1995, de 27 de noviembre, la eliminó también del Código Penal Militar, logrando la abolición total en España.

Aunque el último ajusticiamiento por garrote vil en Cádiz ocurrió en 1909, en España este método se usó por última vez en 1974. Salvador Puig Antich fue la última persona ejecutada por garrote vil en España bajo el régimen franquista. Su caso reavivó el debate nacional e internacional sobre la pena capital, marcando el camino final hacia su abolición total en la década de 1970 y 1980.

La historia de Ciberio Sepúlveda nos recuerda la dureza del pasado. Su muerte se convirtió en un símbolo del rechazo social a la pena capital en la Cádiz de principios del siglo XX.

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