En el corazón del Puerto de Santa María, la historia y la naturaleza se entrelazan en un rincón fascinante: la Fuente de los Cañuelos. Este lugar, cargado de memoria y valor ambiental, es un testimonio de una época en la que los manantiales abundaban y el agua fluía libremente hacia el mar, alimentando un paisaje lleno de vida.
Un humedal transformado
Aunque en tiempos pasados existieron numerosos manantiales en la zona, hoy en día, la mayoría fueron canalizados, cambiando para siempre la dinámica natural del lugar. Tres áreas específicas –El Manantial, Fuentebermeja y Fuentebravía– destacan por su humedad característica y la presencia de aguas subterráneas que, en su día, alcanzaban la playa. Sin embargo, la intervención humana y la urbanización han relegado estas aguas al subsuelo, cubriendo la superficie con un denso manto de caña común (Arundo donax), una especie invasora.
Curiosamente, esta cañavera, que podría considerarse un problema ecológico, ha dado lugar a un refugio inesperado para la fauna local. Aves y anfibios han encontrado en este humedal transformado un hábitat singular, un recordatorio de la capacidad de la naturaleza para adaptarse a los cambios.
La fuente rescatada
La reciente limpieza de un área de cañaveral en la urbanización El Manantial ha revelado un verdadero tesoro histórico: la Fuente de los Cañuelos, junto a su aljibe adosado. Esta fuente, que data de principios del siglo XIX, representa un ejemplo notable de la arquitectura funcional de la época. Su estructura, con una bóveda de mampostería construida en ladrillo de adobe y mortero de cal, aún conserva la elegancia de su diseño original. Una hornacina, que en su día albergó una imagen de una virgen ahora desaparecida, preside el conjunto, añadiendo un toque de espiritualidad y simbolismo.
El aljibe y la fuente fueron diseñados para canalizar el agua de uno de los tres manantiales que fluían en esta zona. Antes de que las urbanizaciones transformaran el paisaje, tres caños de agua dulce descendían suavemente hacia el mar. Estas aguas eran famosas por su pureza y calidad, y las crónicas de la época relatan los beneficios extraordinarios para la salud de quienes las consumían.
Un legado que perdura
Hoy, la Fuente de los Cañuelos es más que un vestigio del pasado. Es un recordatorio de la rica herencia natural y cultural del Puerto de Santa María, y de la necesidad de proteger estos espacios únicos que cuentan historias de convivencia entre la naturaleza y el ser humano. Su redescubrimiento invita no solo a la contemplación, sino también a la reflexión sobre cómo podemos reconciliar el desarrollo urbano con el respeto por el entorno.
Si visitas El Manantial, no dejes de explorar este rincón lleno de historia. La Fuente de los Cañuelos te espera como un susurro del pasado que aún resuena en el presente. Una lección de resiliencia y belleza que merece ser conocida y valorada.
Visitas: 21