La Punta de San Felipe no es un simple saliente en la lámina de agua de la Bahía. Actúa —desde hace siglos— como bisagra entre la defensa histórica de la ciudad y su frente portuario moderno. Hoy concentra paseo marítimo, puerto deportivo y usos de ocio, y además vertebra el gran proyecto de integración puerto-ciudad en Cádiz.
¿Cuándo nació y con qué propósito?
A mediados del siglo XVIII, Cádiz reformó a fondo su frente marítimo con la construcción del recinto y las murallas de San Carlos. En ese contexto, la ciudad ganó terreno al mar y configuró el muelle o “punta” de San Felipe, concebido para reforzar la defensa de la bocana de la Bahía y mejorar la operatividad del puerto. La cronología oficial municipal sitúa la gran reforma “a finales del siglo XVIII”, mientras que la historiografía académica documenta trabajos previos ya en 1731 para levantar un espigón desde el antiguo baluarte de San Felipe. Ambas referencias encajan: primero se inició la obra de abrigo y, después, se completó la gran operación defensiva y portuaria del conjunto de San Carlos.
¿Cómo funcionó históricamente?
La Punta de San Felipe trabajó como pieza defensiva y de abrigo. El nuevo “muelle-punta”, junto a la batería y el baluarte de San Felipe, cerraba el flanco norte del frente marítimo y cruzaba fuegos con otras defensas para proteger la entrada al puerto. En paralelo, el saliente y su dique asociaron desde el inicio una función portuaria: crear abrigo, organizar atraques y ordenar el tráfico marítimo que ya entonces convertía a Cádiz en un nodo atlántico de primer nivel. La lectura patrimonial oficial de las Murallas de San Carlos explica ese salto de escala —de baluartes del XVI a una gran obra abaluartada y ganada al mar en el XVIII— que dio forma a la Punta y al paisaje portuario que reconocemos hoy.
¿Qué es hoy la Punta de San Felipe?
La Punta mantiene su condición portuaria, pero ya no dispara cañones: conecta ciudad, paseo y dársenas. En su entorno se ubican el Puerto Deportivo Puerto América y el Real Club Náutico de Cádiz, que dan uso náutico-deportivo a la lámina de agua de la dársena interior.

Desde el punto de vista técnico, la Autoridad Portuaria identifica y baliza el Dique de San Felipe, pieza de protección que soporta el paseo superior (Paseo Almirante Pascual Pery) y ordena el tránsito marítimo de entrada y salida.
La Punta también convive con la explanada del muelle Reina Sofía, todavía vinculada a los tráficos portuarios —incluida la terminal de contenedores en proceso de reordenación—, lo que explica que el viario y algunos usos sigan funcionando de transición entre puerto y ciudad.

¿Qué dice el planeamiento oficial y qué obras hay en marcha?
La Normativa del Plan Especial del Puerto de Cádiz —aprobada por la Junta de Andalucía— fija el marco de transformación de la Punta. El documento delimita actuaciones muy concretas: integrar el intradós del dique/muro de protección en un gran espacio libre peatonal, mejorar el paseo superior, abrir vistas hacia la batería y las murallas y eliminar edificaciones añadidas y elementos en desuso que distorsionan el paisaje portuario-histórico. También prevé un aparcamiento integrado y la continuidad de itinerarios peatonales y ciclistas entre el Paseo Pery y la explanada del Reina Sofía, con límites estrictos de ocupación y alturas.
La Autoridad Portuaria ya ejecuta fases de esta recuperación: licita y acomete la adecuación del tramo peatonal inicial del Paseo Pery, demuele cuerpos auxiliares que tapaban la batería y ordena accesos y alumbrado para devolver continuidad y lectura patrimonial al conjunto. Son trabajos de “cirugía urbana” que despejan vistas y mejoran la permeabilidad ciudad-bahía.
En paralelo, la Junta de Andalucía —a través de Puertos de Andalucía— sitúa formalmente Puerto América en la propia Punta de San Felipe, reforzando el papel náutico y de tránsito de embarcaciones deportivas, lo que encaja con la estrategia de usos compatibles en el borde.
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