casa del reloj
casa del reloj

La Casa del Reloj, ubicada en la confluencia de las calles Cruces y San Sebastián en El Puerto de Santa María, es una joya arquitectónica que refleja la riqueza histórica de la ciudad. Esta edificación del siglo XVII, originalmente conocida como Casa de Cargadores a Indias, se ha restaurado meticulosamente por el arquitecto Honorio Aguilar y su esposa, la diputada Sol Cruz-Guzmán, quienes han devuelto al inmueble su esplendor original.

Origen y evolución histórica de la casa del reloj

Ubicada en la confluencia de las calles Cruces y San Sebastián, en pleno corazón del casco histórico de El Puerto de Santa María, la Casa del Reloj tiene sus raíces en el siglo XVII, una época de esplendor comercial y marítimo para esta ciudad gaditana. En aquellos años, El Puerto era un importante enclave logístico para los intercambios con América, lo que propició la construcción de residencias señoriales conocidas como casas de cargadores a Indias. Estas casas eran propiedad de comerciantes adinerados que financiaban y organizaban las expediciones hacia el Nuevo Mundo, y que requerían residencias espaciosas, elegantes y bien situadas tanto para vivir como para operar sus negocios.

La Casa del Reloj fue originalmente edificada bajo este contexto, respondiendo a las necesidades de representación y funcionalidad propias de la élite mercantil. Entre los primeros propietarios documentados figura Agustín de Rivera, un destacado comerciante portuense. A inicios del siglo XVIII, la propiedad pasó a manos de la familia Aguilar, una de las estirpes con más arraigo en la ciudad, y posteriormente, por enlace matrimonial, fue heredada por la familia Báez. Esta continuidad familiar no solo mantuvo la integridad de la vivienda durante varias generaciones, sino que también la vinculó a la historia social y económica del Puerto de Santa María.

Mariana Piodella y Talbot

A mediados del siglo XIX, concretamente en 1859, la casa fue adquirida por Mariana de Piodella y Talbot, quien la dividió en diversas estancias y locales, alterando parcialmente su uso original. Esta transformación reflejaba un fenómeno común en la arquitectura urbana del momento: la fragmentación de grandes casas señoriales para adaptarlas a nuevos usos o para hacerlas económicamente sostenibles. A lo largo del siglo XX, el inmueble experimentó distintos grados de deterioro y múltiples reformas que fueron desdibujando parte de su identidad original.

En el siglo XXI, el edificio fue adquirido por el arquitecto Honorio Aguilar y su esposa, la diputada Sol Cruz-Guzmán. Con una visión clara de respeto al patrimonio, emprendieron una cuidadosa y exhaustiva rehabilitación de la casa. Su objetivo fue devolverle su carácter histórico y adaptarla como espacio turístico y cultural. Gracias a esta intervención, la Casa del Reloj ha recuperado su esplendor original y hoy se erige como un ejemplo de buena praxis en conservación arquitectónica en Andalucía. La historia de este inmueble no es solo la historia de una casa: es también el reflejo vivo de los vaivenes económicos, culturales y sociales de una ciudad vinculada profundamente al mar y a las rutas comerciales transatlánticas.

Arquitectura y elementos destacados de la casa del reloj

La Casa del Reloj destaca por una arquitectura austera en lo formal pero cargada de simbolismo y funcionalidad, fiel al modelo de las casas de cargadores a Indias. La vivienda cuenta con una doble fachada, un rasgo inusual pero estratégico, que otorga acceso tanto desde la calle Cruces —donde se ubica su entrada principal— como desde la calle San Sebastián. Esta disposición le permite establecer un diálogo visual y espacial con el entorno urbano inmediato, lo que era crucial en una época en que la ubicación y la visibilidad reforzaban el estatus social de sus habitantes.

El edificio se estructura en dos plantas principales, más una azotea transitable con alberca. En la planta baja destaca una portada sencilla de líneas rectas, flanqueada por vanos que han sufrido alteraciones respecto a su disposición original. Tras acceder por el zaguán —estrecho y elevado, con losas de Tarifa de notable sobriedad—, se alcanza un arco semicircular decorado, con fecha inscrita de 1859, que da paso al corazón de la casa: el patio central.

Patio porticado

Este patio, porticado en sus cuatro lados, presenta columnas toscanas de mármol gris que sostienen arcos de medio punto moldurados, siguiendo una disposición simétrica y clásica. Las columnas, en otro tiempo encaladas para ocultar su nobleza material, se han recuperado en la restauración reciente, revelando una posible procedencia de las canteras vascas de Markina, conocidas por su mármol negro de alta calidad. Este hallazgo no solo aporta valor estético al conjunto, sino también una dimensión geográfica interesante al edificio, ya que conecta su materialidad con otras regiones de la península.

El suelo del patio, una obra artesanal en sí misma, está compuesto por chinos o guijarros seleccionados y colocados a mano, siguiendo patrones tradicionales que aportan textura, durabilidad y belleza. El acceso a este patio se realiza salvando un pequeño desnivel de tres escalones, lo que añade ritmo espacial y protege el interior de posibles inundaciones.

Casa típica de la élite comercial portuense

La Casa del Reloj no sólo representa una tipología arquitectónica propia de la élite comercial portuense del siglo XVII, sino que se erige como un ejemplo refinado de cómo lo utilitario y lo simbólico pueden convivir en equilibrio. Su arquitectura, en lugar de alardear de opulencia, transmite solidez, tradición y una conexión íntima con el devenir histórico del Puerto de Santa María.

Detalles interiores y restauración

En la planta baja, destaca un zaguán alto y estrecho con losas de Tarifa, que desemboca en un amplio arco semicircular decorado, fechado en 1859. Este conduce al patio porticado. La escalera que comunica con la planta superior conserva arcos de acceso originales del siglo XVII en piedra palomera. En el rellano, se encuentra una contaduría con portada de yesería barroca y una hornacina con la Virgen de los Milagros, patrona de El Puerto de Santa María. La primera planta mantiene su distribución del siglo XIX, con apartamentos que combinan elementos originales, como suelos hidráulicos y vigas de madera, con detalles contemporáneos. La azotea ofrece vistas panorámicas de la ciudad y cuenta con una alberca revestida con mortero de cal y ladrillo de barro reutilizado.

Los relojes de sol: símbolos del inmueble

Uno de los elementos más singulares y emblemáticos de la Casa del Reloj, y el motivo por el cual recibe este nombre, son los dos relojes de sol que decoran sus fachadas. Se trata de auténticas joyas de la relojería solar tradicional, cuya conservación y restauración les ha devuelto no solo su función decorativa, sino también su precisión funcional, convirtiéndolos en testigos silenciosos del paso del tiempo y de la historia del inmueble.

Primero de los relojes

Ambos relojes se encuentran estratégicamente ubicados en la confluencia de las calles Cruces y San Sebastián, ocupando cada uno una orientación distinta para aprovechar el máximo recorrido solar diario. El primero, situado en la fachada que da a la calle Cruces, es un reloj solar declinante hacia levante, es decir, orientado ligeramente hacia el este. Este ejemplar utiliza numeración arábiga y está diseñado para captar los primeros rayos del sol de la mañana. La lectura del tiempo se realiza mediante un gnomon, una varilla metálica cuya sombra se proyecta sobre una superficie plana —el limbo— donde están marcadas las horas. La disposición y ángulo del gnomon están calculados en función de la latitud de El Puerto de Santa María, lo que le confiere una notable exactitud.

Segundo reloj de sol

El segundo reloj se encuentra en la fachada que da a la calle San Sebastián y se orienta hacia el sur, aunque con una ligera declinación hacia poniente. A diferencia del anterior, este utiliza números romanos para marcar las horas. Esta diferencia en la tipografía no es meramente estética: responde a una tradición cultural en la que los relojes orientados al sur —más expuestos y visibles— solían emplear numeración clásica, mientras que los orientados a puntos intermedios (este u oeste) tendían a adoptar una notación más moderna y funcional. Esta dualidad en el uso de los números también refuerza la idea de que los relojes servían no solo como herramientas científicas, sino también como objetos simbólicos que comunicaban cultura, estatus y saber técnico.

Restauración de los relojes de sol

Ambos relojes se restauraron durante la rehabilitación integral del inmueble, respetando sus proporciones, materiales y trazados originales. El resultado es una recuperación no solo física, sino también simbólica de estos elementos, que permiten al visitante contemplar cómo la arquitectura y la ciencia del tiempo se integraban de forma armónica en las construcciones domésticas del pasado.

Eleméntos de otra época

En una época en la que los relojes mecánicos aún no estaban al alcance de todos, estos relojes solares eran esenciales para regular la vida cotidiana, especialmente en una ciudad portuaria donde el control del tiempo estaba vinculado a las mareas, las salidas de barcos y la organización del comercio. Hoy en día, funcionan como verdaderas piezas de museo al aire libre, ofreciendo una lectura visual del paso del sol y conectando a quien los observa con una forma antigua —pero extraordinariamente precisa— de medir el tiempo.

Un ejemplo de rehabilitación patrimonial

La restauración de la Casa del Reloj se ha reconocido como un modelo de recuperación del patrimonio histórico. El arquitecto Honorio Aguilar ha destacado la importancia de preservar elementos originales y adaptarlos a las necesidades contemporáneas. La intervención ha sido objeto de conferencias y estudios, subrayando su valor como ejemplo de buenas prácticas en la conservación del patrimonio arquitectónico de El Puerto de Santa María.

casa del reloj, en El Puerto de Santa María
casa del reloj, en El Puerto de Santa María
detalle de la imagen de una virgen en una de las escaleras de acceso a las residencias privadas
detalle de la imagen de una virgen en una de las escaleras de acceso a las residencias privadas
panorámica de la planta superior desde una de sus ventanas
panorámica de la planta superior desde una de sus ventanas
techo formado por vigas de madera
techo formado por vigas de madera

Visitas: 9

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí