Durante el siglo XIX, la Bahía de Cádiz fue escenario en el que se promovieron varias iniciativas cuya finalidad no era otra, sino industrializar esta parte de la provincia.
Había factores que influyeron prometedoras perspectivas. Los grandes capitales que permitieron importantes inversiones. Existía una infraestructura de puertos y ferrocarriles. El astillero de Matagorda generaba grandes expectativas comerciales.
Al amparo de estas circunstancias, se realizó una intentona en la que José Pacheco jugó un papel protagonista. Esta fue secundada por inversores acaudalados. El proyecto consistía en construir un horno para la fundición de aceros. La fábrica se decidió que se instalaría en la Algaida, en una zona con restos de la época napoleónica. Popularmente se conocería con el nombre de Altos Hornos.
El proyecto no prosperó. Aun con todo, se conservan restos de la fábrica como las toberas o los respiraderos. Lo único que sobrevivió de aquello fue el recuerdo del primer intento civil de instalar una industria auxiliar en esta parte de Andalucía.
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