Siempre que puedo aprovecho estos eventos. Y dado que iba a estar abierto a las visitas durante casi una semana, no hay excusa para acercarse al puerto de Cádiz a conocer las réplicas de la Nao Victoria y el galeón Andalucía. Y ¡claro esta!, que subir a estos barcos de embarcaciones sea gratuito añade otro motivo más para no perderse la visita.
A pesar de que no conocía unas de ellas, la marea me jugó una mala pasada. Y es que no se podía subir a la Nao. Me consolé pensando en que ya la tenía vista de otras ocasiones en la que permaneció amarrada en Puerto Sherry. Así que centré mi atención en el galeón. Tengo que confesar que no conocía ni de su existencia. Así que esta sería una buena oportunidad para subir a bordo y descubrir cada uno de los espacios del velero a los que era posible acceder.
Si hay algo que me quedó claro es la dureza de la vida cotidiana a bordo de esas embarcaciones. Para los marineros de aquella época, no debió ser nunca fácil. Ni por aproximación es cierta esa visión romántica que nos ha dejado alguna que otra película. Las condiciones en el interior de esos galeones debieron suponer algo más que una aventura para quienes navegaron por los mares del planeta. Y, sin duda, más de uno no llegaría a ver su destino.
Hecha esta reflexión, quiero compartir en este artículo algunas fotografías de la visita que, por lo menos a mí, me ha ayudado a conocer más profundamente la disposición interior de los distintos hábitats dentro de esos barcos, como se vivía y como se trabajaba. Para quién aún o haya tenido oportunidad de subir a bordo, os diré que merece la pena hacerlo. Es una experiencia única que no hay que dejar pasar.
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