Esta capilla barroca, emplazada en pleno centro histórico del municipio gaditano de Chiclana de la Frontera, pertenece al convento de clausura de las Madres Agustinas Recoletas.
Fundado por Antonia de Jesús, en 1666, su construcción se inició inmediatamente, apenas un año después. Siendo apoyado por la burguesía comercial gaditana de aquella época, las obras se extendieron por siete años, finalizándose en 1674.
De su arquitectura exterior, quizás lo más llamativo y destacable es la puerta lateral que se abre a la plaza, realizada con mármoles que fueron traídos desde la ciudad italiana de Génova. Se trata, sin duda, de uno de los mejores ejemplos de la arquitectura barroca gaditana.
Actualmente, las religiosas que habitan el convento obtienen sus ingresos, entre otras fuentes, de la venta de deliciosas tortas de almendras.
Os comparto algunas fotografías de su hermosísima fachada lateral así como de su altar mayor.
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