un testigo industrial entre el campo y la villa
un testigo industrial entre el campo y la villa

Cuando paseo por el casco histórico de Puerto Real, siempre me gusta detenerme en el cruce de las calles Barragán y Concepción. Allí se levanta un edificio sobrio, un testigo industrial entre el campo y la villa, de muros encalados y torre de piedra, que pasa casi desapercibido. Se trata del antiguo Molino de Aceite de los Dominicos, uno de los pocos restos de arquitectura industrial histórica que aún se conservan en la villa.

Hoy el inmueble aloja instalaciones de telecomunicaciones. Sin embargo, su origen nos lleva al siglo XVIII, al momento de mayor esplendor económico de la Bahía de Cádiz tras el traslado de la Casa de la Contratación a la ciudad de Cádiz en 1717. En ese contexto, Puerto Real crece, se densifica y combina casas de comerciantes, edificios religiosos y pequeños focos industriales como este molino.

Origen y construcción del molino

La web de Turismo de Puerto Real describe el Molino de Aceite de los Dominicos como un antiguo molino levantado a mediados del siglo XVIII. La documentación municipal ya cita su uso y propiedad en 1774, lo que confirma su plena actividad en esa fecha.

La cronología encaja con la etapa de auge urbano y económico de la villa en el Setecientos. Puerto Real participa en el comercio transoceánico a través de la Bahía. La ciudad se ordena con un trazado regular y aparecen edificios vinculados a nuevas formas de producción y transformación, previas a la gran Revolución Industrial europea.

El molino no se concibió como una pequeña almazara doméstica. Se pensó como instalación productiva de cierta entidad. Su volumen, su torre y su posición en el límite entre el campo y el caserío lo demuestran.

Los dominicos como promotores

La propia denominación “Molino de Aceite de los Dominicos” no es casual. La documentación del siglo XVIII vincula la propiedad y el aprovechamiento del edificio con la Orden de Predicadores.

Como en otros puntos de Andalucía, los dominicos gestionan bienes rústicos y explotaciones agrarias para sostener sus conventos y actividades pastorales. Los olivares de la campiña próxima y las redes comerciales de la Bahía ofrecen un escenario ideal. Los frailes aportan capital, contactos y organización. Los agricultores locales aportan la aceituna.

De esa forma, el molino funciona como pieza de una economía mixta. Une intereses religiosos, agrícolas y comerciales. El nombre del edificio conserva aún hoy el recuerdo de esa gestión dominica.

Un emplazamiento con lógica económica

El edificio se sitúa en el eje de las actuales calles Barragán y Concepción. En el siglo XVIII, esa franja marcaba prácticamente el contacto entre el campo y el casco urbano.

El lugar resulta estratégico por varias razones:

desde ese punto, el molino recibía con facilidad la aceituna que llegaba de los olivares cercanos, sin que carros y caballerías se adentrasen en las calles más estrechas del casco histórico. Al mismo tiempo, el edificio se mantenía muy próximo al tejido urbano, donde trabajaban comerciantes, almacenistas y pequeños productores que necesitaban el aceite para su actividad diaria. Además, el enclave se situaba a corta distancia de los caminos que enlazaban con otras poblaciones de la Bahía y con los embarcaderos tradicionales, lo que facilitaba la salida del producto hacia un mercado más amplio.

El molino actúa así como “nudo” entre la producción agraria y las primeras formas de actividad industrial de la villa. Un punto de encuentro entre el mundo rural y el urbano, tal como subraya el propio historiador Manuel Parodi al describirlo como superviviente preindustrial en el caserío portorrealeño.

Cómo trabajaba una almazara del siglo XVIII

Los textos conservados no describen con detalle el interior del molino. Hoy el edificio se encuentra muy transformado. Aun así, podemos imaginar su funcionamiento a partir de otras almazaras históricas andaluzas.

Un molino de esta época suele organizarse en torno a varios espacios básicos:

en el interior de una almazara del siglo XVIII, los operarios trituraban la aceituna en la nave de molturación, donde grandes muelas de piedra, movidas por animales de tiro, convertían el fruto en pasta. Después, trasladaban esa pasta a la sala de prensas, dotada de prensas de viga o de husillo, y la colocaban sobre capachos de esparto para extraer el aceite. El líquido resultante pasaba a la bodega o almacén, donde reposaba en tinajas o grandes recipientes hasta alcanzar la calidad adecuada. Todo el conjunto se organizaba en torno a un patio de servicio, que facilitaba la entrada y salida de carros y bestias y permitía ventilar los espacios de trabajo.

En el caso del Molino de los Dominicos, la presencia de una torre y el volumen general del edificio refuerzan la idea de un conjunto relativamente complejo. No se trataba de un simple cuarto de prensas. Era una instalación pensada para sostener campañas largas de molturación y un flujo constante de aceituna.

Azulejos, devoción y una pieza perdida

Uno de los detalles más sugerentes del molino no se conserva ya en su sitio, pero sí en la memoria escrita. Manuel Parodi documenta un paño de azulejos sevillanos del siglo XVIII que coronaba el portalón del antiguo molino de aceite dominico, en la calle Barragán.

El panel representaba a la Virgen entregando el rosario a dos santos de la orden dominica. La escena encajaba con la fuerte devoción al Rosario que se extendió por Puerto Real desde el siglo XVII. El azulejo sacralizaba la fachada de un edificio productivo. Recordaba a trabajadores y vecinos que el trabajo del campo y la molienda de la aceituna también podían vivirse como servicio a Dios.

Hoy ese azulejo ya no ocupa su lugar original. Se perdió o se retiró en algún momento del siglo XX. Sin embargo, su recuerdo ayuda a entender cómo la arquitectura industrial barroca mezclaba sin complejos economía y religiosidad.

De molino preindustrial a “superviviente” urbano

Con el tiempo, el crecimiento de Puerto Real desbordó aquel límite entre campo y casco urbano. Las calles Barragán y Concepción se llenaron de viviendas, pequeños talleres y comercios. El molino perdió protagonismo productivo.

Aun así, el edificio logró sobrevivir. Mientras otros espacios industriales desaparecían, el antiguo molino se adaptó a nuevos usos. En la actualidad, alberga las instalaciones de una empresa de comunicaciones.

Esta nueva función no le resta valor patrimonial. Al contrario. Refuerza su condición de testigo, capaz de enlazar la antigua economía del aceite con la sociedad de la información. Las piedras que un día sostuvieron prensas y vigas soportan hoy cables y equipos electrónicos.

Otros molinos de aceite en el entorno de Puerto Real

El Molino de los Dominicos no constituye un caso aislado. La propia investigación arqueológica en el término municipal ha identificado restos de otra almazara en el entorno del Arco de San Miguel, en el yacimiento del Almendral.

Un informe recoge la aparición de un molino de aceite a pocos metros de la “trasera del arco”, en la esquina de la calle Soledad con la calle Teresa de Calcuta. Ese hallazgo ha llevado a plantear la existencia de una antigua hacienda agrícola dedicada al olivar y dotada de su propia almazara.

Esta presencia de varios molinos y haciendas aceiteras confirma el peso del olivar y del aceite en la economía tradicional de la zona. El Molino de los Dominicos se integra así en un paisaje productivo más amplio, que combina huertas, olivares, salinas y molinos de marea.

Señalización, rutas y estado actual

En 2022 el Ayuntamiento de Puerto Real incorporó el Molino de Aceite de los Dominicos al paquete de elementos señalizados con paneles monumentales.

Los paneles ofrecen información básica en español e inglés, incorporan braille, incluyen una fotografía del edificio y un código QR que enlaza con la web municipal de Turismo. Esto permite al visitante situar el molino en su contexto histórico y urbano, incluso aunque el interior no se encuentre abierto al público.

Diversas guías y blogs de viaje recomiendan acercarse al molino dentro de un paseo por el centro histórico. Lo presentan como parada en rutas que también incluyen el Ayuntamiento, la Prioral de San Sebastián, la Iglesia de la Victoria, el Callejón del Arco o la Caja del Agua.

Hoy el edificio luce una imagen sencilla: paramentos encalados, huecos rectilíneos, torre de sillería coronada por cubierta a cuatro aguas y veleta de hierro. La sobriedad de su fachada no delata el papel que desempeñó en el pasado. Sin embargo, la nueva señalización y la creciente sensibilidad por el patrimonio ayudan a devolver protagonismo a este rincón.

Un pequeño edificio para entender una gran historia

El antiguo molino de aceite de Puerto Real resume varias claves de la historia local. El antiguo molino de aceite resume en su estructura modesta una historia mucho más amplia. Habla de la expansión económica que vivió Puerto Real en el siglo XVIII, cuando el aceite y el comercio dieron ritmo a la vida de la villa. Muestra la implicación directa de las órdenes religiosas en la producción y en los intercambios comerciales. Explica cómo la ciudad organizó sus bordes entre el campo y el casco urbano, utilizando edificios como este para coser ambos mundos. Conserva huellas claras de la religiosidad barroca en un entorno de trabajo industrial. Y enlaza actividades muy distintas, desde la antigua molturación de aceituna hasta las modernas telecomunicaciones, lo que convierte al edificio en un hilo conductor entre pasado y presente.

Cuando el visitante se detiene ante su fachada quizá solo vea una casa blanca más. Pero si conoce su historia, entenderá que se encuentra ante uno de esos “supervivientes” que permiten leer la trama oculta de la ciudad. Un edificio modesto que ayuda a comprender cómo Puerto Real pasó de villa agrícola y marinera a enclave industrial moderno, sin romper del todo los hilos que unen trabajo, paisaje y memoria.

un testigo industrial entre el campo y la villa
un testigo industrial entre el campo y la villa
antiguo molino de aceite dominico en el centro urbano de Puerto Real
antiguo molino de aceite dominico en el centro urbano de Puerto Real

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