Jerez de la Frontera, conocido por sus vinos y flamenco, también alberga uno de los edificios religiosos más impresionantes de Andalucía: la iglesia de San Miguel. A primera vista, su magnitud y majestuosidad pueden hacer que cualquiera la confunda con una catedral. Y no es para menos, ya que este templo es el de mayor tamaño en Jerez y se considera el edificio religioso más completo y mejor conservado del territorio circundante. La riqueza de su arquitectura, que abarca desde el gótico jerezano hasta el barroco más refinado, le otorga un carácter híbrido único.
La construcción de la Iglesia de San Miguel comenzó a mediados del siglo XV, tomando como modelo la imponente Catedral de Sevilla, cuyo levantamiento se inició en 1433. Parece ser que Juan Normán, maestro mayor de la Catedral de Sevilla entre 1454 y 1478, fue el encargado de diseñar la traza del templo jerezano. Normán, reconocido por su habilidad y conocimiento, era en esa época uno de los pocos capaces de acometer un proyecto de tal envergadura en la Baja Andalucía.
El proceso de construcción de la iglesia se prolongó durante varias décadas, lo que permitió la incorporación de diferentes estilos arquitectónicos. La segunda parte del templo, realizada a partir de la década de 1520, destaca por su exuberancia estilística característica del tardogótico en la región, con una notable influencia portuguesa. Esta influencia se manifiesta claramente en los pilares, únicos en la Baja Andalucía, cuya decoración recuerda a la iglesia del monasterio de los Jerónimos de Belem en Lisboa. Esta conexión no es casual, dado el elevado número de maestros lusos que trabajaron en Jerez durante esos años.
La mezcla de estilos en la Iglesia de San Miguel es uno de sus mayores atractivos. El gótico jerezano se presenta en su fase inicial, con sus características bóvedas de crucería y arcos apuntados, mientras que el renacimiento se evidencia en la pureza y simetría de ciertas estructuras añadidas posteriormente. El barroco, con su riqueza ornamental y dinamismo, culmina la obra, haciendo de este templo un verdadero compendio de la evolución arquitectónica religiosa en la región.
Uno de los elementos más destacados de la Iglesia de San Miguel es, sin duda, su retablo mayor, diseñado por el insigne escultor Juan Martínez Montañés, conocido como el “Dios de la madera”. Este retablo es una ejemplar muestra de la madurez de la escuela sevillana de escultura durante la primera mitad del siglo XVII.
El retablo mayor de San Miguel no solo destaca por su tamaño, sino por la calidad artística de su diseño y ejecución. Montañés, que desarrolló su carrera principalmente en Sevilla, es conocido por su habilidad para trabajar la madera, creando figuras y composiciones de gran expresividad y realismo. En el retablo de San Miguel, las imágenes transitan desde el manierismo hasta el barroco, ofreciendo una rica variedad de detalles que invitan a una observación detenida y contemplativa.
El retablo está estructurado en varios niveles y dividido en calles, con una gran cantidad de figuras talladas que representan escenas religiosas. En el centro, destaca la imagen de San Miguel, a quien está dedicada la iglesia, rodeado de ángeles y santos. La composición general del retablo sigue un esquema vertical, que dirige la mirada del espectador hacia el cielo, en un intento de elevar el espíritu hacia lo divino. Los detalles minuciosos de cada figura, la expresión de los rostros y la naturalidad de las posturas reflejan la maestría de Montañés y su capacidad para capturar la esencia humana en sus esculturas.
Además del retablo mayor, la Iglesia de San Miguel alberga otros elementos de gran interés artístico y patrimonial. Las capillas laterales, con sus respectivos altares y retablos, muestran una rica variedad de estilos y decoraciones que complementan el conjunto del templo. Las bóvedas y cúpulas, decoradas con motivos religiosos y geométricos, añaden una dimensión adicional de belleza y complejidad arquitectónica.
La torre de la iglesia, de imponente altura, es otro de los elementos que llaman la atención. Con su diseño gótico-mudéjar, combina la robustez de la arquitectura defensiva con la elegancia de los elementos decorativos islámicos. Desde la torre, se puede obtener una vista panorámica de Jerez, ofreciendo una perspectiva única de la ciudad y sus alrededores.
La Iglesia de San Miguel en Jerez de la Frontera no solo es un lugar de culto, sino un testimonio vivo de la rica historia y evolución arquitectónica de la región. Su combinación de estilos, desde el gótico hasta el barroco, y la maestría de artistas como Juan Martínez Montañés, hacen de este templo un verdadero tesoro del patrimonio andaluz.
Visitar la Iglesia de San Miguel es sumergirse en siglos de historia, arte y devoción, y apreciar el legado cultural que ha moldeado la identidad de Jerez y su gente. Cada rincón del templo cuenta una historia, cada detalle arquitectónico y escultórico invita a una reflexión sobre la belleza y la espiritualidad. Sin duda, es una visita imprescindible para cualquier amante de la historia y el arte que se acerque a esta maravillosa ciudad.
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