Ubicada al final de la calle Medina, la Parroquia de San Juan Bautista, también conocida como la iglesia de los Descalzos, es un tesoro de la historia y el patrimonio sacro de Jerez de la Frontera. Esta iglesia tiene sus raíces en el antiguo convento de franciscanos alcantarinos, una rama conocida como los Descalzos, que fue fundada el 24 de junio de 1603, día de San Juan Bautista, por el caballero veinticuatro del Consejo de Jerez, don Pedro Fernández de Laiguardia.
El convento se estableció inicialmente en terrenos cercanos a la Cartuja, pero pronto se trasladó a su ubicación actual al final de la calle Medina. La importancia del convento es evidente: en 1752 albergaba a 47 religiosos y funcionaba como una casa de estudios de gran prestigio. A lo largo de los años, el convento se convirtió en un centro espiritual y educativo significativo en la región.
En 1835, la ley de exclaustración obligó a los frailes a abandonar el convento, marcando el inicio de un periodo de declive. Sin embargo, la iglesia reabrió sus puertas al culto el 3 de febrero de 1873, funcionando inicialmente bajo la supervisión del templo auxiliar de San Pedro. Con el tiempo, el convento fue desapareciendo, pero la iglesia perseveró, adaptándose a las nuevas circunstancias.
En 1911, con la creación de la Parroquia de San Pedro y los Descalzos, este templo se convirtió en una iglesia filial, atendida por coadjutores dedicados. El primer coadjutor fue don Luis Pérez Conde, seguido por don Emilio Ortiz en 1916, y don Emilio Martín Calle en 1918, quien sirvió durante más de dos décadas. Posteriormente, otros sacerdotes como don Juan Ruiz Ramírez y don José Leal Andrades continuaron su labor, manteniendo viva la comunidad espiritual de los Descalzos.
En 1962, el Arzobispado de Sevilla elevó esta antigua iglesia de los Descalzos a la dignidad de parroquia, desmembrándola de San Pedro y conservando el título de San Juan Bautista. El Reverendo Padre D. Francisco García de Villegas y Alcázar fue designado como el primer párroco de esta nueva entidad. Nacido en Jerez en 1926, el Padre Villegas había sido formado en el Colegio del Buen Pastor y ordenado sacerdote en Sevilla. Su llegada a la parroquia de San Juan Bautista marcó el inicio de una nueva era de renovación y crecimiento para la comunidad.
En 2012, la Parroquia de San Juan Bautista celebró cincuenta años desde su elevación a parroquia, un periodo marcado por una intensa vida pastoral. A lo largo de este medio siglo, la parroquia ha sido testigo de innumerables bautizos, bodas, comuniones y ha prestado apoyo a los necesitados. La iglesia se ha mantenido como un faro de esperanza y espiritualidad en el bullicioso Jerez, ofreciendo un refugio de tranquilidad y fe en medio del constante tránsito de la ciudad.
Los muros centenarios de la Parroquia de San Juan Bautista guardan la historia de una comunidad que ha perseverado a través de los siglos. La estatua orante de don Pedro Fernández de Laiguardia en el muro al lado de la epístola del presbiterio es un recordatorio constante de las raíces históricas de esta iglesia. En su interior, la parroquia no solo alberga la fe y devoción de sus feligreses, sino también el legado de generaciones pasadas que han contribuido a su crecimiento y sostenimiento.
La Parroquia de San Juan Bautista es más que una iglesia; es un símbolo de la rica herencia cultural y espiritual de Jerez de la Frontera. A través de los siglos, ha sobrevivido a la exclaustración, la desamortización y la modernización, emergiendo siempre como un bastión de fe y comunidad. Su historia es un testimonio de la resiliencia y devoción de los jerezanos, un recordatorio de que, a pesar del paso del tiempo, la fe y la tradición perduran.
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