cueva del agua en Tiscar
cueva del agua en Tiscar

Hoy quisiera hablaros de un entorno que es familiar para mí. El Santuario de Tiscar, en Quesada, ha sido un lugar en el que he pasado algunos veranos de mi vida disfrutando de unas merecidas vacaciones junto a mi familia. Es un entorno tranquilo y con unos extraordinarios paisajes que invitan a explorarlos.

Recuerdo que fue mi abuela materna quien, por primera vez, me descubrió la cueva del Agua, transformando aquella excursión en toda una aventura, y narrándome la historia de aquel lugar que ella conocía bien, no en vano, vivió gran parte de su vida en la cercana localidad de Quesada.

Hoy he rescatado de un viejo disco una fotografía de esta cueva y he pensado que sería una buena idea compartirla en mi blog, incluyendo la leyenda que rodea a este lugar.

Nos tenemos que remontar a otros tiempos, en una época en la que se libraba una áspera guerra en el que los ejércitos cristianos luchaban por recuperar el perdido reino visigodo peninsular de la invasión musulmana.

Cerca de la cueva del agua, también conocida como gruta de las maravillas, existía una fortaleza que, aun en 1316, estaba en manos de los musulmanes, siendo el reyezuelo que la gobernaba un tal Mohamed Abdón. Fue justo en este momento en donde sucedió lo que se conoce desde hace siglos como el Milagro de la Virgen de Tiscar.

Se cuenta que la imagen de la Virgen se le apareció a Mohamed Abdón para advertirle que debía rendir la plaza a fin de evitar más muertes en la contienda en la que los cristianos trataban de conquistar la fortaleza, y los árabes de resistir el asedio.

Desoyendo esta petición, los soldados del castillo tomaron la imagen de la Virgen y, por siete veces, la arrojaron desde lo alto de la Peña Negra hasta el fondo de la cueva del agua. Empero, otras tantas veces la Virgen de Tiscar reaparecía en su camarín.

Unos cuentan que, el príncipe musulmán, enrabietado, tomó su espada e hizo la imagen de la Virgen pedazos. Otros, por el contrario, que fueron los soldados quienes la arrojaron por los muros del castillo rompiéndola.

El caso es que, finalmente, las tropas cristianas consiguieron tomar la fortaleza y expulsar a los árabes. Se impusieron como primera tarea recoger los pedazos de la imagen y trasladarlos a Toledo para repararla. Pero, milagrosamente, la Virgen regresó a Tiscar.

Es una más de las leyendas que han llegado a nuestros días desde los tiempos de la reconquista cristiana de las tierras de lo que hoy es la provincia de Jaén.

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