La tarde se presenta con una temperatura muy agradable y soleada cuando llegué al lugar del puerto de Cádiz en el que se encontraba amarrado el s-71 Galerna. La idea era la de explorar el submarino moderno de la Armada Española. Una oportunidad que no quería dejar pasar. Como imaginé antes de llegar, me aguardaba una larga fila de personas que esperaban tener una experiencia similar.
La primera impresión que tuve al aproximarme al submarino era lo compacto y pequeño que se veía desde el exterior. Una máquina de acero y tecnología moderna diseñada y preparada para navegar en las profundidades de los océanos. Cuando llegó mi turno, debo reconocer que no fue nada fácil, pero con la ayuda de la tripulación, logré entrar en el submarino.
Una vez dentro, la primera sensación que tuve fue la estrechez del pasillo principal. Todo está diseñado para aprovechar hasta el espacio disponible. Tuve ocasión de apreciar, mientras avanzaba, de la cantidad de dispositivos que había. Pero me impresionó verlo todo en perfecto estado.
Casi al final de la visita llegué a la sala de control que, en esencia, es como el cerebro del submarino. Fue fascinante comprobar la cantidad de pantallas y sistemas digitales que había repartidos por toda la sala.
Aquí culminó el recorrido y me dispuse a abandonar el buque, no sin la ayuda de los marinos que guiaban nuestra visita. No pude evitar sentir un profundo respeto por la tripulación que pasa semanas en unas condiciones muy exigentes y confinadas en un espacio mínimo.
Sin duda fue una experiencia inolvidable que me dio una apreciación renovada por el arduo trabajo y la dedicación de la Armada Española para mantenernos seguros en el mar.
Fui equipado con mi cámara con objeto de conservar un registro gráfico de la visita que acompaña esta entrada de mi blog y todas ellas se encuentran subidas en mi perfil de Pexels.
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