Hoy os hablaré sobre la historia del Palacio de San Telmo, una de las joyas arquitectónicas más representativas de Sevilla, un testimonio histórico de la ciudad que combina arte, educación y política en un único espacio. Situado frente a la emblemática Puerta de Jerez, su origen está profundamente vinculado al mar y al auge de la navegación en la España del siglo XVII.
Orígenes vinculados al mar y la educación
En los primeros años del siglo XVII, la Universidad de Mareantes, institución encargada de formar a los futuros navegantes, concibió un proyecto innovador: la creación de un colegio-seminario destinado a la formación de niños huérfanos como pilotos para la navegación hacia las colonias españolas. Este ambicioso plan no solo respondía a la necesidad de fortalecer la flota marítima del imperio, sino también a un objetivo humanitario y educativo.
Inicialmente, el edificio se planeó construir en las casas de la propia Universidad de Mareantes. Sin embargo, las dimensiones requeridas para el proyecto llevaron a trasladar la construcción a un espacio conocido como la Haza de San Telmo, que ofrecía un terreno amplio y estratégico para albergar el seminario.
Las obras comenzaron en 1692 bajo la dirección de Leonardo de Figueroa, uno de los arquitectos más destacados de la época. Aunque los trabajos se extendieron durante el siglo XVIII, el edificio ya estaba operativo a finales del siglo XVII, recibiendo a los primeros alumnos en sus instalaciones.
Transformaciones a lo largo de los siglos
El Palacio de San Telmo no tardó en cambiar de función, adaptándose a las necesidades y los avatares históricos. Durante el siglo XIX, se convirtió en un colegio Naval Militar, respondiendo a las exigencias de la España de la época, que buscaba modernizar y fortalecer su poderío marítimo. Este uso militar, aunque breve, dejó una impronta significativa en el edificio.
Posteriormente, el palacio albergó otras instituciones de relevancia, como la Sociedad del Ferrocarril, símbolo de los avances tecnológicos del siglo XIX, y el Colegio Real de Humanidades, que reafirmó su conexión con la educación. Además, fue residencia del duque de Montpensier, cuyo mecenazgo contribuyó a embellecer y preservar el edificio.
El Palacio de San Telmo como sede del Gobierno Andaluz
En 1989, el Arzobispado de Sevilla y la Junta de Andalucía alcanzaron un acuerdo que transformaría nuevamente el destino del Palacio de San Telmo. El edificio fue cedido al Gobierno Andaluz, convirtiéndose en su sede oficial, en un gesto que marcó una nueva etapa en su historia. A cambio, la Junta se comprometió a construir un nuevo seminario en la Avenida de la Palmera, reforzando su vínculo histórico con la educación.
Desde entonces, el Palacio de San Telmo no solo es un símbolo político y administrativo, sino también un espacio que acoge actos culturales y representativos de la comunidad autónoma.
Un legado arquitectónico y cultural
El diseño del Palacio de San Telmo es un ejemplo sobresaliente del barroco sevillano, caracterizado por su fachada ornamentada y su majestuosa portada, una obra maestra de Leonardo de Figueroa. Además, sus jardines y amplios salones interiores reflejan el esplendor de una época y su capacidad de adaptarse a los tiempos.
Este edificio es, en esencia, una síntesis de la historia de Sevilla: un lugar donde convergen la educación, la navegación, la política y la cultura. Su transformación a lo largo de los siglos demuestra su relevancia y versatilidad como espacio funcional y simbólico.
El Palacio de San Telmo no solo es un referente arquitectónico, sino también un testigo de la evolución histórica de Sevilla y Andalucía. Desde su concepción como seminario marítimo hasta su rol actual como sede del Gobierno Andaluz, este edificio es un emblema de adaptación y continuidad en el tiempo, una visita obligada para quienes deseen conocer la esencia de la ciudad.
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