En el municipio de Álora, en la provincia de Málaga, se encuentra majestuoso el Castillo de Álora, un monumento que invita a viajar en el tiempo y a explorar siglos de historia. Situado en el Cerro de las Torres, esta fortaleza domina el Valle del Guadalhorce y ofrece unas vistas impresionantes que se suman a su incalculable valor histórico y cultural.
Un testimonio de civilizaciones
El origen del castillo data de tiempos fenicios y romanos, pero su estructura actual fue moldeada durante la ocupación árabe en la Edad Media. Construido en diversas fases, con elementos sólidos añadidos durante el Emirato, refuerzos en la época de los Califatos y ampliaciones más frágiles durante los Reinos de Taifas. Este pasado multifacético queda reflejado en sus muros, que cuentan historias de un legado multicultural.
El recinto amurallado del castillo se divide en dos áreas principales. El primero, conocido como recinto superior, es más homogéneo y contiene seis torres cuadradas que datan de la época Califal. El segundo, mucho más irregular, muestra los restos de muros que protegían el conjunto. Entre ambas áreas destaca la Torre de la Vela, una estructura de planta cuadrada dividida en tres cuerpos decrecientes en altura.
Huellas de fe y cultura
Adosados al castillo encontramos los vestigios de la antigua parroquia de Nuestra Señora de la Encarnación, construida tras la conquista cristiana y que sufrió daños irreparables en el terremoto de 1680. Lo que queda de esta iglesia gótica, con su altar mayor de bóveda estrellada, refleja una fusión arquitectónica que encuentra paralelismos con la Iglesia del Espíritu Santo en Ronda.
Hoy en día, la Capilla de las Torres ocupa este espacio y alberga al Cristo Nazareno de las Torres, una imagen profundamente venerada en Álora. La escultura actual, obra de Navas Parejo y concluida por su hijo, data de 1945 y se ha convertido en un emblema de la devoción local.
La torre del homenaje y su leyenda
Entre las estructuras más emblemáticas del castillo, la Torre del Homenaje destaca no solo por ser la más alta y mejor conservada, sino también por sus espectaculares vistas al entorno. Desde aquí, es fácil imaginar la batalla que tuvo lugar en 1434, cuando las tropas de Diego Gómez de Ribera sucumbieron tras la muerte de su líder frente a las murallas. Este episodio inspiró el romance fronterizo que ha llevado el nombre de Álora a lo largo de los siglos.
El cementerio y su clausura
Curiosamente, el castillo se utilizó como cementerio municipal durante más de doscientos años. Los nichos adosados a las murallas dan fe de esta singular etapa de su historia, que culminó en 2009 con la clausura definitiva del camposanto y la demolición de sus estructuras internas. Este cambio marcó el inicio de una nueva etapa para el monumento, que ahora se centra en su conservación y apertura al público.
Una visita inolvidable
Recorrer el Castillo de Álora es adentrarse en un espacio que combina historia, cultura y espiritualidad. Su estado de ruina consolidada, junto con los esfuerzos de restauración en algunas áreas, como la Torre del Homenaje, permite a los visitantes apreciar tanto su pasado esplendor como su resiliencia. Desde sus alturas, se disfruta de una panorámica única del valle, haciendo de esta experiencia algo inolvidable.
El Castillo de Álora no solo es un símbolo de la rica historia de Andalucía, sino también un lugar que invita a la reflexión y a la conexión con el legado de las civilizaciones que lo habitaron. Una parada imprescindible para cualquier amante de la historia y la arquitectura en el corazón de Málaga.
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