Castillo de Jaén
Castillo de Jaén

El Castillo de Jaén, conocido con el nombre de Santa Catalina se levanta sobre el cerro homónimo, dominando la ciudad de Jaén y ofreciendo una panorámica inigualable de sus alrededores. Esta fortaleza no solo es un testimonio de la arquitectura militar medieval, sino también un reflejo de la rica historia que ha moldeado la región a lo largo de los siglos.​

Orígenes y evolución histórica

Los primeros indicios de ocupación del cerro de Santa Catalina se remontan a la Edad del Bronce, con restos cerámicos hallados en la ladera norte y en la cima. Sin embargo, fue durante la época ibérica cuando se establecieron las primeras estructuras defensivas significativas, relacionadas con el cercano asentamiento de Puente Tablas. Estos vestigios sugieren la existencia de un oppidum que absorbió población tras el abandono de Puente Tablas entre los siglos IV y III a.C.​

Durante la dominación musulmana, el cerro albergó una alcazaba construida en época califal y reformada en periodo almorávide. Esta fortaleza ocupaba toda la cresta del cerro, con muros de tapial y torres cuadradas, sirviendo como núcleo defensivo principal de la ciudad. Tras la conquista de Jaén por Fernando III de Castilla en 1246, se inició la construcción del actual Castillo de Santa Catalina, conocido también como Alcázar Nuevo, en el extremo oriental del cerro. Esta nueva fortificación se integró con la antigua alcazaba mediante la imponente Torre del Homenaje, vertebrando así el conjunto defensivo. Las obras principales se llevaron a cabo durante los reinados de Alfonso X y Fernando IV, consolidando la estructura que hoy conocemos.​

Arquitectura y características del castillo

El Castillo de Santa Catalina presenta una arquitectura típica de las fortalezas cristianas medievales, adaptada a la topografía del cerro. La Torre del Homenaje, de planta cuadrada y más de 30 metros de altura, destaca por su robustez y por las bóvedas cruzadas con arcos ojivales que cubren sus tres plantas y terraza. Esta torre servía como punto de conexión con la antigua alcazaba, evidenciando la continuidad defensiva del enclave.​Wikipedia

El perímetro sur del castillo, asentado sobre un escarpe vertical, carece de torres, aunque cuenta con una poterna y un saledizo que alberga una letrina. En contraste, el lado norte dispone de tres torres: dos albarranas y una tercera junto a la puerta de acceso. En el extremo oriental se encuentra una quinta torre de planta pentagonal, completando el sistema defensivo. El amplio patio de armas alberga restos de diversas construcciones, entre ellas dos aljibes y un bastión, reflejando la funcionalidad militar y logística del recinto.​

La capilla de Santa Catalina de Alejandría, construida entre los siglos XIII y XIV, añade un componente religioso al conjunto. Esta capilla, de estilo gótico, da nombre al castillo y al cerro, simbolizando la cristianización del espacio tras la reconquista.​

Transformaciones y usos posteriores

A lo largo de los siglos, el castillo ha experimentado diversas transformaciones que reflejan los cambios políticos y sociales de cada época. En el siglo XVII, se llevaron a cabo remodelaciones interiores para adaptarlo a las necesidades de la época. Durante la ocupación napoleónica a principios del siglo XIX, las tropas francesas añadieron instalaciones como un polvorín, caballerizas, hospital, oficinas, cocina y una plataforma de artillería, aunque la mayoría de estas estructuras solo conservan sus cimientos.​

En 1965, sobre los restos de las antiguas fortalezas, se construyó el Parador Nacional de Turismo, diseñado por José Luis Picardo. Esta intervención modernizó el espacio, integrando servicios de hospedaje y restauración, pero también supuso la pérdida de elementos originales de la antigua alcazaba. A pesar de ello, el parador ha contribuido a la conservación y difusión del patrimonio, permitiendo a los visitantes experimentar la historia en un entorno privilegiado.​

Leyendas y tradiciones asociadas

El Castillo de Santa Catalina no solo es un símbolo arquitectónico, sino también un foco de leyendas y tradiciones que enriquecen el imaginario colectivo de Jaén. Una de las más conocidas es la del Lagarto de la Magdalena, una criatura mítica que, según la tradición, habitaba en las cercanías del raudal de la Magdalena y aterrorizaba a los habitantes de la ciudad. Aunque la leyenda no está directamente vinculada al castillo, forma parte del acervo cultural de Jaén y refleja la riqueza de su patrimonio inmaterial.​

Otra tradición destacada es la romería de Santa Catalina, celebrada cada 25 de noviembre. En esta festividad, los jiennenses ascienden al cerro para rendir homenaje a la santa, encendiendo hogueras y compartiendo comidas típicas, como las sardinas asadas. Esta celebración refuerza el vínculo entre la comunidad y su patrimonio, manteniendo vivas costumbres ancestrales.​

Importancia cultural y turística

El Castillo de Santa Catalina ha sido reconocido como Bien de Interés Cultural desde 1931, destacando su relevancia en el patrimonio histórico de España. Su estratégica ubicación ofrece vistas panorámicas de la ciudad de Jaén, los olivares que la rodean y las montañas circundantes, convirtiéndose en un atractivo turístico de primer orden. Además, su integración en la red de Paradores Nacionales ha facilitado su promoción y conservación, atrayendo a visitantes tanto nacionales como internacionales.​

La fortaleza alberga también un centro de interpretación que permite a los visitantes conocer en profundidad la historia del castillo y su entorno. A través de exposiciones y recursos didácticos, se divulga el valor histórico y cultural del monumento, fomentando el respeto y la conservación del patrimonio.​

Un símbolo en el paisaje urbano de Jaén

El Castillo de Santa Catalina es mucho más que una fortaleza medieval; es un símbolo vivo de la historia de Jaén, un testigo de las civilizaciones que han pasado por estas tierras y un referente ineludible del patrimonio andaluz. Desde su estratégica ubicación en el cerro de Santa Catalina, ha desempeñado un papel crucial en la defensa de la ciudad y en la configuración de su identidad cultural.

Hoy, este enclave histórico sigue atrayendo a viajeros, historiadores y amantes del patrimonio, ofreciendo una combinación única de historia, arquitectura y paisajes espectaculares. Su restauración y puesta en valor han permitido que siga siendo un espacio vibrante, donde las leyendas se entrelazan con los relatos documentados y donde cada piedra cuenta una historia de batallas, conquistas y transformaciones.

Visitar el Castillo de Santa Catalina es una experiencia imprescindible para quienes desean adentrarse en la esencia de Jaén. Desde recorrer sus torres y murallas hasta disfrutar de la puesta de sol sobre el mar de olivos, cada rincón del castillo invita a una reflexión sobre el pasado y el presente de esta tierra. Sin duda, es un destino que deja una huella imborrable en todos aquellos que se aventuran a descubrir su grandeza.

Castillo de Jaén: La fortaleza no solo es historia, también es un enclave donde la naturaleza y la arquitectura se funden
Castillo de Jaén: La fortaleza no solo es historia, también es un enclave donde la naturaleza y la arquitectura se funden
Entre sus muros resuenan las leyendas de caballeros cristianos y guerreros musulmanes
Entre sus muros resuenan las leyendas de caballeros cristianos y guerreros musulmanes
un espacio cargado de historia y tracición en la capital de la provincia de Jaén
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rincones con historia en el interior de la fortaleza, aún conservados
rincones con historia en el interior de la fortaleza, aún conservados
concervación y puesta en valor de una fortaleza que ha vivido multitud de eventos históricos
concervación y puesta en valor de una fortaleza que ha vivido multitud de eventos históricos
recorriendo cada uno de los rincones de la fortaleza jiennense a través de la fotografía
recorriendo cada uno de los rincones de la fortaleza jiennense a través de la fotografía
detalles que voy encontrando en mi recorrido por esta fortaleza
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Las murallas de la fortaleza han resistido asedios, guerras y siglos de historia, vigilando la ciudad de Jaén
Las murallas de la fortaleza han resistido asedios, guerras y siglos de historia, vigilando la ciudad de Jaén
Desde este punto estratégico, las montañas de Sierra Mágina y la ciudad de Jaén se despliegan en todo su esplendor
Desde este punto estratégico, las montañas de Sierra Mágina y la ciudad de Jaén se despliegan en todo su esplendor

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