Conocida como casa salinera Ventorrillo de la Dolores, servían de viviendas para el capataz y su familia. Esto se debía a que estas explotaciones, por su propia naturaleza, se encontraban alejadas de los núcleos urbanos.
Su mantenimiento constante, así como la época en la que se debía recoger la sal, requería de alojamiento para toda esa fuerza de trabajo que era empleada en la explotación. Esta es la razón de la existencia de estos edificios.
La estructura de las casas salineras son típicas de la Bahía gaditana, debía adaptarse a la condición de los fuertes vientos que son habituales, amén de la inestabilidad de un terreno que, por muchos meses al año, permanecían inundados. Solían tener un pequeño huerto y un aljibe en el que se recogía el agua de lluvia, todo ello para satisfacer las necesidades básicas de quienes habitaban estos lugares apartados.
El Ventorrillo de la Dolores es, sin duda, una de las casas salineras más singulares de la Bahía, sobre todo por la portada que da acceso al edificio.
Mi propósito, en esta entrada de mi blog, es dar a conocer un patrimonio gaditano que, de ninguna manera debería perderse, sino que, al contrario, habría de conservarse y servir de testimonio para que las nuevas generaciones conozca el modo de vía de otras épocas.
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