En el corazón del Parque Natural de la Bahía de Cádiz, entre marismas y pinares, se erigen las ruinas del Cortijo de La Vega, un vestigio silencioso que susurra historias de tiempos pasados. Este enclave, aunque hoy en día reducido a restos encalados, fue en su momento un núcleo vital de actividad ganadera y agrícola en la región.
Orígenes y razón de ser del cortijo de la Vega
La historia del Cortijo de La Vega se remonta al siglo XVII, cuando Francisco Guerra, marqués de la Hermida, arrendó la finca que posteriormente llevaría su nombre. Situado en la antigua Dehesa del Litoral de La Algaida, este cortijo se extendía desde Matagorda hasta los límites con El Puerto de Santa María, abarcando pastos, marismas y una rica vegetación autóctona. El Ayuntamiento de Puerto Real, propietario de estas tierras durante más de quinientos años, las arrendaba principalmente para actividades ganaderas, como la cría de vacas, bueyes y caballos, o como coto de caza de conejos, generando así ingresos municipales.
Estructura y funciones
El cortijo presentaba una arquitectura típica de las explotaciones rurales andaluzas. Construido con muros de piedra ostionera y cubiertas a dos aguas de material vegetal, albergaba diversas dependencias: salón, dormitorios, cocina y espacios destinados al almacenamiento. En la parte posterior, se conservan pesebres que evidencian su función ganadera, complementados por abrevaderos dispersos en las cercanías. Estos elementos indican que la finca operaba principalmente como un centro de actividad agropecuaria, integrando la ganadería con el cultivo de productos locales.
Declive y estado actual del cortijo de la Vega
Con el paso del tiempo y los cambios en las estructuras económicas y sociales, el Cortijo de La Vega fue perdiendo su relevancia. Factores como la industrialización, el éxodo rural y la transformación de las prácticas agrícolas contribuyeron a su abandono progresivo. Hoy, sus ruinas sirven como testimonio mudo de una época en la que la vida giraba en torno a la tierra y sus frutos. A pesar de su estado, el lugar sigue siendo un punto de interés para senderistas y amantes de la historia, ofreciendo una conexión tangible con el pasado de la Bahía de Cádiz.
Un patrimonio olvidado en la Bahía de Cádiz
Visitar las ruinas del Cortijo de La Vega es sumergirse en las páginas de la historia rural andaluza. Cada piedra y cada estructura nos hablan de un modo de vida que, aunque ya desaparecido, sigue formando parte del rico patrimonio cultural de la región. Es esencial preservar y valorar estos vestigios, pues en ellos reside la memoria de quienes moldearon el paisaje y la identidad de la Bahía de Cádiz.
Termino dejando algunas fotografías de este rincón de Puerto Real para quien aún no lo conozca. Tengo muchas más imágenes publicadas en mi canal de pinterest.



















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