Es una iglesia y fortaleza que se levanta sobre el lugar en donde existió una mezquita. Tras la reconquista de la ciudad, el rey Alfonso X El Sabio, mandó construir dedicándosela a la Virgen de los Milagros en agradecimiento por su victoria sobre las tropas musulmanas y con la intención de convertirla en una iglesia cristiana fortificada.
Aún se conservan elementos de la antigua mezquita como el muro de la quibla en donde se situaba el mihrab. En este lugar decidió instalar el monarca la nueva orden de Santa María de España, que más tarde desaparecería al unirse con la de Santiago. No perdería su carácter militar, pues sirvió de defensa para la ciudad de El Puerto de Santa María de las nuevas invasiones procedentes del Norte de África.
El castillo pasó sucesivamente por las manos de diferentes señores hasta que cayó en manos de Alonso Pérez de Guzmán quien a su vez, lo dono a su hija Leonor de Guzmán con motivo de sus esponsales con Luis de España, dando comienzo así a la casa de Medinaceli.
Este castillo acogió a personajes ilustres de la época, como Cristóbal Colón y Juan de la Cosa. No en vano, en uno de sus muros se conserva un recuerdo del paso del almirante por El Puerto de Santa María.
El edificio fue perdiendo progresivamente importancia. La casa de Medinaceli retuvo su propiedad cuando la ciudad se incorporó a la Corona de Castilla. Años más tarde fue abandonado. Tuvo que esperar hasta la década de los cuarenta del siglo pasado se inició unas obras de rehabilitación.
Actualmente la propiedad del castillo recae en las bodegas Caballero quienes además de su conservación, organizan diariamente visitas a su interior, terminando su recorrido con una cata de algunos vinos del marco de Jerez.
Se trata de un espléndido edificio al que merece la pena conocerlo. Para ir abriendo boca, os dejo algunas fotografías de los espacios exteriores e interiores de la veterana fortaleza portuense.
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Estupendo reportaje paisano, una maravilla de castillo el que tenemos en El Puerto.
Saludos viajeros