En el corazón del pintoresco municipio gaditano de Rota se alza majestuoso el Castillo de Luna. Una fortaleza que ha sido testigo de siglos de historia, intrigas nobles y transformaciones que han dejado una marca indeleble en la identidad de la encantadora villa. Ubicado estratégicamente en el centro histórico y cercano al puerto, esta imponente fortaleza se erige como un símbolo vivo de la riqueza cultural de la provincia de Cádiz.
La historia del Castillo de Luna se entrelaza con la prestigiosa Casa de Arcos, señores jurisdiccionales de Rota a lo largo de los siglos. Aunque la construcción original se atribuye a Guzmán el Bueno, quien recibió el señorío de Sanlúcar en 1297, la ausencia de constancia documental y los elementos arquitectónicos sugieren una narrativa más compleja.
El nombre del castillo adquiere un tono romántico al vincularse con el matrimonio de Pedro Ponce de León, heredero malogrado del I Marqués de Cádiz, con una hija de Álvaro de Luna. Este enlace dinástico no solo añade una capa de fascinación a su historia, sino que también refleja las intrincadas conexiones entre las casas nobles de la época.
Durante el gobierno de los Ponce de León, el Castillo de Luna desempeñó un papel crucial como la residencia del gobernador de la villa y casa capitular hasta 1750. Esta época dorada dejó una huella imborrable en la estructura y en las armas que aún se pueden admirar en diversos rincones del castillo.
En 1909, el Marqués de San Marcial adquirió la fortaleza para convertirla en su residencia de verano, marcando una nueva fase en la historia del castillo. Más tarde, en 1943, José León de Carranza transformó el sitio en el Colegio de San Ramón y Hospital de San José, atendido por las Hijas de María Auxiliadora, una comunidad salesiana.
Después de años de abandono, el Castillo de Luna fue rescatado por el Ayuntamiento de Rota en 1987. Iniciaron trabajos de restauración que culminaron en 1999, cuando finalmente se inauguró como la actual sede del Ayuntamiento. Este renacer de la fortaleza representa un tributo a la perseverancia de la comunidad y la importancia de preservar su patrimonio histórico.
Hoy en día, el Castillo de Luna no solo es un monumento arquitectónico bien conservado, sino también un testigo de las diversas funciones que ha desempeñado a lo largo de los siglos. Desde fortaleza medieval hasta residencia aristocrática y centro educativo, su versatilidad refleja la capacidad de adaptación de este emblemático sitio.
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