la maquiavélica relación entre el poder y el pueblo
la maquiavélica relación entre el poder y el pueblo

Considero que una de las obras cumbre de la literatura mundial fue el Príncipe de Nicolás Maquiavelo. Y afirmo esto porque, aún a pesar de que este libro fue escrito hace siglos, su vigencia aún permanece en la actualidad.

Las enseñanzas que pueden extraerse de sus páginas todavía describen y estructuran nuestra relación con el poder. No en vano, se sabe que ha sido el libro de cabecera de muchos líderes políticos que han tenido, y aún conservan una relación perversa con el poder.

Por poner algunos ejemplos de la exactitud con la que las lecciones que pueden extraerse de sus páginas describen la realidad del mundo actual, permitidme que os comparta algunas de ellas.

El que engaña siempre va a encontrar a alguien que quiere ser engañado. Efectivamente, en todo momento habrá personas que les resultará más fácil permanecer en esa fantasía. Los que saben mentir, tendrán habitualmente un amplio público recurrente que está dispuesto a tragarse estas falacias antes que enfrentarse con el mundo real.

Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos. Maquiavelo afirmaba que es mucho más importante para las figuras públicas aparentar que ser, y esto se explica porque, realmente, no tiene tanto valor lo que seas, lo que hagas en tu vida pública o privada. Lo que verdaderamente importa es como los demás te perciben o a imagen que se forman de ti.

No hay necesidad de ganar por la fuerza aquello que puede conseguirse por la mentira. Es otra las lecciones que se extrae de las páginas de El Príncipe y que no han perdido en absoluto su actualidad.

Esto explica por qué los medios de comunicación permanentemente construyen una mentira, una visión alternativa de la realidad. Permanentemente nos están tratando de crear enemigos. Procuran que germinen odios por personas atendiendo a sus creencias, preferencias de género o sexuales, sus razas, su origen o sus ideologías.

Otro de los pensamientos de Maquiavelo es que la política no tiene una relación con la moral. Y es cierto, dado que es frecuente ver que los líderes políticos habitualmente usan la hipocresía como su manera preferida de relacionarse con quienes, supuestamente, representan. Fingen tener moral, pero, en realidad, la forma en la que ordinariamente actúan se aleja mucho de ella.

Entender a Maquiavelo es comprender como nosotros estamos relacionados con estos líderes que, hoy en día, encarnan las ideas que glosadas en El Príncipe.

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