Arrancamos la ruta que según testimonio de muchos de los que han caminado por estos senderos de Córdoba, la califican como una de las más bonitas. Y todo ello no solo por el entorno natural que la rodea, también por los lugares casi mágicos que encontramos en el camino. Y uno de éstos es del que voy a hablar hoy: el Molino del Molinillo.
Antes que nada quisiera agradecer a Javier Martínez (www.javiermartinez.com.es) por su gentileza al prestarme las fotografías que ilustran este artículo.
El viejo molino, al que se le nota ya el paso del tiempo y el abandono, te envuelve en una atmósfera especial que hay que saber apreciar. Sus paredes tapizadas de musgo, sus muros afectados, muchos de los cuales se han venido ya abajo, o los suelos que han sido cubiertas por el lodo de la corriente de agua que corre a su lado, casi han destruido el esplendor del que gozó en otra época. Hay que adivinar su estructura y la disposición de su maquinaria animada por la corriente de agua.
Quedan, apenas, unos restos invadidos por la vegetación que, poco a poco, va reclamando su espacio. A pesar de todos los pesares, este lugar te transmite unas emociones muy particulares que lo convierten, por méritos propios, en un entorno muy recomendable para practicar senderismo y admirar la singular belleza del paisaje que te rodea.
Tan sólo me queda invitaros a que veáis estas fotografías de las ruinas de este viejo molino cordobés.





