En el corazón de Puerto Real, entre los frondosos Jardines del Porvenir, se alza una joya del patrimonio urbano: la Caja del Agua. También es conocida como Arca del Agua. Este edificio, de apariencia modesta pero de gran relevancia histórica, simboliza el ingenio técnico y la visión urbanística del siglo XVIII. Contextualizamos una época cuando el suministro de agua potable se convirtió en una prioridad para las ciudades en crecimiento.
Origen y contexto histórico de la caja de aguas de Puerto Real
La Caja del Agua fue construida en 1780 por el maestro cañero Antonio Ruiz Florindo, bajo la dirección del alcalde Antonio Capriles. Su función principal era servir como punto final de una compleja red hidráulica. El agua era transportada desde los manantiales de la Fuente de la Higuera hasta el núcleo urbano de Puerto Real. Esta obra se enmarca en el reinado de Carlos III. Este fue un periodo caracterizado por reformas ilustradas que buscaban mejorar la infraestructura y la calidad de vida en las ciudades españolas.
La necesidad de un sistema de abastecimiento eficiente llevó a la construcción de un acueducto subterráneo. Además, lo complementaban con torres de ventilación conocidas como «torrecillas», que permitían airear las conducciones y regular la presión del agua. Este sistema culminaba en la Caja del Agua, desde donde se distribuía el recurso a diferentes fuentes públicas de la villa.
Descripción arquitectónica de la caja de aguas de Puerto Real
El edificio presenta una planta rectangular y se concibe como un cubo abovedado. En uno de sus laterales se encuentra una fuente pública, que servía para el abastecimiento directo de los habitantes. La decoración más destacada se localiza en la cubierta exterior, donde se sitúan hornacinas abuhardilladas que albergan azulejos trianeros con representaciones de los santos patronos de Puerto Real: San Roque, San Sebastián y la Virgen del Rosario. Estos elementos aportan un valor artístico y simbólico al conjunto.
Además, en uno de sus muros se conserva una placa conmemorativa que detalla la finalización de las obras de conducción del agua en 1781, ofreciendo un testimonio directo de la historia del edificio y de las personas involucradas en su construcción.
Evolución y transformación urbana
Originalmente, la Caja del Agua se ubicaba en una zona conocida como La Laguna, que funcionaba como uno de los accesos principales a la villa, siendo un punto de tránsito para viajeros y mercancías. Con el tiempo, esta área fue objeto de diversas intervenciones urbanísticas destinadas a mejorar las condiciones higiénicas y a integrarla en la trama urbana. En la segunda mitad del siglo XIX, La Laguna fue transformada en los actuales Jardines del Porvenir, convirtiéndose en un espacio de recreo y esparcimiento para los ciudadanos.
A medida que avanzaba el siglo XX, la Caja del Agua fue perdiendo su función original debido a la modernización de las infraestructuras de abastecimiento. Sin embargo, su valor patrimonial y simbólico fue reconocido, y el edificio se conservó como un testimonio del pasado hidráulico de la ciudad.
Significado patrimonial y cultural
La Caja del Agua no solo representa una solución técnica al problema del abastecimiento de agua en el siglo XVIII, sino que también encarna la capacidad de la comunidad para adaptarse y evolucionar. Su conservación permite a los ciudadanos y visitantes conectar con una parte esencial de la historia de Puerto Real, comprendiendo cómo las necesidades básicas han influido en el desarrollo urbano y social.
Hoy en día, la Caja del Agua es un elemento destacado en las rutas culturales y patrimoniales de la ciudad, siendo un punto de interés para quienes desean explorar el legado histórico de Puerto Real. Su presencia en los Jardines del Porvenir ofrece un espacio donde la historia y la naturaleza se entrelazan, proporcionando una experiencia enriquecedora para el visitante.
Galería de imágenes de la caja de aguas de Puerto Real
La Caja del Agua de Puerto Real es un ejemplo notable de cómo las infraestructuras del pasado pueden adquirir un nuevo significado en el presente. Desde su construcción en el siglo XVIII como solución al abastecimiento de agua, hasta su actual papel como monumento histórico, este edificio refleja la evolución de la ciudad y la importancia de preservar su patrimonio. Visitar la Caja del Agua es, por tanto, una oportunidad para apreciar la historia, la arquitectura y la resiliencia de una comunidad que ha sabido valorar y conservar sus raíces.


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