Granada, con su rica historia y su vibrante legado andalusí, guarda tesoros que transportan a sus visitantes a épocas remotas. Entre ellos, el Bañuelo, también conocido como Hammam al-Yawza o Baño del Nogal, es uno de los más antiguos y mejor conservados baños árabes de España. Este rincón fascinante de la ciudad nos permite descubrir el esplendor de la Granada zirí y la importancia de los hammames en la vida cotidiana de Al-Ándalus.
Un Legado milenario
El Bañuelo, ubicado en la Carrera del Darro, es un ejemplo emblemático de los baños públicos andalusíes. Se ha datado tradicionalmente en el siglo XI, en la época de la dinastía zirí, durante los reinados de Badis y Abd Allah (1038-1090). Según el prestigioso arquitecto e historiador Leopoldo Torres Balbás, su construcción se enmarca en una segunda etapa constructiva zirí, caracterizada por el uso del tapial hormigonado, una técnica arquitectónica que combina tierra y cal para crear estructuras sólidas y duraderas.
Sin embargo, algunos estudiosos sugieren que el Bañuelo pudo haberse edificado en el siglo XII, basándose en las técnicas constructivas observadas, como la combinación de tapial y ladrillo. Sea cual sea su origen exacto, lo que queda claro es su relevancia dentro del tejido urbano de la Granada medieval.
Arquitectura y función
El hammam al-Yawza estaba estratégicamente ubicado junto a la Bab al-Difaf, una de las puertas principales de la muralla oriental de la ciudad. Esta localización en una vía pública transitada y cerca de la Puerta de Guadix Baja, conocida así en tiempos modernos, evidencia la importancia social y urbana de los baños árabes. En torno al Bañuelo, es probable que existieran pequeñas tiendas que aportaban vitalidad económica a la zona.
Como todos los hammames de la época, el Bañuelo tenía una función tanto higiénica como social y espiritual. En la cultura andalusí, los baños eran lugares donde los ciudadanos no solo cuidaban de su cuerpo, sino que también fortalecían sus lazos comunitarios y cumplían con rituales de purificación antes de la oración.
Testimonio de la vida en Al-Ándalus
La estructura del Bañuelo se organiza en varias salas, siguiendo el esquema clásico de los baños árabes: una sala fría, una sala templada y una sala caliente, que garantizaban una experiencia progresiva y relajante. Las bóvedas con lucernarios estrellados no solo permitían la entrada de luz, sino que regulaban la temperatura y la ventilación, mostrando la avanzada ingeniería de la época.
El entorno del Bañuelo también nos revela cómo Granada comenzó a expandirse hacia el este durante el siglo XI, en la margen derecha del río Darro. Este desarrollo urbano marcó el nacimiento del barrio de Ajsaris, protegido por nuevas murallas que se integraban al paisaje montañoso de la ciudad.
El bañuelo hoy
Tras siglos de historia, el Bañuelo se mantiene como un testigo silencioso de la vida cotidiana en Al-Ándalus. Su restauración y conservación permiten a los visitantes de hoy experimentar de cerca la riqueza de una cultura que valoraba el bienestar del cuerpo y el espíritu. Al adentrarse en este espacio único, uno no puede evitar imaginar los susurros del agua, el calor del vapor y las conversaciones de quienes encontraron en este lugar un refugio del bullicio de la ciudad.
Visitar el Bañuelo es más que un paseo por la historia; es un homenaje a la maestría arquitectónica y a las tradiciones que hicieron de Granada un crisol de culturas y saberes. Si buscas sumergirte en el alma de la Granada andalusí, este baño árabe es un lugar que no puedes dejar de explorar.
¡Déjate conquistar por la magia del pasado y siente la esencia de Al-Ándalus en cada rincón del Bañuelo!
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