iglesia de San Pedro y San Pablo de San Fernando
iglesia de San Pedro y San Pablo de San Fernando

En el corazón de San Fernando se alza la Iglesia Mayor de San Pedro y San Pablo, también conocida como Iglesia de los Desagravios. Este templo no solo es un referente espiritual, sino también un símbolo de la identidad histórica y cultural de la ciudad.

Origen y contexto histórico de la iglesia mayor de San Pedro y San Pablo

La historia de la Iglesia Mayor de San Pedro y San Pablo está profundamente entrelazada con el proceso de crecimiento urbano, social y político de la entonces Real Villa de la Isla de León —nombre que recibió San Fernando durante el Antiguo Régimen. A mediados del siglo XVIII, este enclave del litoral gaditano experimentaba un notable auge poblacional y estratégico. Su proximidad al Arsenal de La Carraca y su papel dentro del sistema defensivo de la Bahía de Cádiz hacían cada vez más evidente la necesidad de dotar a la comunidad local de una infraestructura religiosa acorde con su creciente importancia.

Hasta entonces, las funciones parroquiales se desarrollaban en la modesta capilla del castillo de San Romualdo, construcción medieval de origen islámico, que ya resultaba insuficiente tanto en capacidad como en representatividad. Fue así como, en 1756, se tomó la decisión de levantar un nuevo templo que no solo respondiera a las necesidades litúrgicas del vecindario, sino que reflejara el poderío y la pujanza de la villa.

Iniciativa del Cabildo secular

La iniciativa fue impulsada por el Cabildo secular, con el respaldo del obispado de Cádiz, y se planteó como un proyecto ambicioso desde su concepción. La colocación de la primera piedra tuvo lugar ese mismo año, marcando el inicio de una larga etapa constructiva que se prolongaría, entre interrupciones y reformas, durante más de medio siglo.

En su desarrollo participaron distintos arquitectos y maestros de obra, aunque los nombres que han quedado ligados con más fuerza al proyecto son los de Alejandro María Pavía, quien ideó las primeras trazas, y Torcuato Benjumeda, arquitecto de la Ilustración gaditana, que consolidó su imagen definitiva con claras influencias del neoclasicismo. La financiación de las obras no estuvo exenta de ingenio ni de complicaciones: se recurrió a arbitrios municipales, como el establecimiento de un impuesto sobre la mistela, y también a donativos particulares, entre ellos, el sorprendente aporte económico de un comerciante inglés de religión anglicana que, impresionado por la grandiosidad del proyecto inconcluso, decidió contribuir a su finalización.

Símbolo identitario de la ciudad de San Fernando

La Iglesia Mayor no tardaría en convertirse en símbolo identitario para los isleños, y su edificación marcó un hito en la consolidación urbana del núcleo que más tarde adoptaría el nombre de San Fernando, en honor al rey Fernando VII, quien concedió el título de ciudad en 1813. Así, desde sus orígenes, el templo no fue solo un espacio para el culto, sino también un emblema del progreso, la cohesión y la aspiración de toda una comunidad.

Arquitectos y promotores

El proceso constructivo de la Iglesia Mayor de San Pedro y San Pablo no solo destaca por su prolongación en el tiempo, sino también por la notable conjunción de voluntades civiles, eclesiásticas y ciudadanas que hicieron posible su edificación. A lo largo de sus más de cincuenta años de desarrollo, el proyecto pasó por distintas manos, reflejando tanto los cambios estilísticos como las transformaciones políticas y sociales del siglo XVIII y principios del XIX.

La autoría inicial del templo se atribuye al arquitecto Alejandro María Pavía, figura destacada en el Cádiz ilustrado de la época. Pavía concibió un diseño de inspiración barroca, monumental y ambicioso, en consonancia con los ideales de magnificencia religiosa del momento. Sin embargo, los avatares económicos y logísticos de la empresa hicieron que sus trazas fueran modificadas posteriormente, hasta que entró en escena un nombre clave para la arquitectura gaditana: Torcuato Benjumeda.

La figura de Torcuato Benjumeda

Benjumeda, discípulo directo de Torcuato Cayón —pionero del neoclasicismo en Andalucía—, fue quien dio a la Iglesia Mayor su fisonomía definitiva. Bajo su dirección, el templo adquirió ese equilibrio sobrio y elegante que caracteriza al estilo neoclásico: líneas depuradas, volúmenes armónicos y un programa arquitectónico que prescinde del exceso decorativo en favor de una espiritualidad serena y luminosa. Su intervención fue decisiva no solo desde el punto de vista estético, sino también estructural, resolviendo aspectos técnicos complejos que habían ralentizado la construcción.

La promoción del templo, por otro lado, fue una empresa colectiva que involucró de forma activa al Cabildo municipal de la Isla de León, al obispado de Cádiz y a buena parte de la ciudadanía. Las autoridades locales entendieron desde el principio que el nuevo templo debía ser una muestra visible del desarrollo de la villa, así como un espacio adecuado para el culto de una población en expansión. El entonces obispo fray Tomás del Valle, junto con otras autoridades eclesiásticas, favoreció su construcción como parte de un plan general de renovación y dignificación de los espacios religiosos del obispado.

Forma en la que se sufragaron las obras

Para sufragar las obras, se recurrió a diversas vías de financiación. Una de las más singulares fue la imposición de un arbitrio sobre el consumo de mistela y vino, productos de gran consumo en la zona y, por tanto, capaces de generar ingresos regulares. Además, se realizaron colectas populares y se recibieron donativos particulares, destacando entre ellos la célebre aportación de un comerciante británico de fe anglicana, cuya identidad permanece incierta, pero que, según las crónicas, quedó tan impresionado por la majestuosidad del edificio en construcción que decidió contribuir generosamente, desafiando incluso las diferencias religiosas.

Este cruce de voluntades, de talentos arquitectónicos y de apoyos ciudadanos, convierten la historia constructiva de la Iglesia Mayor en una muestra palpable del espíritu de una época marcada por la Ilustración, la religiosidad barroca tardía, y los ideales de progreso cívico y orden racional que ya preludiaban la modernidad.

Estilo arquitectónico

La Iglesia Mayor de San Pedro y San Pablo es una síntesis extraordinaria de dos lenguajes arquitectónicos que se superponen en un mismo discurso estético: el barroco tardío y el neoclasicismo ilustrado. Esta coexistencia, lejos de generar contradicción, confiere al templo una identidad única, representativa del tránsito ideológico y artístico que vivió España entre los siglos XVIII y XIX.

En su concepción inicial, a cargo de Alejandro María Pavía, se advierte la huella del barroco gaditano, caracterizado por su teatralidad, dinamismo y profusión decorativa. Esta tendencia responde no solo a criterios estéticos, sino también al deseo de reforzar el mensaje espiritual a través de un lenguaje visual que apelara a la emoción del fiel. Aunque este enfoque dejó su impronta en algunos elementos de la iglesia, como ciertas portadas laterales o los motivos ornamentales de los retablos interiores, no se consolidó como el estilo dominante en el conjunto.

Transformaciones de la mano de Torcuato benjumeda

La transformación decisiva llegaría de la mano de Torcuato Benjumeda, que encauzaría el proyecto hacia los cánones del neoclasicismo, estilo promovido por la Ilustración y por las reformas borbónicas. Benjumeda, arquitecto oficial del obispado y figura clave en la arquitectura de la provincia de Cádiz, aplicó una lógica compositiva clara, basada en la simetría, la racionalidad geométrica y la sobriedad ornamental. Este enfoque se ve reflejado en la organización espacial del templo, concebido como un rectángulo de tres naves separadas por columnas toscanas, cubiertas por bóvedas de cañón y lunetos que generan una atmósfera amplia, ordenada y luminosa.

Fachada principal del templo

La fachada principal, orientada hacia la plaza del Rey, es uno de los elementos más emblemáticos del edificio. Presenta una disposición tripartita, con dos torres gemelas que flanquean el cuerpo central. Estas torres, de base cuadrada y rematadas por cúpulas cubiertas de azulejos cerámicos azules —muy característicos del sur peninsular—, otorgan al conjunto una verticalidad majestuosa que se ve reforzada por el uso de pilastras y cornisas escalonadas. El acceso principal está compuesto por una portada enmarcada por columnas jónicas, sobre la que se alza una hornacina con la imagen de San Pedro, uno de los titulares del templo, esculpida en piedra.

Retablo mayor

En el interior, el retablo mayor preside el presbiterio con una combinación de líneas neoclásicas y detalles dorados que evocan aún el gusto barroco. Destaca también el uso de la piedra ostionera, característica de la arquitectura de la Bahía de Cádiz, que aporta una textura cálida y una resistencia idónea frente a la humedad costera. El pavimento original, aunque ha sido objeto de reformas a lo largo del tiempo, conserva trazos de la piedra caliza local, y el conjunto del mobiliario litúrgico combina funcionalidad con elegancia decorativa.

El equilibrio entre grandiosidad y sobriedad, entre herencia barroca y racionalismo neoclásico, convierte a la Iglesia Mayor no solo en un hito visual del centro urbano de San Fernando, sino también en un verdadero tratado en piedra sobre la evolución de los gustos artísticos y arquitectónicos en la España del tránsito de siglos.

Significado histórico

La Iglesia Mayor de San Pedro y San Pablo trasciende su función religiosa para convertirse en un emblema histórico y político de primer orden, no solo para San Fernando, sino también para la historia constitucional de España. Su significado va mucho más allá del culto: este templo ha sido testigo directo de uno de los episodios fundacionales de la nación moderna, consolidándose como un auténtico santuario de la libertad y la soberanía popular.

Momentos culminante del templo

El momento culminante de esta dimensión histórica tuvo lugar el 24 de septiembre de 1810, cuando en plena Guerra de la Independencia —tras la invasión napoleónica y el vacío de poder generado por la abdicación de Carlos IV y Fernando VII—, se celebró en esta iglesia la jura de los diputados de las primeras Cortes Generales y Extraordinarias de España. Aquel acto solemne, celebrado bajo la protección de la artillería y de la escuadra británica en la bahía, fue más que un gesto simbólico: supuso el nacimiento formal de un nuevo orden político basado en el principio de la soberanía nacional, en clara oposición al absolutismo monárquico tradicional.

Momentos históricos durante la Guerra de la Independencia

El templo fue escogido para este acto debido a su centralidad y representatividad. La ceremonia estuvo cargada de emotividad y trascendencia: los diputados, reunidos bajo las bóvedas del templo isleño, prometieron fidelidad a la nación y al proceso constituyente. En su interior, aún hoy se recuerda aquella jornada con reverencia, especialmente a través de una lápida conmemorativa y diversos actos cívico-religiosos que se celebran anualmente.

El episodio fue inmortalizado por el pintor José Casado del Alisal en un lienzo titulado La jura de las Cortes de 1810 en la Iglesia Mayor de San Fernando, que hoy se conserva en el Congreso de los Diputados en Madrid. Esta obra no solo inmortaliza el momento, sino que lo consagra como un hito fundacional en la conciencia nacional, al mismo nivel simbólico que la posterior proclamación de la Constitución de 1812 en Cádiz, conocida popularmente como «La Pepa».

Sede provisional del poder legislativo

La elección de San Fernando como sede provisional del poder legislativo se debió a que, en aquellos difíciles días de guerra, la Isla de León era uno de los pocos enclaves peninsulares no ocupados por las tropas francesas, protegida por su entorno pantanoso y su acceso controlado. Esta circunstancia convirtió a la localidad en capital política provisional del país, situando a la Iglesia Mayor en el centro mismo del mapa político de la España insurgente.

Desde entonces, el templo ha quedado ligado al espíritu constitucionalista y a la defensa de las libertades. Su legado como escenario del nacimiento del parlamentarismo español le ha valido el reconocimiento como lugar de memoria democrática, y en él se entrelazan de forma ejemplar el ámbito sagrado y el compromiso cívico, la devoción y la historia.

Patrimonio artístico y devocional en la iglesia mayor de San Pedro y San Pablo

Más allá de su arquitectura imponente y de su resonancia histórica, la Iglesia Mayor de San Pedro y San Pablo atesora un valioso conjunto de bienes artísticos y devocionales que la convierten en uno de los templos más relevantes de la diócesis de Cádiz y del patrimonio sacro de Andalucía occidental. Su interior es reflejo de la espiritualidad barroca y del clasicismo ilustrado, pero también del amor y la fe de generaciones de isleños que han enriquecido su ornamentación con el paso del tiempo.

Retablos y escultura

En el presbiterio, presidiendo el altar mayor, se alza un majestuoso retablo neoclásico, de líneas sobrias y equilibradas, que sirve de marco a las imágenes titulares de San Pedro y San Pablo, los apóstoles protectores del templo. A ambos lados, se disponen otros retablos de menor tamaño pero gran valor artístico, muchos de ellos fechados en los siglos XVIII y XIX, con notables muestras de talla dorada, policromada y estofada, en la tradición del arte andaluz.

Destaca de forma especial la imagen de San José, patrón de San Fernando desde 1800, cuya devoción está profundamente arraigada en la ciudad. Esta escultura, de autoría discutida pero atribuida al taller gaditano de José Tomás de Cirartegui Saralegui o posiblemente a algún discípulo cercano, representa al santo con una delicadeza y ternura singular. Sostenido por el brazo izquierdo y acompañado por el Niño Jesús, San José aparece como símbolo del padre protector, humilde y silencioso, cualidades que han sido vinculadas a la identidad de la propia ciudad.

Hermandad de San José

La Hermandad de San José, fundada en 1788, es la encargada de custodiar y rendir culto a esta imagen. Su fervor ha sido recompensado con diversos honores civiles: en 2010, recibió la Medalla de la Ciudad y en 2014, la talla de San José fue reconocida con la entrega simbólica de la Llave de la Ciudad, en un acto que consolidó el vínculo histórico y espiritual entre el pueblo de San Fernando y su patrón.

Pintura, orfebrería y otros bienes

El templo también alberga una rica colección de pinturas sacras, muchas de ellas procedentes de donaciones privadas y de talleres locales de los siglos XVIII y XIX. Estas obras representan escenas evangélicas, santos populares y advocaciones marianas, dispuestas en capillas laterales que invitan al recogimiento.

Igualmente notable es el conjunto de orfebrería litúrgica, que incluye cálices, custodias, incensarios y cruces procesionales de plata repujada, algunas de ellas firmadas por maestros plateros gaditanos. El ajuar textil conserva piezas de gran antigüedad y exquisitez, utilizadas en las grandes celebraciones litúrgicas del calendario cristiano.

Devoción popular y vida parroquial

La Iglesia Mayor no es solo un contenedor de arte sacro, sino también un espacio vivo, donde la fe se expresa en la liturgia diaria, en las procesiones y en las celebraciones comunitarias. Durante siglos, ha sido lugar de bautizos, bodas, funerales y misas dominicales que han marcado los ciclos vitales de los isleños. A través de las hermandades, cofradías y asociaciones parroquiales, el templo se mantiene como epicentro espiritual de la ciudad, especialmente durante la Semana Santa, cuando sus puertas acogen la salida de importantes pasos procesionales.

Entre ellos, cabe destacar la Hermandad del Santo Entierro, que tiene su sede en este templo y cuya salida del Viernes Santo es uno de los momentos más solemnes de la Semana Santa isleña. Además, la iglesia es también punto clave en la festividad del Corpus Christi, que se celebra con especial esplendor en San Fernando.

Conservación y reconocimiento

La Iglesia Mayor de San Pedro y San Pablo está catalogada como Bien de Interés Cultural desde 2009, y en 2023 se reafirmó su protección patrimonial. Este reconocimiento subraya su relevancia como monumento histórico y su papel en la configuración del paisaje urbano de San Fernando .

iglesia de San Pedro y San Pablo de San Fernando
iglesia de San Pedro y San Pablo de San Fernando
portada principal de la iglesia isleña
portada principal de la iglesia isleña
Majestuosa fachada de la Iglesia Mayor Prioral, un hito en San Fernando
Majestuosa fachada de la Iglesia Mayor Prioral, un hito en San Fernando
campanario de la iglesia mayor de San Fernando
campanario de la iglesia mayor de San Fernando
panorámica del interior de la iglesia mayor de San Fermando
panorámica del interior de la iglesia mayor de San Fermando
cristaleras que adornan el interior del templo
cristaleras que adornan el interior del templo
hermosas imágenes marianas en los altares del templo
hermosas imágenes marianas en los altares del templo
nazareno en uno de los altares laterales de la iglesia mayor
nazareno en uno de los altares laterales de la iglesia mayor
ejemplos de la maestría en las imágenes religiosas que abundan en el templo
ejemplos de la maestría en las imágenes religiosas que abundan en el templo
recorriendo los altares de la iglesia
recorriendo los altares de la iglesia
entrada a la sacristía del templo
entrada a la sacristía del templo
recorrido por el patrimonio artístico y religioso del templo
recorrido por el patrimonio artístico y religioso del templo
fondo de la iglesia mayor isleña
fondo de la iglesia mayor isleña
ejemplos de los tesoros artísticos que alberga el templo
ejemplos de los tesoros artísticos que alberga el templo
cúpula sobre el altar mayor del templo
cúpula sobre el altar mayor del templo
sigo recorriendo y admirándome por los tesoros artísticos dle templo
sigo recorriendo y admirándome por los tesoros artísticos dle templo
el templo alberga numerosas imágenes titulares de las hermandades isleñas
el templo alberga numerosas imágenes titulares de las hermandades isleñas
crucificado en uno de los altares
crucificado en uno de los altares
finalizando el recorrido por los altares laterales
finalizando el recorrido por los altares laterales
rincones del templo
rincones del templo

Visitas: 101

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí