desprotección del hombre frente a la mujer en el matrimonio
desprotección del hombre frente a la mujer en el matrimonio

Actualmente, se está imponiendo una discriminación positiva a la mujer. Y esto supone una falta de protección intolerable a los hombres. Se habla de igualdad, pero, en realidad, nunca ha habido una mayor desigualdad entre los géneros ni el hombre ha sufrido una persecución tan lesiva para sus derechos como ocurre en la actualidad.

Probablemente, existe cada día con más frecuencia suspicacias en lo que se refiere al compromiso y al matrimonio por parte del varón. Y la causa de esta actitud no es otra que su desprotección jurídica. Así, se propicia encuentros casuales que no supongan la más mínima obligación. La mujer se convierte en un juguete sexual, y lo hace por decisión propia. Si alguna vez se pensó que con estas políticas feministas la mujer avanzaría en protección y derechos, más pronto que tarde se va a dar cuenta del error tan garrafal que están cometiendo.

Probablemente, al menos en otra época, el matrimonio e iniciar un proyecto en común suponía para ambos. Debería sentirse como un incomparable sentimiento de logro. Sin embargo, el matrimonio se ha convertido en una gran estafa, al menos en lo que respecta al hombre.

Para el varón es el culmen de la realización personal. Se casa por amor. Empero, cuando a la mujer se le acaba el amor y decide divorciarse, supone una verdadera catástrofe para el hombre, y no hablo solo del aspecto afectivo, también del material.

Acudiendo a las estadísticas, más de dos tercios de las separaciones son comenzados por las mujeres. En la actualidad, prácticamente se les paga por divorciarse. El hecho es que en el momento de la separación ellas se quedan con más de la mitad de los bienes. La pregunta aquí sería ¿Cuántas lo harían si supieran que no se van a llevar nada?. Seguramente, muchas de ellas encontrarían aceptables aquellas diferencias que alegan en sus demandas de divorcio.

¿Por qué los hombres ya no desean casarse?. Pues simplemente porque no quieren perder su patrimonio que tanto les ha costado ganar. Y aunque suene nada romántico, debería ser obligatorio firmar un acuerdo prenupcial que los proteja antes de pasar por la vicaría.

Y eso no significa decirle a tu pareja que no confías en ella. Sencillamente quieres protegerte si quien va a ser tu esposa, en un futuro, toma la decisión de arruinar tu vida. Simplemente, dejas claro que el compromiso, si decide romperlo, deberá asumir todas las consecuencias, entre las que se incluye que ella aspire a quedarse con el patrimonio de quien, hasta ese instante fue tu marido.

Cuando una mujer se casa, habitualmente, aumenta su estatus social y económico. Cuando lo hace un hombre, lo único que se incrementan son sus gastos.

Para que los hombres quieran casarse de nuevo, debe de haber leyes que los protejan realmente. Rara vez un varón ha dejado a una mujer sin nada. Por el contrario, muchas mujeres no solo se han conformado con divorciarse, sino que, además, destruir al que fue su esposo por simple rencor y amparadas por la ley. Más aún, a menudo se les quita a sus hijos y si luchan por conservarlos, incluso pueden meterlos en la cárcel con denuncias falsas de maltrato.

No existe igualdad real. Y lo peor es que se está atacando a las mismas bases del matrimonio y de la convivencia entre los géneros.

Pocos hombres decidirán comprometer el fruto de su trabajo en una relación que puede conducirlos directamente a la ruina.

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