reflexiona de por qué no eres valorado
reflexiona de por qué no eres valorado

No ha sido la primera vez en la que no me he sentido valorado por los demás. Pensaba que merecía más. Había trabajado duro y, sin embargo, no recibí esa consideración que esperaba. Esto me ha hecho reflexionar. He aprendido que no es culpa de los demás. Realmente sería mezquino acusarlos de que te consideran poca cosa o que te han usado interesadamente. El problema está en uno mismo. La realidad es que es solo un reflejo de la autoestima que sentimos. Así de simple.

Cuantas veces se nos ha pasado por la cabeza, a mí también por supuesto, que no recibimos ese agradecimiento por el esfuerzo que dedicamos a alguien o a algo. Yo me he preguntado muchas veces si no será que me esforcé demasiado sin que nadie me haya reclamado ese esfuerzo. En tal caso, no tienen que mostrarnos agradecimiento ni uno razones por la que lamentarse.

Cuando lo hemos dado todo y no recibimos nada a cambio, no podemos evitar sentir una oleada de sentimientos negativos y tóxicos. Incluso no sería extraño que nos dejáramos arrastrar por la ira. Entramos en una espiral en la que nos preguntamos una y otra vez que es lo que podríamos hacer para que llegue, de una vez por todas, ese reconocimiento que llevamos tanto tiempo anhelando.

Sin duda que no saber controlar adecuadamente estas emociones puede acabar no solo con nuestra confianza y autoestima, también afectará por deteriorar las relaciones, tanto las que tuvimos como las que llegarán en el futuro. Ello puede acabar con la persona que sufre todos estos sentimientos porque, objetivamente, a los demás no les influirá para nada. Sencillamente, seguirán con su vida.

En primer lugar habría que plantearse si tus actos, cualquiera que sea su naturaleza, no son en si desinteresados. Creo que esta es una idea bastante hipócrita y nociva. No afirmo que en ocasiones nos veamos movidos a actuar sin esperar nada a cambio. Sin embargo, en el día a día debemos tratar de evitar ese sentimiento de rechazo que nos lleva a complacer de forma desmedida a los demás como una forma de comprar su aprobación y reconocimiento.

En todo momento debemos decidir cuál es nuestro valor y mostrarlo a los demás. Si no dejas claro que tu tiempo es valioso y tus opiniones tan válidas e importantes como los de otra persona, sencillamente acabarán por despreciarte. Y eso no es culpa de nadie más que de uno mismo.

En definitiva, el reconocimiento que, de una manera inconsciente, he buscado fuera no es otra cosa más que un reflejo de mis inseguridades personales. Aprender por las malas que el amor propio no es egoísmo, sino una manera de respetarte no solo es algo lícito, también saludable. Y cuanto antes aprendamos a controlar estas emociones, seguramente mejor nos irá.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí