En un lugar de gran relevancia estratégica a lo largo de la historia. Se erige el antiguo puente nazarí de Tablate, una estructura que fue esencial para conectar la ciudad de Granada con la Alpujarra y la costa mediterránea. Este puente, que salva el profundo barranco de Tablate, no solo desempeñó un papel crucial en la comunicación y el transporte, sino que también está impregnado de significados históricos que reflejan los avatares de la región.
A lo largo de los siglos, el puente sufrió numerosas vicisitudes, siendo repetidamente destruido con el objetivo de dificultar el avance de tropas invasoras. Estas acciones, especialmente frecuentes durante periodos de conflicto, subrayan la importancia del puente como elemento clave en la defensa del territorio. Su reconstrucción definitiva no se llevó a cabo hasta el primer tercio del siglo XVIII, cuando los pueblos del Valle de Lecrín y de la Alpujarra unieron esfuerzos y recursos para financiar la obra. Este acto colectivo no solo garantizó la conectividad de la región, sino que también simbolizó la cooperación entre estas comunidades en momentos de necesidad.
Sin embargo, el puente de Tablate fue perdiendo relevancia funcional con el paso del tiempo. En la segunda mitad del siglo XIX, se construyó una nueva estructura en sus proximidades, más acorde con las necesidades modernas y las exigencias del creciente tráfico. Desde entonces, el viejo puente quedó relegado al olvido en cuanto a su uso práctico, aunque su valor histórico y patrimonial sigue siendo incuestionable.
El puente de Tablate en la actualidad
Hoy en día, el puente de Tablate permanece como testimonio silencioso de una época pasada, recordándonos la importancia de las infraestructuras históricas en el desarrollo y defensa de los territorios. Su emplazamiento, cargado de belleza natural y riqueza histórica, continúa atrayendo a quienes buscan conectar con la memoria viva de Andalucía.
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