El legado del Ayuntamiento de Lebrija se remonta a épocas ancestrales, marcando el rumbo de la administración política y el bienestar comunitario en esta encantadora localidad desde el siglo XV. Los primeros vestigios del “Concejo” como entidad encargada de la gestión política y administrativa se remontan a este periodo. En sus inicios, este organismo estaba compuesto por dos alcaldes, dos jurados, un aguacil y un mayordomo, así como varios regidores, encargados de velar por el orden y la prosperidad de la comunidad.
En el devenir de los años, surgió una interesante dinámica en la elección de los alcaldes, donde desde 1592 uno de los cargos era reservado para los “hidalgos”, mientras que el otro recaía en habitantes del pueblo sin este título nobiliario. Sin embargo, con el paso del tiempo, esta práctica se desvaneció, debido en parte a la ausencia de nobles con las capacidades y vocación requeridas para ocupar dicho cargo, consolidando así una nueva dinámica en la elección de autoridades locales.
El Cabildo y Cilla Municipal, precursor del actual Ayuntamiento, emergió como una institución vital para garantizar el buen funcionamiento de la villa y salvaguardar el bienestar de sus ciudadanos. En Lebrija, este órgano tenía su sede en la Plaza Rector Merina, frente a la majestuosa Parroquia de la Oliva, desempeñando un papel fundamental en la vida cotidiana de la comunidad.
Sin embargo, a medida que avanzaba el tiempo, el edificio que albergaba al Cabildo y Cilla Municipal comenzó a mostrar signos de deterioro. Esto dio lugar a una serie de mudanzas temporales, con el propósito de asegurar la continuidad de sus funciones en el corazón de la ciudad. Finalmente, en 1868, el Ayuntamiento abandonó de manera definitiva su antigua morada en la Plaza Rector Merina para trasladarse al emblemático edificio de la Plaza de España, antes conocida como Plaza del Arco. A pesar de este traslado, las obras en el nuevo edificio llevaron a establecer la sede del Ayuntamiento durante algunos años más en una vivienda ubicada en la calle Corredera.
Estos avatares históricos no solo revelan la evolución administrativa de Lebrija, sino también el compromiso constante de sus habitantes con el progreso y el desarrollo de su comunidad. El Ayuntamiento de Lebrija, arraigado en una rica historia de servicio público, continúa siendo el pilar sobre el cual se construye el futuro de esta encantadora localidad andaluza.
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