El ferrocarril en Andalucía guarda en sus entrañas vestigios de un pasado que, aunque en muchos casos olvidado, sigue latente en el paisaje. En mi reciente visita a la antigua estación de El Cuervo, me encontré con un escenario donde el tiempo parece haberse detenido. O, mejor dicho, donde el tiempo se ha encargado de borrar casi todo rastro de lo que en su día fue un punto de actividad ferroviaria. Hoy exploraré esta belleza seca de El Cuervo.
De la estación en sí, apenas queda nada. Tan solo unas vías amontonadas y un par de pequeñas casetas, probablemente restos de antiguas instalaciones auxiliares. Aquel lugar, que en otra época sirvió como nexo entre localidades y testigo del ir y venir de trenes, pasajeros y mercancías, hoy es poco más que un vestigio silente. A pesar de ello, su esencia sigue presente en cada elemento que sobrevive al abandono y en la atmósfera de melancolía que envuelve el entorno.
Para documentar mi visita, me dediqué a explorar y fotografiar la zona. La idea de este artículo no es tanto centrarme en la descripción detallada de la estación desaparecida, sino compartir las imágenes que logran capturar su esencia. Entre mis instantáneas, destacan aquellas que retratan la vegetación que ha reclamado el espacio donde antaño transitaban los trenes. Especialmente llamativos resultan los cardos secos, cuya presencia refuerza la sensación de olvido y resistencia del entorno.
Estos paisajes, aunque despojados de su antigua vitalidad ferroviaria, encierran una belleza singular. Son testigos de la transformación del espacio y nos invitan a reflexionar sobre la evolución del ferrocarril en Andalucía, sobre el paso del tiempo y sobre cómo la naturaleza termina por reclamar lo que una vez fue del hombre.
A continuación, os dejo con una galería de fotografías que capturan la esencia de mi recorrido por la antigua estación de El Cuervo. Espero que las disfrutéis y que, a través de ellas, podáis sentir un poco de la historia y el alma de este rincón ferroviario perdido en el tiempo.









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