En mi opinión, uno de los templos más bonitos del centro histórico de Martos. Ha sabido conservar tanto la capilla como el convento perteneciente a la orden de la Santísima Trinidad y de los Cautivos, uno de los doce que existen en España, un excelente estado de conservación.
Su origen es bastante antiguo en una de las épocas que, tal vez, fuera de mayor esplendor de la localidad jiennense. Sus orígenes se remontan a la segunda mitad del siglo XVI, edificado sobre los terrenos cedidos por Aldonza de Rivas y Ortega, quien por entonces era una rica y caritativa vecina de Martos.
Quizás uno de los elementos que más llaman la atención en la actualidad es el féretro de cristal que alberga los restos incorruptos de la religiosa María Francisca Espejo Martos, quien fue martirizada una madrugada de enero de 1937.
Actualmente residen en el interior del monasterio una pequeña comunidad de monjas dedicadas por entero a la vida contemplativa y que se han hecho famosas por sus trabajos de bordados y repostería.
A falta de disponer fotografías del interior del templo, de momento nos conformaremos con su fachada principal que se abre a la calle Real.
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