tortilla de patatas sin huevos y sin patatas
tortilla de patatas sin huevos y sin patatas

Os preguntaréis a cuento de qué se me ocurre escribir en esta sección de reflexiones sobre una receta tan conocida. Más aún, como es posible cocinarla sin contar con los ingredientes principales. La explicación es simple. He querido compartir un pasaje de un libro que leí hace ya algunos años. Y lo hago ejemplificando como, en épocas muy difíciles, nos hemos esforzado en tratar de imitar a una normalidad muy a pesar de que, más pronto que tarde, regresemos a esa odiosa realidad que nos ha tocado vivir. ¿Os suena de algo?

Os invito a que tratemos de imaginar que vivimos en otra época. Llevamos unos años en los que nuestro país se desangra en una guerra civil que enfrenta a españoles. Obvio es que la abundancia en la mesa sea cosa del pasado. El hambre se ha instalado en nuestro hogar y falta casi de todo. A pesar de ello, no es cuestión de rendirse ante las circunstancias. ¿Qué tal si tratamos de festejar un día especial con una comida extraordinaria?. Y nada mejor que servir una deliciosa tortilla de patatas. Pero, ¿dónde están los ingredientes?. Pues en este momento toma protagonismo el ingenio de aquellas amas de casa capaces de cocinar un majar con lo que pudieran encontrar.

Sirva esto como tributo para ese ingenio que nos hizo soñar con una normalidad que habíamos perdido. Os reproduzco esa curiosa receta de como hacer una falsa tortilla de patatas sin tener a mano ni huevos ni patatas:

Empezaremos por disponer la simulación de las patatas de esta tortilla a base de tres naranjas de corteza gruesa. Se empieza por rallar toda la superficie roja o amarilla de la naranja, hasta que aparezca la parte blanca, llamado albedo. De ahí precisamente sacaremos unas exquisitas patatas, aunque sí, también simuladas. Posteriormente se hervirán durante algunas horas a fin de quitar ese típico amargor de la fruta. La sazonamos con sal y, a continuación, la freiremos en la sartén al igual que haríamos con unas patatas reales.

Ahora le toca el turno al huevo. Para conseguir una textura y sabor similares frotaremos un ajo en un plato añadiendo algunas gotas de aceite y un poco de sal. Agregaremos cuatro cucharadas soperas de harina, una pequeña de bicarbonato, pimienta el polvo y ocho cucharadas soperas de agua.

Nos queda, para finalizar, batir esta mezcla en la sartén con las simuladas patatas y cuajar una tortilla que, ni por casualidad, sabrá igual que una de verdad. Pero al fin y al cabo ¿no se trata de saciarse y engañar al hambre?.

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